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martes, 11 de julio de 2017

Tres años celebrando la vida

Dicen que a la tercera va la vencida, y muchas veces es así... pero, si algo he interiorizado en los últimos años es que todas las batallas en las que hayas aprendido algo en positivo, has vencido en cierta medida. Para cada uno de nosotros, cada día es un regalo, y gente como yo lo valoramos a cada instante. No por ser especiales, no por ser fuertes, no por ser sensibles... Por haber estado cerca del otro barrio y estar aquí para contarlo. Por haberle visto la cara a la muerte, y estar aquí para sonreírle a la vida. Como oí una vez, y me encantó, vivimos temiendo la muerte, cuando a lo que realmente le tememos, muchas veces, es a la vida. 

Cada día es un regalo, y lo agradezco cada mañana... pero hoy en especial, y es la excusa para celebrar. Hoy hace 3 años había empezado la batalla más dura y larga de mi vida, y lo hacía agradecida. Celebraba tener la oportunidad de llegar a tiempo para luchar, y entre agujas, puntos, pastillas y goteros, intentaba mantener la sonrisa.

Un año más tarde, celebraba la libertad en el más amplio sentido de la palabra. Había vuelto a nacer, todo parecía nuevo de nuevo. El primer baño en el mar fue una experiencia mágica, el primer baile, cada paseo, un día de lluvia, una cita... todo eran pequeñas nuevas - viejas aventuras. 


Al año siguiente celebraba aún más llena de vida, cada día sintiéndome mejor. Con la misma ilusión, esperanza y deseos, pero cada día con más fuerza, menos cansancio y más energía. Cada día las cosas se hacían más sencillas. Volvía a sentirme verdaderamente libre, dueña de mi. Poco a poco volvía a ser independiente... De nuevo éramos mi alma, mi cuerpo y yo, y podíamos con todo. 

Hoy, tres años más tarde y unos cuantos postoperatorios, puedo decir que sí... he acabado! Esta historia se ha acabado... y espero sea así por mucho tiempo, o el adecuado. Diría que, por fin, me siento completa, plena... pero sería un error, pues siempre lo estuve.

Por primera vez en toda mi vida adulta, no he necesitado NADA. Puede que esto hoy no lo entiendas, pero no... No necesito nada. Lo tengo todo cuando abro los ojos cada mañana, siento el aire llegar a mis pulmones, oigo el silencio y me hago un café. No necesito nada cuando me doy cuenta que he ido recuperando el olfato, el gusto, la sensibilidad, ya casi no se me duermen ni las manos ni los pies, tengo uñas, pestañas.... Hasta unos rizos preciosos. No necesito nada cuando veo la sonrisa de mi padre, los ojos de mi hermano al hablar de sus metas a punto de cumplir, cuando oigo a mis amigas reír por algo absurdo, cuando suena el teléfono y es alguien especial al otro lado del mundo.... No necesito nada más.    

A veces lo tenemos todo y no somos realmente conscientes de ello y, como la vida me regala la oportunidad de haber llegado hasta aquí, quiero retribuirle ofreciendo la oportunidad de recordárselo a todo aquel que tenga cerca, de ser feliz sin más y estar agradecido. Sí, ten sueños y busca la manera de cumplirlos; Ten metas, deseos, caminos por recorrer... pero recuerda que la meta no es el destino, sino el camino. Lo que haces cada día, y no sólo eso... sino lo que tienes a cada paso. Por absurdo que te parezca, siente el aire que respiras, cada caricia, disfruta de cada sabor que paladees, cada imagen que veas. Se agradecido a cada momento y vívelo realmente... es único. 

No pases la vida buscando la felicidad, ni la paz, ni el amor... están en ti, aquí y ahora, en ninguna otra parte. 

Vive tu vida como tú quieras y no como quieran los demás, haz lo que sientas que es mejor y ten presente que, para salvar a otro, primero tienes que salvarte a ti mismo; que para cambiar el mundo, tienes que empezar por casa, y que nunca sabremos cuanto tiempo nos queda... si hoy es nuestro último adiós o el primero de muchos más de los que podamos contar. Por lo que, no te dejes cosas en el tintero, no esperes ocasiones especiales, di lo que sientes y actúa en consecuencia con tus pensamientos, emociones y valores. 




lunes, 11 de julio de 2016

Un día como hoy...

Un día como hoy, hace dos años, me levanté temprano y desayuné con papá, nos esperaba una larga mañana. Me apoyaba en él o en la pared para caminar porque no podía ponerme erguida. No había cumplido ni 20h de haber salido de quirófano, de una sencilla pero molesta intervención. 

Llegamos y la espera fue un poco larga, pero a mi me parecía eterna. Quería entrar cuanto antes y empezar de una vez. Al verme, mi oncólogo me propuso un par de veces posponer el primer gotero... Pobre hombre, no tenía idea de lo que acababa de hacer. Lo bueno es que, por lo visto, está acostumbrado a ver todo tipo de reacciones, y la mía hasta le hizo reír.

Una pioja, mandona, pequeña pero con la energía suficiente como para comerse el mundo, prácticamente regañándolo por siquiera plantear semejante cosa. Había madrugado, había desayunado bien, me había puesto guapa y era el día de mi cumpleaños... No regresaría a casa sin haber empezado. 

Y así fue. Entré a paso de tortuga pero con una sonrisa que no me cabía en el rostro. Era una sala con todos nuestros sillones dispuestos uno al lado del otro en forma ovalada, concéntricos a la mesa de las enfermeras (todas muy cariñosas, por cierto). Al acabar, volvimos a casa y entonces pudimos celebrar. Nos esperaba una deliciosa tarta de fresas home made. Gracias, estaba deliciosa.
Un día como hoy, hace un año, celebraba con quienes me habían tomado de la mano para no soltarla más, haber ganado la batalla y estar empezando una nueva etapa con una nueva y, en working progress, mejorada versión de mi misma. Si bien había sido el año más duro de toda mi vida, también había sido el año que -con diferencia- más me ha aportado. 

Cada vez que salía a la calle, me parecía ir caminando sobre las nubes. No podía borrarme la sonrisa del rostro y aunque aún estaba agotada, tenía tantas ganas de hacer tantas cosas que parecía que iba a explotarme el pecho. Un universo de emociones tan o más intensas que la primera vez de todo. La primera escapada, el primer baño de nuevo en el mar, el primer corte de cabello... Un mundo de pequeñas cosas que ahora sabían a maravillosas aventuras. 

Ese working progress implicaba también mucho trabajo. Había mucho que hacer, mucho que arreglar y aún un largo trecho de camino por andar. Pero por extenuante que fuese, valía la pena cada esfuerzo porque con la suma de muchos de ellos iba dando pequeños pasos. 

Hoy celebro mi 2º cumpleaños llena de vida, como en estos últimos dos años, eternamente agradecida. Agradecida:

  • Con Dios y la vida por permitirme despertar cada mañana
  • Con mi Mamá, por haberme dado la vida 2 veces, por ser mi heroína, mi ejemplo a seguir, mi Angelito de la Guarda
  • Con los dos hombres de mi vida, mi Papá y mi hermano, que fueron mis agarres a la vida y son mi todo
  • Con esas amigas que fueron (son) como hermanitas que me regaló la vida. Gracias por tantos cuidados, tanta atención, preocupación, compañía, apoyo y cariño
  • Con quien me escuchó y ayudó en silencio en el momento preciso, porque te debo la vida
  • Con todos los que estuvieron para mi familia y para mi de todas las maneras posibles, y muchos sin importar la distancia
  • Con España, porque aunque todo sea siempre mejorable, y la nuestra se haya visto golpeada por la crisis, tenemos una Sanidad Pública impresionante y envidiada por otros países del también llamado  1º Mundo
  • Con el equipo del Hospital de La Ribera (médicos, enfermeras, técnicos, auxiliares...), porque son increíbles. Su trabajo, cercanía y empatía son dignos de aplauso
  • Con la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), porque su labor es encomiable y lo que hacen no tiene precio. 
Son muchos los motivos por los que estar felices y agradecidos de estar aquí. Han sido 3 cumpleaños muy distintos, pero en todos ellos había algo en común:

Un día como hoy... celebro LA VIDA. 


miércoles, 1 de junio de 2016

Mi mejor regalo

De pequeñita, anhelaba la compañía de un compañero de juegos, por lo que un día le pedí a Mamá tener un hermanito. Tuve tanta suerte, que justo al pedirlo, ¡ya estaba en el horno!

Cuando llegó, fue un gran regalo. Me encantaba cuidarlo, tenerlo entre mis brazos, aún siendo yo también una pitufita. No me cansaba de mirarlo... era tan guapo, pequeñito, tierno; Era mi tesoro, sentía que debía protegerlo del mundo. Era, en cierta forma, mi muñequito. Ése que paseas en el carrito, le das biberones, cambias los pañales y estrechas fuerte entre tus brazos. 

Su llegada también implicó aprender a compartir... Compartir el espacio, la atención y los mimos. Ya no todos los regalos eran para mi, ni miradas enternecidas de todos los que venían a casa o los amigos de la familia. Tampoco los halagos... Y supongo que, aunque probablemente me haya sido difícil, no lo recuerdo. Sólo recuerdo esa emoción tan grande que ha invadido mi ser desde que él llegó: amor

Conforme fue creciendo, dejó de ser mi muñequito para ser mi compañero de juegos y travesuras. Cuantas tardes jugando a las muñecas y los carritos, haciendo desastres en la cocina, inventando capas para que los muñecos volaran, comiéndonos latas de leche condensada a escondidas (no entiendo cómo no acabado alguna vez en coma glucémico...).

Con los años, además de compañeros de juegos, travesuras, risas y desastres, nos habíamos convertido en los más íntimos e inseparables amigos. No había secretos y sólo una mirada lo decía todo.  Era su confidente, su apoyo, su consejera, maestra, cuidadora, su alcahueta pero también a veces su delatora, su guardaespaldas... Como a alguien se le ocurriese hacerle algo, la pagaba caro.

Un día cualquiera volvía a casa, y al llegar encontré un chico alto y musculoso. En un abrir y cerrar de ojos, mi tesoro, mi pequeñín, era un hombre mucho más grande y fuerte que yo. Ese muñequito al que había estado cuidando con tanto mimo, ahora me estrechaba entre sus brazos para protegerme de la crueldad del mundo... Y me sentía tan segura...

El tiempo no pasa en balde para nadie, y con él cada uno de nosotros va tomando su rumbo. Pero hay lazos que no se rompen nunca, ni con el más feroz de los tornados. Decir que no hubo sus más y sus menos, sería mentir. La fuerza del amor verdadero radica en la fortificación de los lazos en los momentos difíciles.

Aún recuerdo cómo se enfadaba cuando discutíamos de pequeños, y cuánto me reía cada vez que me decía "¡Ya verás cuando sea mayor que tú!" Toda la infancia y adolescencia sentí tener que ser su ejemplo a seguir, cometer el mínimo de errores posible, ser la grande, la fuerte, la protectora... 

¿Cómo expresar lo que sentía cada vez que lo miraba, recordando todo aquello, y él entonces se había convertido en mi grandullón? Cuantos sentimientos encontrados. Debía seguir siendo la grande y fuerte, pero ahora era él quien salía en mi defensa como todo un verdadero guardaespaldas cada vez que alguien pretendía hacerme daño. 

Ha pasado el tiempo y mi pequeño grandullón es todo un hombre hecho y derecho. Ahora somos dos adultos que comparten y divergen en opiniones, ideologías, y pensamientos; que han pasado mil y un batallas, han sido compañeros de juegos y juergas, de amargos llantos y estruendosas risas.

Aprendemos uno del otro, nos apoyamos, nos protegemos, nos cuidamos, nos escuchamos; Nos acompañamos en este maravilloso viaje de vivir... y, por supuesto, lloramos de risa -de tanto en tanto- recordando nuestras travesuras, juergas y secretos.

Sólo quien tenga hermanos puede entender lo que se siente, los lazos tan profundos e irrompibles que tejen. Cuando amas tan profundamente que no hay nada que sea totalmente imperdonable; Cuando no hay distancia ni tiempo que causen mella; Cuando las caídas son sólo el punto de partida, del que de la mano se sale juntos adelante. 

No podría imaginar una vida sin ti, Dani, el mejor regalo que Papá y Mamá me han podido dejar. 




lunes, 30 de mayo de 2016

La crisis como oportunidad

Desde el principio de los tiempos, las crisis han sido grandes oportunidades. Si miramos atrás, encontraremos grandes crisis mundiales, o conocidas a nivel mundial, como la recientemente vivida desde 2008 y más conocida como " La Gran Recesión", "La Gran Depresión" o "Crisis del 29", "El Corralito Argentino" (2001), "La Hiperinflación Alemana" (1921-1923), "El Efecto Tequila"  (México 1994), "El Lunes Negro del 87" (EEUU), "La Crisis Petrolera del 73" o "La Crisis de Kuwait" (1992).

Todas ellas tienen algo en común: fueron terribles, devastadoras, pero a la vez se convirtieron en grandes oportunidades para quienes supieron sacarles provecho. De hecho, si buscamos el significado de "crisis" encontraremos varias maneras de explicarlo, pero creo que una de las que, a mi parecer, mejor lo resume es la siguiente "Coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución".

Como en todo lo que nos acontece, podemos vivir como víctimas o como vencedores. Así como en España, y a nivel europeo, se fueron tomando las medidas que se fueron considerando oportunas para paliar los efectos de la intensa crisis (y dejando completamente de lado opinión política o respecto a las medidas tomadas), en nuestra vida diaria pasa lo mismo. 

"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo" (Albert Einstein). Si hay algo en tu vida que no va bien, en lo que no avanzas... probablemente debas cambiar los métodos. Rendirse no es una opción, pero aceptar que quizás ése no es el camino correcto puede ser una sabia manera de afrontarlo.  

Quedarte sin trabajo, por ejemplo, puede ser una desgracia o una gran oportunidad. Seguro que más de una vez te han dicho "cuando se cierra una puerta, se abre una ventana"... A veces al cerrarse una puerta, puede ser que  se esté abriendo un portón, en lugar de una mísera ventanita. Todo está en cómo enfoquemos la situación que se nos presenta y cómo la afrontemos. 

Son más que conocidas las famosas crisis existenciales de los 30, 40, 50 ó 70! Momentos en los que nos replanteamos la vida, la razón de nuestra existencia e incluso hasta nuestras creencias y valores. Hay quien lo vive durante días, otros semanas y hay quien pasa por ello hasta durante años. Cada uno a su manera, en su intensidad y con sus consecuencias.

Éstas, normalmente, se ven desencadenadas por un suceso de mayor o menor envergadura que genera esa sensación de vacío, desánimo, e incluso hay quien le sume en profunda tristeza y desasosiego. Bien, así como en las grandes crisis mundiales hubo que tomar medidas para salir de ellas, las crisis personales también lo requieren. 

Invitan, o más bien obligan, a la reflexión sobre la propia vida, nuestras motivaciones, lo que nos hace realmente felices, la búsqueda de qué es para nosotros la autorrealización. Darle, o encontrar de nuevo, un sentido a nuestra existencia. 

Los sentimientos de frustración, vacío, desasosiego no son tan negativos como pensamos. De hecho, el sufrimiento que nos provoca esos sentimientos que catalogamos de "negativos", es lo que nos conecta con la necesidad de cambio. Es decir, los sentimientos "negativos" son también necesarios para nuestra supervivencia, para nuestra evolución y maduración personal. Eso que llamamos crisis es la fuerza que nos lleva a salir de la zona de confort e ir en busca de respuestas, cambio y mejoras. Responsabilizarnos de nuestros actos, decisiones... de nuestra propia vida. 

Si tienes una herida, debes limpiarla, desinfectarla y curarla. Si por el contrario, la tapas para "no verla" probablemente empeore y lo que empezó como una simple lastimadura puede acabar en una gran infección. Lo mismo pasa con nuestras emociones.

Permítete sentir, acepta tus emociones y trabájalas. No huyas de ellas. Postergar, a veces puede ser una necesidad, pero rehuirles eternamente no va a solucionar nada, más bien puede ocasionarte serios daños a largo plazo. Reprimir puede llevar consigo consecuencias más serias de las que imaginas en un principio. 



jueves, 26 de mayo de 2016

Te hiciste eterna...

Dicen que morimos el día que dejan de amarnos, de pensarnos, de extrañarnos... Son tantos - desgraciadamente - los muertos en vida. 

Hay muchas teorías, tantas creencias como personas hay en el mundo. ¿Qué hay después de la vida que conocemos? ¿Qué viene después? Cada credo tiene su relato y cada uno de nosotros, a fin de cuentas, acabamos creyendo lo que queramos creer. Pero si hay un cielo, hoy de las nubes se oye música y los ángeles cantan.

Hoy se cumplen dos años de tu partida, y estoy segura que donde quiera que estés, estás sonriendo. No hay dolor, ni tristeza, ni angustia, ni ansiedad. Estás en paz, armonía y tranquilidad. Sé que desde donde quiera que estés, nos miras, nos cuidas y estás con nosotros cada momento. 

Aquí, en cierta forma, se te echa mucho de menos. Son muchas las veces que queremos abrazarte, besarte, oírte. Tu voz era tan dulce... No importaba lo que ocurriese, ni lo terrible que fuese, tu voz lo calmaba todo. No hubo persona que te conociese que no quedase obnubilada con tu dulzura y armonía. La paz que transmitías. 

Era imposible no perderse en la inmensidad de esos hermosos ojos verdes. Hoy me doy cuenta que eran verde esperanza, como tu color favorito y el lema de tu vida. Eran tan bellos como el reflejo de tu alma; Lo decían todo. Hablaban de tu cautivadora inocencia, tu bondad infinita, la gratitud inmensa que sentías con la vida. De tu transparencia, nobleza, lealtad... de tu fuerza luchadora. 

Echo de menos nuestras tardes de chicas, esos cafés de charlas interminables, los paseos por la playa, nuestras confesiones inconfesables, nuestras risas cómplices, esas llamadas en cualquier momento para contarnos cualquier cosa... hasta la más insignificante. 

Echo de menos muchas cosas, muchos momentos... pero no a ti. No se puede echar de menos a quien no se ha alejado, a quien no se ha ido del todo... y tú sigues aquí. En cada cosa que hacemos, cada sonrisa, cada lágrima, cada triunfo...

Me cuesta, a veces mucho, evitar sentirme culpable. Yo estoy aquí, bajo este cielo azul, mientras tú... Me resulta injusto. Es difícil no sentirse mal por haber sobrevivido a la batalla que te venció. Pero cuando eso pasa, recuerdo todas aquellas cosas que me dijiste. Esos mensajes llenos de sabiduría, amor y vida. Pienso en lo feliz que te habrá hecho ver cómo había ido aprendiendo de tus pasos y lo orgullosa que, seguramente, estás de nosotros. 

Pienso en las promesas que hicimos y todo aquello que me pediste... Y creo que, aunque siempre todo es mejorable, no lo hice nada mal. Fui aprendiendo de los errores que iba cometiendo, y de todas esas cosas que me enseñaste. 

Me pediste que cuidase de Papá y mi hermano, y eso hice... y ellos igual o más a mi. Son mucho más fuertes de lo que imaginabas, pero estoy segura que lo sabes. Papi, cada día más que el anterior, nos regala reflexiones tan profundas que quisiera grabarlas para repetirlas una y otra vez. Seguro que lo ves y te cae la baba... cómo habla de ti, cómo te recuerda y cuánto irradia con sólo pronunciar tu nombre. 

Tus amigas recuerdan tu mágica sonrisa y esa risa divertida y contagiosa que recordamos todos. Eso creo que lo heredé de ti... la risa divertida, sonora y contagiosa. Mis amigas recuerdan tu dulzura y armonía. Todas me hablan de la paz que les transmitías y lo mucho que les gustaba y relajaba hablar contigo.

Dicen que mueres el día que dejan de quererte, de pensarte, de extrañarte... pero tú naciste inmortal. Calaste tan hondo el corazón de todos los que tuvimos la fortuna de conocerte, que es imposible olvidarte y más aún, no amarte. Estás en nuestros corazones, nuestros recuerdos, nuestra piel... tatuada en nuestras retinas. 

El día que Dios te tomó de la mano para llevarte con él, ese día - Mami - te hiciste eterna... 





lunes, 16 de mayo de 2016

Historias que inspiran: Marcos Marini

Son muchas las historias que nos pueden servir a muchos de inspiración. Desde personajes archiconocidos como Mark Zuckerberg, pasando por aquellos como el Dr. Pedro Cavadas (conocido cirujano plástico español, especialista en trasplantes de extremidades) y personas de a pie. Esas con las que quizás te cruzas a diario, y no tienes ni idea de cuánto podrían aportar a tu vida. 

Naturalmente no podemos conocer a todos, pero haciendo honor al nombre y razón que dio origen a este blog, he decido dar a conocer historias maravillosas que seguramente no conocías, y pueden - más allá de robarte una sonrisa - servirte de fuente de inspiración para esos momentos en los que no se ve del todo con claridad. Empiezo con una historia que seguramente te va a cautivar... 

En 2011 compartía piso, éramos 4 personas. Quedó una plaza libre y pusimos un anuncio. Vino cantidad de gente, para todos los gustos y colores. De todos los candidatos, elegimos a un chico argentino. Él fue el ganador... o eso fue lo que le dijimos. "Marcos, te hemos elegido a ti". Pero en aquel momento realmente habíamos ganado todos por el simple hecho de habernos conocido. 

Era la envidia de sus amigos, vivía con 3 mujeres de armas tomar (modestia aparte), pero nosotras también fuimos la envida de unas cuantas. Fue un gran compañero de lo que en aquel momento era nuestro hogar. Un chico pulcro, organizado, dulce, franco, cariñoso, colaborador, cercano, muy detallista, responsable, y muy... muy deportista. Salía cada día a correr, a andar en bici, y nos invitaba a todos a ir con él. Acabó convirtiéndose en el entrenador de todos los amigos que fue haciendo en el tiempo que estuvo aquí. 


Al principio de la convivencia hubieron cosas que me llamaron la atención en su comportamiento, sus razonamientos, comentarios y su forma de ser. Tampoco entendía bien a qué se dedicaba... Pero en cuanto supe su historia, entendí muchas cosas. Una de ellas, que había llegado a mi vida por algo. 

Marcos nació con Fibrosis Quística (FQ). Una enfermedad genética grave, crónica y degenerativa, que afecta al sistema digestivo, respiratorio y reproductor. Requiere tratamiento diario de horas, además de la ingesta de un sin fin de medicamentos que le ayudan a procesar los alimentos y paliar los efectos de la enfermedad. 

En España, se estima una incidencia de 1/5000 nacidos vivos, mientras que 1/35 son portadores sanos. Es una enfermedad de gen recesivo, lo que quiere decir que se sufre cuando se hereda el gen defectuoso de ambos padres. Si se hereda sólo un gen defectuoso, se es portador sin padecerla pero con la posibilidad de transmitirla a la descendencia. 



No existe tratamiento curativo, pero sí posibles tratamientos que permitan la mejora de la sintomatología y alarguen su esperanza de vida. En casos muy severos, puede llegar a suponer la necesidad de un trasplante pulmonar y/o hepático.  

Marcos pasó parte de la infancia en el hospital, entre enfermeras, jeringuillas, cables y pastillas. Vivió aquella época anhelando la libertad de ser "un chiquillo normal". Como los que veía a través de la ventana de su habitación, que daba a un parque. Los médicos le decían que, con suerte, llegaría a los 25 años de edad... 

Su relación con la enfermedad, obviamente, fue muy dura. Pasó por diferentes etapas: La negación, negarse a aceptar tu realidad: Estás enfermo y no tiene cura; La rebelión, ¿y por qué yo?; La reflexión... y finalmente la aceptación. La aceptación te lleva a la acción, y en su caso, la acción le llevó al deporte. 

A él, el deporte le ha salvado la vida. Para él, literalmente, el deporte es su vida. Corre, y a través de las carreras en las que lo entrega todo, envía su mensaje. "El deporte me salva cada día". Compara los maratones (42km) a los que asiste, con la historia de su vida: un constante esfuerzo, una lucha diaria por llegar a la meta.

En cada carrera puede perder entre 3 y 4 kilos. Suda de 7 a 8 veces más que una persona normal, y todo lo que come, lo elimina (si no toma aquel sin fin de pastillas antes de cada comida), porque no produce las enzimas necesarias para absorber el alimento. 

Entrena a diario. Para él la preparación física es fundamental, aunque implique riesgos. Ya no sólo por todas las carreras que corre y eventos en los que participa, sino porque ese entrenamiento diario es lo que le permite VIVIR y darse el lujo de vivir de igual a igual con cualquiera de nosotros... o eso cree. En mi opinión, no es así... es extraordinario. 

Dice que sus dos pilares fundamentales son su voluntad y la fundación Secreto Fiqui, donde es la imagen motivacional y fuente de esperanza para todos aquellos que sufren la misma enfermedad. 

Secreto Fiqui se creó en Junio de 2010, con la intención difundir la experiencia de Marcos en su relación con la enfermedad y el deporte. Se convirtió en el nexo entre miles de historias de distintos rincones del Mundo. Durante 2010 y 2011, cuando le conocí, estaba intercambiando experiencias en España con diferentes ONG y Fundaciones en diferentes Congresos Europeos. Luego, a partir de 2012, difundieron el proyecto en Argentina (su país de origen), Brasil, Ecuador y buena parte de Latinoamérica. 

Marcos es periodista y deportista. Usa sus dos pasiones para difundir con la palabra el ejemplo de su vida, y enviarnos su mensaje; Su lema personal, y de la fundación que representa: "El deporte es tu mejor medicina"

" A mí la Fibrosis Quística no me enseñó a morir, me enseñó a vivir"























lunes, 25 de abril de 2016

Los 5 dones

La desgracia de nacer sanos, enteros y bien es que no siempre sabemos valorar lo afortunados que somos... porque lo somos, y lo somos tanto que no nos damos cuenta. Concebimos como derecho lo que es un don.  La vida nos ha concedido 5 sentidos, 5 dones que se nos han dado para ser utilizados. 

La vista. Los ojos están hechos para ver, mirar y contemplar. Hay tanto para ver, tanto por descubrir. Un mundo entero que recorrer. Cierra los ojos, y vuélvelos a abrir... pero esta vez se consciente de para qué los tienes y empieza a ver, para poder mirar y luego contemplar, que son 3 cosas muy distintas. Mira a tu alrededor, detalla en cada cosa, animal, persona que tienes cerca en este momento. Todo tiene una historia, todo lo que te rodea tiene algo para ti. Obsérvalo, repara en cada detalle. Cuando abras los ojos cada mañana mira todo lo que tienes y agradece, porque eres afortunado. Cuando salgas a la calle, disfruta de cuantas cosas bellas tienes cada día en los caminos que recorres una y mil veces.  ¿Sabes cuánta historia tienen en sus raíces y hojas los árboles que ves cada día? ¿te has fijado en la nueva decoración de la cafetería de la esquina, el pelo brillante del perro de tu vecina, la sonrisa de esa chica que va con muletas o la melancolía del señor mayor del kiosco? Cruza la mirada con quien te encuentres de frente. Los ojos son el reflejo del alma, y si ves, miras y observas encontrarás mil y una historias sin haber cruzado si quiera una palabra. Verás tristezas, alegrías, melancolía... tantas emociones como personas encuentres en el camino a donde quiera que vayas hoy. Mírate... contémplate. 

El oído. El sistema auditivo te ha sido concedido para oír y escuchar. Parecen sinónimos pero no son lo mismo. Oír es sólo percibir el sonido, escuchar implica prestar atención a aquello que oyes. Oye... y aprende a escuchar. Escucha el sonido del mar, del viento, los pájaros.. los pasos de quien camina. Cuando alguien te hable, no sólo le oigas... escúchale. No tienes idea de cuanta información estás perdiendo por el camino. Escucha tu coche, los edificios, el mover de las hojas, la tierra, el aletear de las mariposas. Escucha tu respiración, tu corazón, tus pasos... tu cuerpo. 

El gusto. Las papilas nacieron contigo para que degustes los sabores que conoces y los que no. El placer de disfrutar de un helado, un taco, una arepa, una paella, pizza, sushi, o tarántulas fritas... lo que quieras. ¡Prueba! la vida en sí es un sin fin de sabores que merecen ser degustados. A veces puede ser amarga, incluso ácida... pero también dulce y con una pizca de sal y picante. Prueba, mezcla, inventa... No engullas, saborea. 

El olfato. Aunque no tenemos la capacidad olfativa de otros mamíferos, podemos distinguir entre dos mil y cuatro mil olores distintos... Siente el olor de tu bebé, del libro que lees o la tarjeta que te han enviado, el olor de las flores, del mar, de la lluvia, de la zanahoria que vas a poner en la ensalada... el olor de las tostadas y de esos zapatos nuevos. Huele tu piel...

El tacto. La piel fue hecha para sentir. Toca y déjate tocar. Sal y déjate acariciar por el aire como el roce de la seda, déjate abrazar por el calor de los rayos del sol. Y si llueve, déjate mojar... Siente su humedad... Cómo el agua cae y se desliza por todo tu cuerpo... Toca, acaricia, abraza, aprisiona... Siente las formas, rugosidades, durezas, la temperatura. Siente tu propia piel...

Si cada uno de estos sentidos es maravilloso en sí mismo, imagina disfrutarlos y exprimirlos hasta gastarlos. Desgraciadamente, con relativa frecuencia, no sabemos apreciar lo que tenemos hasta sentir o prever su falta... No esperes a poder perder uno de ellos total o parcialmente. Vívelos, disfrútalos... desgástalos. 

Emplea tus 5 sentidos en todo lo que hagas. Cuando abras los ojos por la mañana, mira, observa y contempla todo lo que tienes... es maravilloso. Hacerte ése café por la mañana puede ser toda una experiencia de inmenso placer, ¡Disfrútalo! Tócalo, siente su tacto; óyelo, escucha el sonido del empaque al abrirlo, el sonido de la cafetera; Míralo, contempla su color, su textura... Bébelo sorbo a sorbo, sintiendo y disfrutando de su sabor.

No te deglutas la vida, saboréala como lo haces con esa última onza de chocolate... despacito, intenso, sabroso... 




sábado, 23 de abril de 2016

¿Quién se ha llevado mi queso?

Hoy,  Sant Jordi (En Cataluña) y Día Mundial Del Libro, no puedo dejar pasar por alto un post que llevaba tiempo queriendo publicar. En 1998 Spencer Johnson (psicólogo y escritor estadounidense) publicó un libro titulado ¿Quién se ha llevado mi queso?, que me gustaría relatarte muy resumidamente. Puede que se te haga un poco largo pero, por favor, léelo hasta el final. 


La obra relata la historia de 2 ratoncitos: Oli (Oliendo) y Corri (Corriendo) y 2 liliputienses (personas diminutas, del tamaño de los ratoncitos), cuyos nombres eran kif y Kof. Se desarrolla en un laberinto en el que los 4 personajes pasaban el día buscando sus quesos favoritos. Muchas veces sin encontrar nada, pero al día siguiente continuaban buscando. 
Los ratoncitos, Oli y Corri, recorrían un pasillo y si no encontraban nada, daban la media vuelta y buscaban en el siguiente. En cambio Kif y kof empleaban su capacidad de pensar y aprender de experiencias pasadas. 
Al cabo de un tiempo ambas parejas consiguieron el tan ansiado queso y volvían al mismo punto cada día, pero Kif y Kof empezaron a relajarse y llegaban cada día más tarde.... Tenían el queso asegurado. Hasta que un día llegaron los ratoncitos para encontrarse con la mala noticia de que el queso estaba prácticamente agotado, por lo que se alimentaron y se fueron en busca de más. Para cuando llegaron Kif y Kof ya no quedaba nada. Entraron en cólera, se irritaron muchísimo y kif reclamó en voz alta quién se había llevado su queso. 
Los ratoncitos siguieron día tras día en su búsqueda, hasta que después de mucho trabajo dieron con otro punto del laberinto en el que había cantidades inmensas de quesos exquisitos. Por su parte, Kif y Kof analizaban y Kof proponía ir en busca de queso, a lo que Kif replicaba que había que esperar, pues el queso volvería tarde o temprano. Kof, entonces, tomó la determinación de irse y emprender su propia búsqueda.
A continuación el autor cuenta todas las peripecias y hermosos detalles del viaje de Kof en busca de su nuevo queso y el enorme crecimiento personal que ello supuso. Así mismo, relata la frustración y el estancamiento de Kif, quien se quedó a la espera de que su queso, tarde o temprano, volviese; cómo se dejaba paralizar por el miedo y la incertidumbre que producen lo desconocido. 
Al final, Kof - con arduo trabajo - encuentra un nuevo lugar con quesos exquisitos y en gran abundancia. Lugar en el que, por cierto, se reencontró con Oli y Corri, con signos de estar muy bien alimentados. ¿Por qué los ratoncitos estaban allí y tan bien alimentados? Porque su simple, y aparentemente ineficiente, método les mantenía siempre alerta. No esperaban a acabar las existencias, ni se paraban a reflexionar en la inmortalidad del cangrejo (como decimos en Venezuela), sino que actuaban. Estaban siempre alerta a las señas de cambio. No se dejaban paralizar y avanzaban.  
"Cambia, muévete cuando se mueve el queso. Disfruta del cambio, saborea la aventura y disfruta del nuevo queso"






A lo largo de la historia te va enseñando la importancia de prepararte para el cambio, de estar alerta para saber detectar los pequeños cambios que preceden a los más grandes, de no dejarte paralizar por las adversidades que se presentan en la vida y de que lo único seguro que tenemos, además del momento presente, es el cambio. Somos y vivimos en constante cambio. Las circunstancias son las que son y no podemos cambiarlas, pero sí podemos hacerlo nosotros y evolucionar con ellas... y ello llevarnos al nuevo queso, cuando el nuestro escasea o se ha acabado. 


Cuenta como más de una vez Kof quiso volver a buscar a su amigo, y de hecho lo hizo, pero no valió de nada. Fue entonces - al final -  cuando se dio cuenta que Kif, y sólo Kif, era artífice de su propio destino. Que por mucho que él quisiera ayudarle, no podría si el propio Kif no se ayudaba a si mismo. Pero al menos le quedaba la satisfacción de que si algún día su amigo decidía salir de su letargo, él le había allanado el camino, dejándole una y mil notas de sus aprendizajes, guiándole en ese maravilloso viaje de búsqueda y crecimiento. 

Para concluir: 

1- "Si no cambias, te extingues". Como decimos en España... "Renovarse o morir"... en todo lo que hagas, en todos los aspectos de tu vida. 

2- "Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre", y yo diría que más que dejarlo atrás, es aprender a gestionarlo. Es una herramienta de supervivencia...   y de superación. (de ello hablo en el post del 21 de enero de 2015 " El Miedo")

3- "Imaginarse disfrutando del queso nuevo antes incluso de encontrarlo, conduce a él"... ¿quién no ha saboreado la emoción de acabar una carrera cuando se entrena para ella? De hecho es un fuerte método de motivación. Visualizarte alcanzando esa meta por la que luchas te dará aún más fuerza para llegar a ella.  

4- "Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el queso nuevo" Cuando dejas de regodearte en lo que has perdido, dejas de perder tiempo y energía absurdamente en lo que ya no tienes. En cambio, empleas esos mismos recursos que antes desperdiciabas, en encontrar ese nuevo "queso" que buscas, quieres o necesitas

5- "Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria".... Sí, así es. Cuando saboreas el éxito del cambio, disfrutas del camino y de la meta, cada vez te cuesta menos emprender otros nuevos. 







lunes, 18 de abril de 2016

El día que volví a nacer

Viví 30 años creyendo que vivía. Desde niña había aprendido en casa a disfrutar de los pequeños detalles, de esos momentos "simples" que lo son todo... de una sonrisa, un silencio o un café. Quien me conoce sabe que soy positiva, luchadora, alegre, y que si caí 100 veces, me levanté 101. Que no hubo lágrimas sin sonrisa. 

Entonces llegó la caída más fuerte, profunda y dolorosa. Una de mis mejores amigas -haciendo un símil fantástico - dijo que la vida me había tirado al pozo más profundo; Y no sólo había caído, sino que estaba allí de rodillas, en el fondo, hundida en el fango más pantanoso... Y fue justamente ese pozo lleno de fango, lo que he llamado "la gestación". 

Cuando estás inmerso en el fango, como cuando nadas a contra corriente, poco a poco aprendes a mantener la calma. Los movimientos desesperados producto del nerviosismo te hunden más, tanto como cuanto te cansaría nadar de manera descontrolada con la corriente en tu contra... hasta el punto de agotarte, incluso ahogarte. 

Aprendes a soltar lo que llevas encima, liberarte del peso extra que te hunde y agota más. Que es mejor dar pequeños pasos, que dar un paso grande que permita avanzar más un pie, pero hunda aún más el otro. A trabajar con prudencia, permitirte la necesidad de alguna pausa para reponer energías... a "acostarte" de espaldas a él, mirando al sol, y "nadar" cuidadosamente a tierra firme. 

Una vez salida del fango, empezaba el ascenso para salir del pozo. Aquello parecía lo que en escalada llaman "en solo" (vertiente de este deporte en la que el escalador va sin cuerdas ni anclajes; Se vale de su fuerza física y psicológica, y de técnica)... pero no era del todo así. La vida te golpea, pero también te premia. 

En el duro trabajo de escalar aquel muro que parecía no tener fin, encontré en las cuerdas del amor más puro, la sujeción a la vida. Nadie podía tirar de ellas para sacarme, pero me sujetaban... y sólo saber que ellos estaban al otro lado, era mi combustible. 

Hizo frío, estaba oscuro, tuve miedo, y por momentos parecía que no podía más... pero, como en toda gestación, llegaron las contracciones y con ellas el parto. Uno duro, laborioso... pero increíble. No he sido madre, pero puedo decir que -en cierta forma - he dado a luz a la nueva yo. Y a la vez de parturienta, al renacer, lloraba para llenar los pulmones. Llenarlos de aire nuevo, de nuevo. 

Volvía al mismo lugar, con la misma gente, en la misma dimensión... pero todo lucía diferente. No sé si llamarlo sentirse en paz o haber encontrado -de cierta manera - el punto de equilibrio y armonía... pero ahora se ve todo con más claridad, y cada día con más nitidez.  

Viví 30 años creyendo que vivía, pero la muerte me enseñó a vivir. 



viernes, 8 de abril de 2016

Cuando veas la luz


Cuando veas la luz, no sé si verás tu vida pasar como en una película, si tendrás miedo o si estarás preparad@... pero definitivamente, te arrepentirás. Te arrepentirás de aquellos besos que no diste, los abrazos que te guardaste, el vuelo que no emprendiste, los te quiero que callaste, los impulsos vitales que refrenaste, los trenes que dejaste pasar, el vestido que dejaste sin estrenar a la espera de una ocasión especial... Te arrepentirás.

Como bien dijo Marie von Ebner-Eschenbach "Cuando llega el momento en que se podría, ha pasado el momento en que se pudo". Cada oportunidad es única e irrepetible, pero casi nunca es demasiado tarde para intentar encontrar ese segundo chance. Aunque no lo creas, está ahí, sólo espera por ti. Creemos que viviremos para siempre, pero nuestro tiempo corre como la arena en el reloj. Es nuestro bien más preciado, el mejor regalo que nos da la vida y que podemos dar a quien y a lo que queramos. Si quieres ser eterno, haz de cada momento una vida, así tu vida será un momento. 

No hace falta lanzarse al abismo a ciegas, ni aceptar todo lo que venga porque es una "oportunidad", ni vivir como un caballo desbocado... es aprender a no desperdiciar las realmente valederas, a cogerlas cuando vienen y no dejarlas marchar. Pero, si por el motivo que fuere, así ha sido, entonces aprender a vislumbrar el camino que te lleve a retomarla y luchar hasta conseguirlo. Nada es para siempre, pero siempre puedes volver para encontrar lo que dejaste en el camino, disculparte cuando te equivocaste, continuar lo que dejaste en stand by. "Volver al origen no es retroceder", es otra forma de avanzar, redireccionar el camino... ése que tú quieras emprender. 

Cuando mires atrás, te arrepentirás... Pero también te llenará de orgullo cada error cometido, cada inversión equívoca, cada intento fallido, porque todos ellos te habrán hecho crecer, te habrán enseñado, habrán sido un aporte al conjunto de tu YO. 

Sal, lucha, lánzate... Equivócate, cambia, reinvéntate... ¡VIVE!. Permítete equivocarte. No son errores, son lecciones... oportunidades de enmendarte, crecer, innovar. Caer no es malo, es la razón para volver a levantarse. 

Emprende ese viaje que llevas tiempo deseando, envía esa carta que escribiste y guardas en el cajón, ahorra y trabaja duro por ese negocio de tus sueños. Libérate del peso de tener que hacerlo siempre todo bien. Somos humanos, nos equivocamos, aprendemos y avanzamos. Responsabilízate de tus actos. Haz lo que tengas que hacer, y cuando lo hagas, da lo mejor de ti. Entrégate y vívelo, porque lo único certero que tienes es el ahora. Disfruta ese pastel hipercalórico que está tan bueno, baila hasta que te duelan los pies... y un poquito más, ¿por qué no?; canta con el alma aunque te vean como si estuvieses loc@, abraza porque te sale del alma, y punto; besa con sentimiento, escápate al fin del mundo... Y cuando te equivoques, no te reproches... acepta, aprende, enmienda y avanza. La vida son dos días y a nuestro reloj de arena no se le puede dar la vuelta. 

¡Que tengas un hermoso fin de semana!







jueves, 1 de enero de 2015

¡¡¡Empezamos el 2015!!!

¡¡FELIZ AÑO NUEVO!! ¡¡¡Feliz 2015 a todos!!! Espero que este nuevo año nos traiga salud - fundamental-, amor y prosperidad.... Lo demás lo hacemos nosotros. Y una vez dicho esto, no podría empezar mi post de hoy sin antes disculparme por la ausencia de estas últimas dos semanas. Han sido fechas muy duras, además de ajetreadas, y no me he sentado a compartir varias cosillas que tenía preparadas... pero que poco a poco iré publicando. 

Quizás te parezca que no es el mejor momento, pero hoy quiero compartir unas palabras que fluyeron solas en mi teclado una noche dura. Me gustaría que las leyeras detenidamente. No lo enfoques desde el punto de vista tétrico y escabroso, sino todo lo contrario. Espero que te sea de buena reflexión e inspirador para empezar este nuevo año con fuerza, convicción, y mucha vida. Que para todos aquellos que estamos pasando, de una manera u otra, un muy mal momento este inicio de año sea un renacer


"Da igual el momento de la vida en que te ocurra, una enfermedad nunca es bienvenida. Dependiendo de la gravedad y de cómo la afrontes cambiará más o menos tu vida. Yo puedo hablarte de cáncer, de cómo me afecta y cómo lo afronto. 


Darte cuenta de lo fácil que puede ser dejar este mundo te hace replantearte muchas cosas. Como ya te he comentado semanas anteriores, de la importancia de las "pequeñas cosas" de la vida... del día a día. Te da un vuelvo de 180º y todo cambia. Mamá me enseñó a apreciar hasta el canto de un pajarito por las mañanas y a ser feliz hasta por encontrar una camiseta vieja... pero aún así pasar por lo que estoy pasando me hace replantearme las cosas. 

Hace poco tiempo leí el artículo de una chica que comentaba todo lo que había aprendido durante el primer año de haber faltado su madre.... y coincidimos en varias cosas. Una de ellas, con la que más me identifiqué, es la crudeza con la que el mundo sigue girando pase lo que pase. Aquellos días, para mi, transcurrían como si se hubiera detenido el tiempo. Como si el mundo no pudiese girar más. Veía todo pasar a cámara lenta, como cuando en las películas el protagonista respira profundo y ve como todo gira en torno a él, detenido...  

Una de las cosas más duras es llegar a poder aceptar que ya no está, que no volverá... no oirás más su voz, no la verás, no la podrás abrazar nunca más... pero el mundo sigue y en mi caso siguió en la lucha por la vida. 

Como te decía, esta enfermedad -como muchas- te cambian la vida. A mi sólo se me ocurre compararlo con un renacer. Es duro, sí... muy duro... pero los partos también son dolorosos y traen una nueva vida al mundo.... y es lo que hacemos. Una dura lucha por nacer de nuevo y tener una nueva oportunidad. Siempre oí a gente contar cómo se replantearían la vida... y totalmente cierto. Piensas en todas las cosas que no dijiste por miedo, por orgullo o por cualquier otro estúpido motivo que ahora te podrías recriminar. Piensas en todas esas cosas que dejaste en el tintero o que ibas a hacer o decir mañana... y piensas... "y si de verdad no pudiera hacerlo/decirlo?"... "y si no llego a ese mañana?" Pareceré melodramática, pero no lo soy. Es lo que te viene a la mente, al menos a mi. Piensas en qué pasaría si llegase tu hora, cómo quedarían tus seres amados, qué sería de ellos, qué hay después de la vida que conocemos... y qué pasaría con todas esas cosas pendientes. Por qué no las hiciste... y la lista empieza a ser larga. 

Hay una frase que leí hace años y me marcó " cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado el tiempo en que se pudo". ¡Es tan certera! Hoy mi lista no tiene muchas de esas cosas que me dejé en el tintero porque en cierta forma siento que a muchas de ellas les pasó su momento, y ahora vienen otras nuevas - maravillosas también -  que ahora no pienso dejar para mañana. 

Luchar por vivir te hace más fuerte, más erguido y levanta tu mirada. Si eres capaz de esto, eres capaz de lo que te propongas... a mi me está sirviendo para entender que de verdad la vida son dos días, que he perdido demasiado tiempo y que mi vida es HOY. Que no puedo dejar pasar un día más sin caminar hacia mi meta. He aprendido que nada es para siempre y todo es temporal, nos guste o no. Nosotros somos temporales

He aprendido que no hay láser que borre las cicatrices del alma. Que las palabras se las lleva el viento, pero quedan tatuadas en el corazón. Que son las acciones las que hablan y las promesas vacías son un mal común. He aprendido que solos venimos a este mundo y solos lo vamos a dejar.... pero está en nosotros saber compartir nuestro tiempo de la mejor manera y con quienes realmente lo merecen. "


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Buenas noches y gracias por leerme!