viernes, 28 de noviembre de 2014

Querer es poder. La fuerza está en ti.

Son muchas las formas de conseguir lo que quieres. Nadie ha dicho que sea fácil, de hecho, pienso que lo bueno de la vida siempre se hace esperar... se hace de rogar, y requiere esfuerzo. A veces nos cuesta más y otras menos. Son también muchas las formas de hallar inspiración, y hoy voy a utlizar una de ellas. Todos podemos llegar a donde nos lo propongamos. Es nuestra decisión y de nosotros depende que así sea. Sea por el motivo que sea, siempre podemos estar mejor... y quiero ponerte ejemplos con nombre y apellido para que palpes el sabor del éxito producto del esfuerzo constante. Para que cuando sientas que las cosas se ponen difíciles o que "no pueden ir peor", tomes nota y sepas que tú sí puedes. Las cosas siempre pueden ir a peor, aunque suene terrible, pero también a mejor... y de eso se trata. De ir siempre a mejor, sea cual sea nuestro punto de partida... o de continuación. 

El primer ejemplo que quiero darte es el de mi padre. Él es la viva historia de un emigrante, un luchador y un HOMBRE con todas las letras. Como muchas familias españolas, emigró de pequeñito, "cruzando el charco" para el nuevo mundo. Habiendo salido de un pequeñito pueblo de Galicia, fue a desembarcar en una gran capital: Buenos Aires, donde creció, se formó y conoció a su otra mitad, como siempre dice con amor. Aprendió a luchar por un futuro desde pequeñito, y fue lo que hizo pasando por un sin fin de vicisitudes a lo largo de su atareada e interesante vida. Se reinventó en la infancia, en la juventud tras la terrible pérdida de su madre, tras 2 emigraciones más (en la adultez y la madurez) y ahora lo hace tras haber perdido a la mujer de su vida, su gran amor y la mitad de su ser, y ayudándome a salir adelante a mi. ¡Es increible! Su fuerza, su entereza, su dulzura y su amor son infinitos. Pero sin dedicarme a deshacerme en halagos, porque no terminaría nunca, quiero transmitirte que bajo ningún concepto se dió por vencido. Él ha luchado ante situaciones muy duras, algunas extremas, y ha salido adelante siempre. Lo hizo por él mismo, y también lo hizo (y hace) por amor y por un himno a la vida. Él siempre, desde pequeña, me ha dicho "Laurita... un día de sol no hace verano, hace falta constancia, perseverancia"... y es así. Las cosas no se consiguen de un día para otro, hace falta mucha fuerza de voluntad.

Una amiga llegó a mi vida y la de mi familia para demostrarnos que no todas las concidencias son casualidades y que todo ocurre por una razón de ser. Una joven preciosa, inteligente, trabajadora, muy responsable. Una persona de armas tomar, fuerte como el roble y llena de vida. Una chica que con tan sólo 23 años le tocó la durísima tarea de luchar contra el cáncer... y de qué manera. Olé, Laura Moya!!! Una guerrera que se aferró a la vida y hoy la disfruta como pocos. Viviendo, literalmente, cada instante. Saboreando la vida en cada sorbo. Acabando su segunda carrera y con una sonrisa que no se le borra ni aún entre lágrimas. Ella luchó durante meses por la vida; luchó con uñas y dientes... y ganó... ¡y tanto que ganó!

Otra buena amiga de la infancia, Karla. Una chica muy inteligente, guapa, extrovertida, echada para adelante y muy divertida. Estudió dos carreras y no encontraba trabajo de lo suyo... una historia como muchas hoy en día en España. No estaba dispuesta a perder su tiempo y esfuerzo de tanto tiempo. Hizo sus maletas y se fue a Inglaterra. Al principio fue muy duro, como siempre, como toda emigración. Encontró trabajo pronto, pero obviamente no de lo suyo. Empezó de muy abajo, y poco a poco, con mucho sudor en la frente fue encontrando cosas mejores. Hoy lleva casi 3 años en Inglaterra y hace ya tiempo encontró un trabajo excelente. Está siendo bien remunerada y se siente satisfecha y feliz. Pero no es feliz "ahora", fue feliz en cada paso del camino porque iba recorriendo el sendero que le llevaba a su meta. Para no fue fácil, pero consiguió una más de sus metas y el esfuerzo valió la pena.

Marisa Cortés. Otra de esas personas que la vida te pone como un verdadero regalo. Esta mujer es una guerrera nata. Perdió a su madre con tan sólo 13 años, después de una dura batalla contra el cáncer; y 10 años después a su hermana, quien dejaba tres preciosos retoñitos que pasaron a ser como sus propios hijos. Casi 3 años más tarde trajo al mundo al primero de sus 3 hij@s. y 11 años más tarde se divorciaba. Con este panorama, más de uno habría visto el vaso medio vacío, pero ella luchó como no está escrito. Fue (y es) una leona que, con el paso del tiempo y mucho esfuerzo, fue  reconstruyendo su vida. Se volvió a enamorar, y tiene a su lado un marido maravilloso que la cuida y la trata como la reina que es; Que quiere a sus hijos como suyos y que lo da todo por ellos. Ella hoy es otra guerrera más que lucha conmigo de la mano - aunque en la distancia- con esta terrible enfermedad. Es una madre increible, una mujer estupenda y una amiga como pocas. Ha reconstruido su vida más de una vez, y está en ello de nuevo. Luchando por la vida y a la vez moviendo cielo y tierra para sacar a su familia adelante. Tu quieres, Marisa, y ahí radica tu fortaleza. Vamos a salir de ésta y, como siempre me dices, nos vamos a reir de nuestras historias de hoy tomando un café... como en las viejas épocas, amiga mía. 

No podría continuar sin antes mencionar a, para mí, la más grande de todas: mi madre. Si bien tuvo una infancia de ensueño, después de faltar su padre siendo ella una niña, le tocó lidiar con una adolescencia y juventud muy duras. Todo sería poco para medir su fortaleza. Con tan sólo 18 años empezaba la universidad y a la vez trabajaba como una campeona y reconstruía un hogar junto a mi abuela. Tal fue su lucha y su valor como mujer, estudiante y trabajadora que consiguió ser la primera mujer jefa de compras en el grupo DuPont en Argentina. Acabando la primera de sus dos carreras conoció al amor de su vida, quien diera luz y calor al resto de sus días: mi padre. Su gran esfuerzo tanto en lo personal como en lo profesional dieron como resultado inmensas satisfacciones. Llegar muy lejos en lo profesional y ser muy dichosa en lo personal. Si bien la vida la golpeó fuertemente más de una vez, ella se levantó las veces que hicieron falta y nos enseñó que lo último que se pierde es la esperanza; Que siempre hay que luchar, tener objetivos que cumplir, metas que alcanzar y sueños que realizar.


Como éstas, hay muchas historias... tantas como personas sobre la faz de la tierra. Todos "llevamos nuestra cruz", tenemos nuestras luchas, nuestras caidas y nuestros dramas personales. Es sólo cuestión de QUERER. De tener motivos para luchar y emprender el camino. Serán muchas, a veces, las piedras que se te presententen y te obstaculicen pero no por ello debes deternerte. Debes seguir y perseverar aún cuando sientas haber perdido las fuerzas... porque es entonces cuando más te conocerás, cuando te darás cuenta que lo que tu considerabas tu límite es tan sólo tu punto de partida. 

Cada vez que pienso en esto, recuerdo cuando mi hermano estaba en la academia militar y me contaba de sus anécdotas en el ejército. Cuando salían de maniobras varios días, volvía delgado, ojeroso, hambriento y agotado... pero era imposible borrarle esa sonrisa tan particular. Nos contaba con gran satisfacción cómo había llegado a verdaderos límites de agotamiento y cómo estas prácticas le habían enseñado que cuando creémos estar llegando a nuestro límite es cuando más y verdadera fuerza tenemos. Es como cuando entrenas: Llega un punto en el que sientes que no vas a poder más, que deberías parar.. pero te esfuerzas, sigues y pasas esa "barrera" y entonces te das cuenta de la energía que tienes y de lo mucho que puedes aguantar aún... te vigorizas.

En conclusión, y para no hacerme muy extensa: Somos mucho más de lo que pensamos y podemos mucho más de lo que nos imaginamos. Un músculo no se hace grande y vigoroso por obra y gracia del Espíritu Santo, sino porque entrenas duro y te alimentas apropiadamente. De la misma forma que la fortaleza no viene por sí sola, la forjas tu. La entrenas a diario con las pequeñas cosas y la pules en las grandes batallas. 

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miércoles, 19 de noviembre de 2014

En el cáncer y en la vida: Convivir con la incertidumbre

La semana pasada te contaba muy resumidamente la experiencia como familiar y como enfermo de cáncer. Como he comentado más de una vez, una de las cosas con las que tienes que convivir durante todo el proceso esta enfermedad es la incertidumbre. Es uno de los factores fundamentales del miedo, la ansiedad, el nerviosismo y el stress que genera en pacientes, familiares y allegados. La información se facilita con cuentagotas y somos muchos los que requerimos más información de la que recibimos.

Hay todo tipo de pacientes. Yo tengo compañer@s de batalla que prefieren recibir la información mínima y necesaria, y seguir el tratamiento según los dictámenes del médico por cierta inercia y con fe ciega, cosa que admiro. Otr@s, curiosos, inquietos y preguntones como yo vamos averiguando por todos los medios posibles, preguntando diferentes opiniones e interrogando a nuestros médicos en cada consulta. Pero claro, la información facilitada es escasa, no por no querernos informar sino por cautela. Algo loable, inteligente y positivo para nosotros como pacientes y como familiares.

Somos únicos.

Cada cuerpo reacciona de manera diferente ante un mismo tratamiento. A esto hay que sumarle (dejando de lado el tipo de cáncer, estadio, etc) la situación personal de cada uno. Todo influye: tu alimentación, cómo afrontas la adversidad, tu situación personal, el apoyo que te rodea y de quién lo recibes, las carencias emocionales, económicas, físicas, etc. Todos ellos factores importantes que afectan el proceso de tu lucha por la vida

Dada la unicidad de cada uno de nosotros, no siempre podemos saber cómo va a reaccionar nuestro organismo, y por ende tampoco esta bendita enfermedad. Por ello, los médicos, como profesionales, no pueden aventarse a decir cosas de las que no tengan total seguridad. Arriesgarse a informarte del próximo paso, por ej, hasta no ver cómo evolucionamos... y aún así, las cosas pueden ir, y van, cambiando a lo largo del camino.

También es importante tener en cuenta que los psicooncólogos hacen mucho incapié en no dar información hasta que no sea decisión prácticamente irrevocable, puesto que nos crea inseguridades, temores y genera desconfianza. Es sabido que, si bien el tratamiento es pautado según protocolos establecidos, éste se va modificando y adaptando a cada persona según sus necesidades.

Aprender a vivir el día a día

Una de las cosas que nos repiten una y otra vez psicooncólogos, oncólogos y médicos generales es "vamos paso a paso". Es bucólico, romántico, vivir una vida improvisada día a día... e inteligente y necesario aprender a hacerlo en ciertos momentos de la vida... Éste es uno de ellos. Si bien tenemos una idea aproximada de cómo se desarrollará el tratamiento, tenemos que contar con que surjan contratiempos, cambios y que no disponemos de toda la información -aunque creamos que sí- pues nos iremos enterando de todo cuando vaya llegando el momento apropiado. Sabemos cómo y cuándo empezamos, pero no podemos tener una fecha predeterminada de culminación ni sabemos el estado exacto en el que estaremos en cada etapa, por lo que es fundamental aprender a vivir un día detrás de otro.

Como ya te he dicho en otra ocasión, puedes hacer planes a largo plazo, claro que sí... pero no te presiones, y antepón los plazos cortos... muy cortos. Ten objetivos generales, pero céntrate en aquellos puntuales que puedes ir realizando día a día, semana a semana. 

Aprender a controlar tu mente y no que ella te controle a ti

Para los ansiosos que queremos hacer mil cosas y saberlo todo, vivir "día a día" puede resultar todo un reto... pero si quieres, puedes. ¡Se consigue! Es, como en muchos otros aspectos, aprender a dominar la mente y no que ella te domine a ti. Este fin de semana una buena amiga me preguntó "¿Cómo haces? Tu me dices que no puedes permitirte pensar en esto o aquello... Muy bien, pero quiero saber ¿cómo lo haces?" Controlando tus pensamientos. Así cada vez que viene a tu mente un pensamiento negativo, es más inteligente reenfocarlo a uno positivo y dejar de lado aquel que te hace daño, que regodearte en ese que sólo te hace daño y no puede cambiar tu situación. Centrar tu atención en un nuevo pensamiento. Te pongo un ejemplo:

Dado el proceso que estoy pasando, me he quedado sin trabajo y, como es normal, a veces me persiguen pensamientos negativos como "¿Quién va a contratar una persona con mi aspecto actual y con prácticamente un año desligada del mundo laboral?", "Me costará mucho encontrar empleo", "¿Y si...?"... y así podría seguir un párrafo entero, pero vamos al grano: cuando estos pensamientos aparecen podría hacer dos cosas:
1- Darle mil vueltas al asunto y hundirme en la tristeza y la desesperación o,
2- Reenfocar mi pensamiento en algo positivo que bien puede ser buscar opciones alternativas de generarme ingresos o bien puede ser centrarme en otro tipo de pensamiento que no me genere stress. Algo que me guste, me relaje, me apasione... y si no lo consigo, entonces enfocar mi atención en algo que tenga que hacer y ocupar mi mente. 

Más de un@ estará pensando ahora mismo "que fácil decirlo... hacerlo es muy distinto. Yo no puedo". Pues, querid@ lector@, estás muy equivocad@... SÍ SE PUEDE. Tienes que proponértelo, informarte al respescto y reeducar tu mente para ser tú quien la controle y no al revés. No es fácil, nadie ha dicho que lo sea, pero el esfuerzo vale la pena.

Esto puede extrapolarse a la vida diaria de cualquier persona. Puedes aprender afrontar la adversidad y los malos pensamientos, redireccionándolos y reenfocando nuestra energía a cosas positivas. Esto nos hace más eficaces y eficientes ante las vicisitudes, más felices y más sanos física y emocionalmente, puesto que -aunque no lo creas - te ayuda enormemente a disminuir el stress (factor desencadenante de numerosas enfermedades).

Reflexión de hoy: 

Un conocido proverbio chino dice "Si un problema tiene solución, ¿para qué te preocupas?, y si no lo tiene ¿para qué te preocupas?"... Lo tenga o no, en lugar de centrarte en lo negativo, céntrate en lo positivo. Reenfoca tu energía. 

Para los que estamos pasando por este duro proceso: Es largo, sí, y duro, muchísimo, pero se sale adelante. Tenemos que luchar y dar lo mejor de nosotros. Que este trance nos sirva para ser mejor persona, vivir más felices y saber aprovechar cada momento y cada detalle de la vida. No todos tienen la fortuna y desgracia de haber pasado por una situación que les lleve de saber valorarlo, ¡aprovéchalo!

Dicho esto, me despido no sin antes darte las gracias por leerme. Recuerda que ahora también puedes seguirme en 

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miércoles, 12 de noviembre de 2014

El cáncer como familiar y como paciente.

Hace unas semanas te hablé de la importancia de la aceptación, el primer paso y encendida de motores; Te hablé de cuidar primero de ti para así después poder cuidar de los demás; De reordenar y descartar todo aquello que desbalancée negativamente tu vida. Hoy quiero hablarte de cáncer y de las dos caras de una misma moneda: el familiar y el paciente. Para bien y para mal he sido (soy) las dos cosas.

Fui familiar por mi madre y con ella aprendí mucho. Hice todo lo que te recomiendan y lo que no. Desde buscar toda la información que consiguiese en Internet hasta pedir ayuda profesional. Si mi experiencia puede servir para que alguien que esté pasando por esto o algo similar lo lleve lo mejor posible, habrá valido la pena.

Como familiar y como enfermo se pasa por muchas etapas en poco tiempo, y a veces éstas se repiten. Es una montaña rusa de emociones durante el proceso. En mi caso te puedo contar que mi experiencia como familiar, en resumen, fue la siguiente: Al principio, después del shock de la noticia, entras en una fase de cierta angustia en la que tanto la falta de información como el exceso de la misma pueden ser tus tus enemigos. Dada la falta de información que se vive durante el proceso, sobre todo al principio, recurrimos a "San Google", revistas, prensa, libros, conocidos y conocidos de conocidos. No te digo que no busques información, pero sí -y con experiencia-  que no te satures de ella. Es importante que tus fuentes sean fidedignas y no te quedes con dudas. Si lo que averiguas, no satisface tu necesidad, pregunta... pero pregunta al oncólogo. Durante todo el proceso irás sabiendo poco a poco, paso a paso. 

Luego de varias subidas y bajadas, llega la aceptación y con ello se hace más fácil avanzar... si así lo deseas. Puedes echarte a morir o puedes luchar y apoyar a ese ser querido en todo lo que necesite. Vas a necesitar armarte de paciencia, fuerza y mucha voluntad. Un paciente de cáncer no es siempre la persona que tu conocías. Su personalidad se ve en cierta forma afectada, no sólo emocionalmente por lo que le ocurre y por  cómo cambia su vida, sino físicamente. Se siente disminuid@ tanto en su aspecto físico como en su energía, y la acumulación de químicos en el cuerpo afectan - y mucho - a su estado nervioso (además de los efectos secundarios conocidos, como náuseas, caída del cabello, etc). Es entonces cuando esa persona te necesita más que nunca. 

Son muchos los factores que le afectan,  pero también a ti. Con anterioridad hablé de que para cuidar de los demás primero debes cuidar de ti, pero entonces lo enfoqué como enfermo. Ahora tú, como familiar debes tener presente lo mismo. La vida del enfermo cambia, pero la tuya, como familiar, también cambia... y mucho. Si le acompañas al hospital vives muy de cerca todo el proceso , te ves más compenetrado y ves casos similares y peores a su alrededor. Él /ella necesitará de tus cuidados, y ello conlleva tiempo, esfuerzo y desgaste tanto físico como emocional. A eso hay que sumarle la preocupación constante en la que vives hasta que no recibes la noticia de que realmente está todo bien. Como familiar (y hoy te lo digo siendo la enferma) necesitas mantener, en la medida de lo posible, un poco de espacio para ti. Esto será doblemente beneficioso: tu estarás mejor y, por ende, podrás cuidar mejor. Intenta descansar, alimentarte bien, hacer algo de ejercicio -si puedes-  o desconectar de alguna manera... así sea salir a dar una vuelta 20-30 minutos cuando te sea posible. 

Ahora bien, como enferma el enfoque es otro. Cada persona es un mundo y todos reaccionamos de manera diferente, pero por las personas que conozco, y mi propia historia, te puedo decir que, sobre todo al principio, sufrimos más por los que nos rodean que por nosotros mismos. Después, con el paso de los días, es cuando realmente empezamos a enfocamos en todo lo que nos viene por delante. Y si hay algo que puedo decir con certeza, es que necesitamos más que nunca de las personas que amamos (aunque no siempre lo digamos o demostremos; incluso aunque nos mostremos distantes). Son nuestros motores de lucha, nuestro alimento y nuestro bastón. Estamos más sensibles, irritables... hasta insoportables, a veces. Nos azota otra montaña rusa de emociones constante. En un mismo día puedes sentirte muy mal y luego notoriamente mejor. Estar, aparentemente, muy bien y dos horas más tarde sumido en el miedo, depresión o desesperación... y quizás, después de un súper abrazo de oso, diez minutos más tarde estar planeando qué harás cuando acabes la quimio. 

Como paciente hay varias cosas importantes a tener en cuenta, según mi parecer:
1.-  "Querer es poder" y "mientras hay vida, hay esperanza". Por terrible que suene tener cáncer, tienes que buscar la inmensa fuerza, que seguramente desconocías, que hay en ti. Lucha a capa y espada por la vida, te queda mucha guerra por dar. 
2.- La ilusión será tu salvavidas, no la pierdas. Habrán momentos en los que lo veas todo gris, incluso negro, negro azabache!, pero tienes que mantener la ilusión.... y cuando la pierdas, ¡reinvéntala! Estoy segura que tienes muchos sueños por cumplir. Hay muchas cosas que antes ni te habrían pasado por la cabeza y hoy las puedes ver con otros ojos. La vida son dos días, y tienes que vivirlos no dejar que simplemente transcurran. 
3.- Fuerza de voluntad. Muchos carecemos de ella, pero es primordial - como en todo - para salir adelante. Se constante en tus cuidados: hidrátate y aliméntate bien, usa protector solar y crema hidratante a diario, sigue las indicaciones de tus médicos. Mantente activ@. No todos pueden trabajar, depende del tratamiento que recibas... pero no te apoltrones en el sofá. Haz cosas que te enriquezcan mente, cuerpo y alma. Cuando te sientas bien, sal a dar un paseo (intenta que sea a diario, o casi), lee algún libro, oye música, ve alguna película o serie (en mi opinión intenta evitar las cosas deprimentes y busca cualquier cosa que te aúpe el ánimo) 
4.-  Alimentación: soy reiterativa, sí, pero es importantísimo. Pregúntale a tu médico qué dieta debes seguir, pues si bien todos debemos seguir una que sea sana y balanceada, según el tipo de cáncer que tengas te convendrá una alimentación u otra. Infórmate bien sobre qué alimentos te convienen y cuales no. Un alimento que me atrevo a adelantarte que deberás reducir a su mínima expresión es el azúcar. Éste es el combustible con el que se alimentan nuestras células... y el cáncer!
5.- No te encierres. Apóyate en la gente que quieres y te quiere. No te enfoques en quienes tengan reacciones que te resulten decepcionantes. Déjate querer y cuidar, y te llevarás gratas sorpresas. Aprenderás, sin darte cuenta, quién es quién y qué lugar ocupa cada uno en tu vida. Es en estos momentos en los que conocerás más de todo quien te rodea. 
6.- Vive cada día. Es un proceso largo en el que la incertidumbre prima por muchas razones. Aprende a vivir con ella y a enfocarte en todo lo positivo en cada momento. Es lo que te dará siempre fuerzas y te mantendrá arriba. No hagas grandes planes para dentro de 5 años... o sí, pero céntrate en hoy. Vive hoy y después mañana.
7.- Nunca dejes de sonreír, aún cuando estés triste o mal. Dibuja siempre una sonrisa en tu rostro, primero para ti mism@... y después para los demás. 

Dicho esto, me voy a despedir esperando ver a familiares, enfermos y a ti enseñándome los dientes. Hay muchas formas de ponerse el pañuelo, pero SIEMPRE debe ser con una sonrisa.  La vida es bella y no la debes dejar pasar como el agua entre tus dedos. 

Hay muchas formas de ponerse el pañuelo, pero SIEMPRE debe ser con una sonrisa



Buenas tardes y gracias por leerme. 

jueves, 6 de noviembre de 2014

El valor de las pequeñas cosas

Es increíble cuanto se puede decir en pocas palabras. A veces una frase dice más que un libro... y hoy quiero hablarte de ello. De pequeña mamá me regaló ese libro de bolsillo que compró a un vendedor ambulante "El valor de las pequeñas cosas", de Roque Schneider. Creo que en ése instante era imposible que dimensionase el valor que ése librito tendría para mi y como aún, más de dos décadas más tarde, lo conservo en mi mesita de noche. 

Con él no sólo aprendí y reapdrendí una y otra vez el valor de las pequeñas cosas de la vida, y su importancia, sino que también di un valor incalculable al título. Así como la semana pasada te hablé de la importancia de reordenar y descartar de tu vida todo aquello que ponga en negativo tu balanza,  hoy pretendo reflexionar sobre el valor de los pequeños detalles. Mi padre siempre me dice "a la gente se la conoce por los detalles"... y tiene toda la razón. Scheider dice " Aprende a escuchar la voz de las pequeñas cosas, de los acontecimientos. Verás como todo habla, todo se comunica contigo", cosa que comparto y mucho con él. Todo lo que nos rodea nos habla, nos dice algo... sólo que no siempre sabemos verlo. 

Aprender a escuchar la voz de las pequeñas cosas va desde aprender a reconocer el fondo de una persona, hasta entender si una situación se da o no. A escuchar a nuestro cuerpo, que más de una vez nos grita a voces mudas que estamos cometiendo excesos, que algo va mal (o bien), o que tenemos carencias. Hacer caso a los reclamos del alma, que muchas veces nos dicen si vamos por el camino equivocado o no. 

Siempre he oído y leído que cuando alguien enferma, se vuelve más sensible, empático (esto también se debe a las neuronas espejo o neuronas de la empatía. Tema muy interesante, por cierto). Muchos dicen que les cambia la vida y empiezan a verla de manera diferente... y es verdad! Pasa a muchos. Yo por suerte y desgracia tuve una madre que desde mi infancia sufrió problemas de salud, que venció una y mil veces a la muerte y le dijo a la cara "aún no". Ella fue quien, desde que tengo uso de razón, me enseñó a amar como si no hubiese un día más, a disfrutar del sol, de la lluvia, de un silencio, una sonrisa o una taza de té. No puedo estarle más agradecida. Fue la fuerza, el amor y la lucha personificada. Nos enseñó a compartir y respetar en la abundancia, a sonreír y tener ilusiones en la pobreza,  a luchar por nuestros sueños y nunca, bajo ningún concepto, perder la esperanza. Gracias a ella hoy vivo mi enfermedad como un bache. Una nueva oportunidad de renacer y ser mejor persona. Ver en qué he estado fallando y mejorarlo. Reenfocar mi vida, mis sueños y qué caminos quiero y voy a recorrer. 

No todos tienen la inmesa fortuna de tener alguien así, pero ese alguien puedes ser tu. Para ti mismo y para los demás. Es, creo, uno de los mejores legados que puedes dejar. Pero más allá de tu legado, es tu vida, tu hoy. Cada día, cada instante, es un aprendizaje y una oportunidad de ser feliz. no la desaproveches.  El tiempo es un recurso irrecuperable. Somos un reloj de arena que no puedes dar la vuelta para volver a empezar... No al menos en esta vida, que es la que conocemos. Pero sí puedes aprender de tus errores, reinventarte y no desperdiciar el resto de granitos de arena que te quedan. 

Las respuestas las tenemos, muchas veces, delante de nosotros y no sabemos o no queremos verlas. Un silencio, un gesto, una mirada dicen más que mil palabras. Hay quien te llenará de promesas que quedarán en nada cuando llegue la hora de la verdad, pero también quien nunca dijo nada y está ahí para ser tu apoyo, tu bastón. Con anterioridad he hablado de estas "sorpresas" que nos da la vida... y lo son, muchas veces, porque no sabemos ver ni escuchar. O sí sabemos, pero no queremos aceptar la realidad que la vida nos pone delante. 

Hoy, para terminar, quiero decirte que hagas de cada momento una vida, y de la vida un único momento. Los mejores perfumes vienen en frasco pequeño, así como las grandes amistades se prueban en los pequeños gestos. Muchos se buscan a sí mismos en las amistades que cultivan, así como Narciso buscaba reflejarse en las aguas de la vanidad. Nadie es insustituible, pero todos somos útiles y necesarios. Ya por último, recuerda: Si quieres elevar el mundo. Empieza en casa, elevándote a ti mismo. 

Que tengas un bien día, y gracias por leerme.