Mostrando entradas con la etiqueta Felicidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Felicidad. Mostrar todas las entradas

miércoles, 15 de junio de 2016

Un toque de optimismo

Hace años leí en algún artículo un consejo que a priori puede parecer tonto, pero funciona. Era algo tan sencillo como, dibuja ahora mismo una sonrisa en tu rostro, verás como torna real. Aunque no lo sientas, hazlo y verás como cambia tu actitud en este momento. La vida son dos días y está llena de dificultades en cada uno de ellos, pero ¿vale la pena derrochar un día de tu vida sin haber sido ser feliz aunque sea por un instante? Vivimos buscando la felicidad cuando realmente está en nosotros y en cada cosa que hacemos. 

Creo que aprender a reír es parte de la base para ser realmente felices. El humor es un modo de presentar, enjuiciar o comentar la realidad, resaltando el lado cómico, risueño o ridículo de las cosas. Desarrollar el sentido del humor permite experimentar felicidad hasta en los momentos más difíciles. Nos ayuda a relativizar los problemas como algo pasajero... porque es lo que son. Todo en esta vida es pasajero, absolutamente todo. Hasta nosotros mismos. 

Numerosos estudios científicos han demostrado los beneficios del buen humor en la salud. De hecho, ayuda a mejorar el sistema inmunológico y por ende, las defensas. Pero, ¿hacen falta estudios científicos para que notes en ti mismo lo beneficioso que es? ¿Acaso te sientes mal después de un ataque de risa o una simple y natural señora carcajada?

Hace años se puso de moda la ya conocida risoterapia. Ésta se lleva a cabo en grupos dirigidos por especialistas, que por medio de bailes, juegos, masajes, técnicas de relajación y de expresión corporal, buscan la desinhinición para acabar riendo a carcajadas. 

Tomarse la vida con más ligereza es un ejercicio más que beneficioso, y además altamente contagioso. Entre otras virtudes, cuando ríes:

  • Ejercitas el sistema respiratorio y circulatorio, ya que necesitas más aire y además el corazón late más rápido.
  • Utilizas más de 400 músculos distintos
  • Liberas endorfinas: uno de los mejores analgésicos naturales. 
  • Refuerzas las defensas
  • Eliminas energía negativa

Como si todo esto fuese poco, se cree que la risa potencia la creatividad y productividad. Así que no esperes ir a ver un monólogo o una buena comedia, empieza el día con una sonrisa. Ríete de ti mismo y de tus circunstancias; Los problemas, incluso las tragedias, son pasajeras. Nada es eterno, ninguna situación lo es. 

Cada día es único e irrepetible, vive el ahora que es lo que realmente tienes. El pasado ya se ha ido y el futuro está por llegar. Está bien planificar y ser organizado, pero no dejes pasar lo que es realmente tu vida: este momento. 

Disfruta con lo que haces, cada cosa. Hasta las tareas más aburridas pueden ser positivas y divertidas, o al menos más llevaderas... incluso planchar o hacer la compra. 

Despídete de la rutina. Siempre hay cosas nuevas por hacer o probar, o simplemente maneras distintas de hacer lo mismo. Prueba, descubre, innova. Ten aficiones y dedícales algo de tiempo.

Cambia lo que no te gusta. Si no estás bien en tu trabajo, tienes sobrepeso o te sientes atado a una relación tóxica... Cámbialo! No digas que no se puede. Llevará tiempo y esfuerzo, pero se puede. Y de todo se aprende. 

No dejes a un lado a tus seres queridos, familia y amigos. Junto a ellos se viven los mejores y más importantes momentos. Cuídalos, quiérelos y demuéstralo. 

No te compares con nadie. Eres un ser único y especial. Lucha por conseguir lo que quieres y deja a un lado envidias y comparaciones, por positivas que sean. Llega a donde quieras llegar. 


Rodéate de gente positiva, gente que te aporte y nutra; Gente que lucha y mantiene una actitud positiva y proactiva. Evita las personas negativas, pesimistas, envidiosas; esos que se tienen la queja y crítica destructiva como deporte favorito. 

Sonríele a la vida, y ella lo hará para ti...


miércoles, 4 de mayo de 2016

La cadena de favores

A menudo nos quejamos de lo podrido que está el mundo, lo mal que están las cosas, lo egoísta que se está volviendo el mundo... pero, ¿por qué en lugar de quejarnos no hacemos algo por cambiarlo? Empecemos por nosotros mismos, por cosas sencillas. Saludar, respetar, colaborar, no hacer a los demás lo que no te gustaría que hicieran contigo o los tuyos. 

¿Has oído hablar alguna vez de la película "Cadena de Favores"? Seguro que sí. Un precioso film en el que cuando un profesor de escuela pide a sus alumnos que desarrollen el proyecto de pensar en una idea para cambiar el mundo, y hacerlo, uno de los niños tiene una idea prodigiosa basada -sin saberlo- en el altruismo. Emprende un proyecto que con pequeños gestos podría cambiar un poco, al menos, el mundo que le rodea. 

Su proyecto es ambicioso, pero a la vez indiscutiblemente realista y funcional. Los grandes cambios empiezan por pequeñas acciones. En todo lo que hagas, todo empieza por pequeñas decisiones. En su caso, la cadena empieza por él mismo, con un gesto noble y que podemos llevar a cabo todos. Decide ayudar a 3 personas de manera desinteresada. A cambio, cada uno de ellos debe "devolver" el favor ayudando a otras 3 personas, y así sucesivamente.

En 2013 Edgar Pons e Iván Caballero tuvieron la idea de crear The Social Coin, una web que buscaba promover acciones desinteresadas, que además permitiera ver a los protagonistas el efecto de su ayuda. Todo empezó con la creación de una moneda simbólica (biodegradable, por cierto), que con el tiempo - y para facilitar el proceso - dejó de ser utilizada, que pasaría de mano a medida que se fuesen realizando los favores. Al cabo de un año habían conseguido más de 150.000 acciones desinteresadas en más de 100 países distintos. 

Ellos empezaron con un proyecto también bastante ambicioso, "cambiar el mundo", pero lo que es realmente destacable es que confirmamos una vez más que ése cambio a gran escala tiene sus inicios en las pequeñas acciones de todos los días. En la familia de una muy buena amiga, hace unos meses impusieron una nueva "tradición", y es que todos los días 13 de cada mes elaboran un plato (pizza, bocadillos, etc) y salen a repartirlo a los sin techo que encuentren en la ciudad. Uno de ellos, el día que me contó su nueva tradición, incluso había estado planchando ropa vieja que llevaba encima para entregarla a quien le hiciera falta. Sin duda, un acto sencillo y hermoso. 

Como ves, no hace falta que dones la mitad de tu sueldo a ONG's (pero si quieres y puedes hacerlo... ¡genial! En cuyo caso, me permitiría sugerirte que lo hicieses con cabeza y antes te informases bien), sólo hace falta que actúes de manera realmente altruista en pequeñas cosas del día a día. Gestos simples como ayudar a alguien a subir su maleta por las escaleras, dejar pasar pasar en la cola del supermercado esa persona que ves tan apremiada, darle tu bocadillo (o la mitad) a un sin techo, donar esa ropa que ya no usas, en lugar de tirarla. Son detalles, pero detalles que le cambian el día a la(s) persona(s) que ayudas.

Cuando actúas de manera altruista, quiere decir que no buscas obtener beneficio propio... pero ¿sabes por qué? Porque, en mi opinión, el mayor beneficio lo obtienes con el simple hecho de hacer lo que estás haciendo. Ayudar a otros te reporta bienestar, te hace sentir bien contigo mismo, en armonía... En simbiosis con el mundo.

Son muchas las cosas que puedes hacer. No hace falta que hagas la maleta y te vayas al otro lado del mundo. Claro que puedes hacerlo, es hermoso a la par de loable. Pero antes, empieza por ti mism@. En casa, con los tuyos, en tu trabajo, tu ciudad, tu país... Verás el inmenso bien que puedes procurar con actos sencillos. 

Te dejo un vídeo que invita a la reflexión, ¿qué recibes cuando das?



jueves, 28 de abril de 2016

El viaje

Cada ser humano es un mundo. Somos la sumatoria de un sin fin de factores que nos hacen quienes somos. Nuestra esencia, los acontecimientos que se van sucediendo en nuestras vidas, las personas que nos rodean... el enfoque que le damos a las cosas y cómo trabajemos nuestra fuerza interior... Sí, cómo la trabajemos, porque es como un músculo. Si no la entrenas, se atrofia. 

Hay estudios que demuestran que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo emocional. Lo que esa pequeña e indefensa personita perciba del mundo que le rodea, queda internalizado. Pero por otro lado, una vez llegamos a la vida adulta y tomamos consciencia de ello, podemos trabajarlo... Modelarlo... Esculpirlo. Somos diamantes en bruto y a lo largo de toda la vida podemos ir modelándonos a nuestro gusto, y acorde se nos vaya presentando la vida.

En lo personal, pasé gran parte de mi vida poniendo a los demás antes que a mi. Los deseos, necesidades, aspiraciones, emociones, etc, de quienes amo / amaba, siempre delante de los míos.  Me hacía bien, me hacía feliz ver a mis seres queridos felices, orgullosos, bien. Pero aquello tenía un contrapartida, un precio. 

Desde muy pequeños nos enseñan a cumplir normas, estándares de vida, reglas y caminos a seguir. Dónde está el éxito, qué es lo que nos hace exitosos, la importancia de llegar lejos, tener grandes logros, ayudar siempre al prójimo, comportarse bien, hacer lo que los demás esperan de ti. Aprendemos que somos felices cuando hacemos y conseguimos todo aquello que se espera que hagamos o consigamos, lo que en sí mismo es la búsqueda constante de aprobación. 

Pero a todos, o a casi todos, nos llega un momento en la vida en la que nos replanteamos hasta parte de nuestros cimientos vitales, valores y creencias. Las conocidas crisis existenciales, de las que hablaré en otra ocasión. Normalmente se da algún suceso que las desencadena. Éste puede ser de mayor o menor envergadura y puede llevarte a un replanteamiento más o menos profundo de tu existencia. 

En mi caso, hace dos años se dieron una sucesión de eventos desafortunados que llevaron consigo un replanteamiento total de mi existencia. No hay arrepentimientos, porque cada error fue una lección y cada experiencia sumó a quien soy hoy en día. Pero ciertamente, llegó ese momento en el que me cuestioné ¿qué son para mi esos logros? ¿dónde quiero llegar yo? ¿qué es para el éxito? ¿qué quiero de la vida, qué doy y qué espero de ella?

Renacer trajo consigo grandes lecciones, grandes cambios y consigo, el más profundo de todos. En la lucha aprendí que no hay mayor muestra de amor a todos aquellos que amas, que amarte primero a ti mismo. Que tu amor más grande, primero, eres

¿Has estado alguna vez enamorad@? Cuando conoces ésa persona y sientes ese algo que no se puede explicar. Le ves y se dibuja en ti esa sonrisa dulce,  los ojitos te brillan como luceros... Sí, ésa sensación de ir saltando sobre las nubes, como Heidi por las montañas. Bien, todo esto tiene una explicación química de la que hablaremos en otra ocasión, pero ahora hablemos de AMOR. 

Cada quien tiene su propia definición, para mi quizás no alcanzaría un post... como ya sabes, soy de explayarme un poco. Pero yendo a la esencia, amar es comprender, admirar, apoyar, entre otras muchas cosas. Cuando conoces a esa persona especial, surge ese deseo de cuidarle, mimarle, protegerle, conocerle más y más. Bien, pues hago este símil porque toda la vida has tenido a la persona más importante contigo, y puede que ni te hayas dado cuenta: eres TÚ. 

Te enamoras de ti cuando te das cuenta de tu propia existencia y valor, cuando te molestas en querer conocerte realmente. Cuando indagas en tu interior y encuentras ese mundo inmenso que hay en ti y que no te habías permitido explorar.

Cuando te permites el inmenso placer y enorme trabajo de empezar a conocerte realmente, tomas las riendas de tu ser. Comprendes que eres el conjunto de un todo y tienes la capacidad de decidir en cada momento en qué punto del continuo de tus polaridades estar. Inicias el largo camino de romper con el etiquetado, y emprendes uno de los viajes más importantes de tu vida: el de recorrerte descubriendo cada recoveco de tu mundo interior.

En él aprenderás qué es lo que realmente quieres, a dónde quieres llegar, cuáles son tus verdaderas metas, cuál es tu significado del éxito... qué es lo que te hace realmente feliz. La felicidad no sólo un estado de animo, es una filosofía de vida. Está en ti, en el camino... no sólo en el resultado de lo que haces o la meta alcanzada.  

En ese maravilloso viaje, te enamorarás... Te enamorarás profundamente, y cuando lo hagas, aprenderás a perdonarte, ayudarte, comprenderte, a cuidarte cuidadosamente... Sentirás AMOR, el amor más puro que jamás hayas imaginado. Entonces habrás llegado a otro "nivel" de amor por ti mism@, por la vida, por todo lo que te rodea... verás cómo tu forma de amar a los demás también, por ende, habrá cambiado y será, si cabe, aún más noble y transparente de la que jamás hayas sentido. 




viernes, 8 de abril de 2016

Cuando veas la luz


Cuando veas la luz, no sé si verás tu vida pasar como en una película, si tendrás miedo o si estarás preparad@... pero definitivamente, te arrepentirás. Te arrepentirás de aquellos besos que no diste, los abrazos que te guardaste, el vuelo que no emprendiste, los te quiero que callaste, los impulsos vitales que refrenaste, los trenes que dejaste pasar, el vestido que dejaste sin estrenar a la espera de una ocasión especial... Te arrepentirás.

Como bien dijo Marie von Ebner-Eschenbach "Cuando llega el momento en que se podría, ha pasado el momento en que se pudo". Cada oportunidad es única e irrepetible, pero casi nunca es demasiado tarde para intentar encontrar ese segundo chance. Aunque no lo creas, está ahí, sólo espera por ti. Creemos que viviremos para siempre, pero nuestro tiempo corre como la arena en el reloj. Es nuestro bien más preciado, el mejor regalo que nos da la vida y que podemos dar a quien y a lo que queramos. Si quieres ser eterno, haz de cada momento una vida, así tu vida será un momento. 

No hace falta lanzarse al abismo a ciegas, ni aceptar todo lo que venga porque es una "oportunidad", ni vivir como un caballo desbocado... es aprender a no desperdiciar las realmente valederas, a cogerlas cuando vienen y no dejarlas marchar. Pero, si por el motivo que fuere, así ha sido, entonces aprender a vislumbrar el camino que te lleve a retomarla y luchar hasta conseguirlo. Nada es para siempre, pero siempre puedes volver para encontrar lo que dejaste en el camino, disculparte cuando te equivocaste, continuar lo que dejaste en stand by. "Volver al origen no es retroceder", es otra forma de avanzar, redireccionar el camino... ése que tú quieras emprender. 

Cuando mires atrás, te arrepentirás... Pero también te llenará de orgullo cada error cometido, cada inversión equívoca, cada intento fallido, porque todos ellos te habrán hecho crecer, te habrán enseñado, habrán sido un aporte al conjunto de tu YO. 

Sal, lucha, lánzate... Equivócate, cambia, reinvéntate... ¡VIVE!. Permítete equivocarte. No son errores, son lecciones... oportunidades de enmendarte, crecer, innovar. Caer no es malo, es la razón para volver a levantarse. 

Emprende ese viaje que llevas tiempo deseando, envía esa carta que escribiste y guardas en el cajón, ahorra y trabaja duro por ese negocio de tus sueños. Libérate del peso de tener que hacerlo siempre todo bien. Somos humanos, nos equivocamos, aprendemos y avanzamos. Responsabilízate de tus actos. Haz lo que tengas que hacer, y cuando lo hagas, da lo mejor de ti. Entrégate y vívelo, porque lo único certero que tienes es el ahora. Disfruta ese pastel hipercalórico que está tan bueno, baila hasta que te duelan los pies... y un poquito más, ¿por qué no?; canta con el alma aunque te vean como si estuvieses loc@, abraza porque te sale del alma, y punto; besa con sentimiento, escápate al fin del mundo... Y cuando te equivoques, no te reproches... acepta, aprende, enmienda y avanza. La vida son dos días y a nuestro reloj de arena no se le puede dar la vuelta. 

¡Que tengas un hermoso fin de semana!







jueves, 6 de noviembre de 2014

El valor de las pequeñas cosas

Es increíble cuanto se puede decir en pocas palabras. A veces una frase dice más que un libro... y hoy quiero hablarte de ello. De pequeña mamá me regaló ese libro de bolsillo que compró a un vendedor ambulante "El valor de las pequeñas cosas", de Roque Schneider. Creo que en ése instante era imposible que dimensionase el valor que ése librito tendría para mi y como aún, más de dos décadas más tarde, lo conservo en mi mesita de noche. 

Con él no sólo aprendí y reapdrendí una y otra vez el valor de las pequeñas cosas de la vida, y su importancia, sino que también di un valor incalculable al título. Así como la semana pasada te hablé de la importancia de reordenar y descartar de tu vida todo aquello que ponga en negativo tu balanza,  hoy pretendo reflexionar sobre el valor de los pequeños detalles. Mi padre siempre me dice "a la gente se la conoce por los detalles"... y tiene toda la razón. Scheider dice " Aprende a escuchar la voz de las pequeñas cosas, de los acontecimientos. Verás como todo habla, todo se comunica contigo", cosa que comparto y mucho con él. Todo lo que nos rodea nos habla, nos dice algo... sólo que no siempre sabemos verlo. 

Aprender a escuchar la voz de las pequeñas cosas va desde aprender a reconocer el fondo de una persona, hasta entender si una situación se da o no. A escuchar a nuestro cuerpo, que más de una vez nos grita a voces mudas que estamos cometiendo excesos, que algo va mal (o bien), o que tenemos carencias. Hacer caso a los reclamos del alma, que muchas veces nos dicen si vamos por el camino equivocado o no. 

Siempre he oído y leído que cuando alguien enferma, se vuelve más sensible, empático (esto también se debe a las neuronas espejo o neuronas de la empatía. Tema muy interesante, por cierto). Muchos dicen que les cambia la vida y empiezan a verla de manera diferente... y es verdad! Pasa a muchos. Yo por suerte y desgracia tuve una madre que desde mi infancia sufrió problemas de salud, que venció una y mil veces a la muerte y le dijo a la cara "aún no". Ella fue quien, desde que tengo uso de razón, me enseñó a amar como si no hubiese un día más, a disfrutar del sol, de la lluvia, de un silencio, una sonrisa o una taza de té. No puedo estarle más agradecida. Fue la fuerza, el amor y la lucha personificada. Nos enseñó a compartir y respetar en la abundancia, a sonreír y tener ilusiones en la pobreza,  a luchar por nuestros sueños y nunca, bajo ningún concepto, perder la esperanza. Gracias a ella hoy vivo mi enfermedad como un bache. Una nueva oportunidad de renacer y ser mejor persona. Ver en qué he estado fallando y mejorarlo. Reenfocar mi vida, mis sueños y qué caminos quiero y voy a recorrer. 

No todos tienen la inmesa fortuna de tener alguien así, pero ese alguien puedes ser tu. Para ti mismo y para los demás. Es, creo, uno de los mejores legados que puedes dejar. Pero más allá de tu legado, es tu vida, tu hoy. Cada día, cada instante, es un aprendizaje y una oportunidad de ser feliz. no la desaproveches.  El tiempo es un recurso irrecuperable. Somos un reloj de arena que no puedes dar la vuelta para volver a empezar... No al menos en esta vida, que es la que conocemos. Pero sí puedes aprender de tus errores, reinventarte y no desperdiciar el resto de granitos de arena que te quedan. 

Las respuestas las tenemos, muchas veces, delante de nosotros y no sabemos o no queremos verlas. Un silencio, un gesto, una mirada dicen más que mil palabras. Hay quien te llenará de promesas que quedarán en nada cuando llegue la hora de la verdad, pero también quien nunca dijo nada y está ahí para ser tu apoyo, tu bastón. Con anterioridad he hablado de estas "sorpresas" que nos da la vida... y lo son, muchas veces, porque no sabemos ver ni escuchar. O sí sabemos, pero no queremos aceptar la realidad que la vida nos pone delante. 

Hoy, para terminar, quiero decirte que hagas de cada momento una vida, y de la vida un único momento. Los mejores perfumes vienen en frasco pequeño, así como las grandes amistades se prueban en los pequeños gestos. Muchos se buscan a sí mismos en las amistades que cultivan, así como Narciso buscaba reflejarse en las aguas de la vanidad. Nadie es insustituible, pero todos somos útiles y necesarios. Ya por último, recuerda: Si quieres elevar el mundo. Empieza en casa, elevándote a ti mismo. 

Que tengas un bien día, y gracias por leerme.








martes, 28 de octubre de 2014

Reordena y descarta

Cada ser humano es un mundo, eso está claro, pero creo que hay premisas fundamentales que nos sirven de común denominador a todos: Querernos, cuidarnos, darnos nuestro lugar, buscar la felicidad. En mi humilde experiencia, he encontrado ciertos fallos comunes a muchos de nosotros y hoy quiero hablarte de uno de ellos: Buscamos la felicidad en el lugar y persona equivocada...

Sí, así es. Para empezar hay un concepto que debemos tener muy claro: la felicidad está en ti... en nadie más y en ningún otro sitio. Puedes darle la vuelta al mundo, conocer a un millón de personas,  tocarte la lotería, enamorarte 20 veces y aún así no ser feliz ni un momento. Está en TI, porque eres TU quien decide serlo en lugar y momento. ante cualquier situación, circunstancia y detonante. Otra de las grandes cosas que aprendí de la gigante de mi madre es a disfrutar cada instante del gran valor de las pequeñas cosas: el sabor de un café,  sentir la brisa en el rostro, una buena compañía, una sonrisa, una caricia, una llamada... un silencio. No tiene precio aprender a disfrutar de verdad de esos pequeños grandes instantes, que son los sumandos que totalizan en tu felicidad. 

Cada uno de nosotros tenemos nuestra escala de valores, todas ellas respetables, nuestro orden de prioridades. La cuestión está en que nos satisfaga y nos sintamos bien cada día con aquello que hacemos, las decisiones que tomamos y cómo vivimos. Desde pequeña mi padre siempre me decía "Cada día, cuando vayas a la cama, consulta con tu almohada; haz un balance de tu día: qué has hecho hoy, qué has aprendido... Intenta que ésta cada día, o la mayoría de veces, sea positiva"

Hay quien rodeado de gente está solo, y quien estando "sólo", realmente vive acompañado.  Así como para cuidar de los demás, primero debes cuidar de ti. Creo que primero deberíamos aprender a valorar nuestra soledad (y disfrutar de ella), nuestro tiempo, nuestro yo en su conjunto para así después saber valorar y cuidar el de los demás, y sobre todo de aquellos que nos importan. Creo que cuando alguien aprende a disfrutar de sí mismo y en su propia compañía, no sólo se siente mejor consigo mismo, sino que disfruta más de la compañía de demás... y creo que una de las razones es porque estar acompañado, para este tipo de personas, es una elección y no una necesidad. 

Descarta de tu vida todo aquel/aquello que te hace daño, que no te aporta nada  positivo o que en resumen no es un sumando a tu vida. Cuando estás en la cresta de la ola, eres querido y deseado por todos... cuando no es así, cuando estás en la sima (que no cima!, recalco la diferencia) descubres quién es quién y qué lugar ocupa cada uno en tu vida... en todos los sentidos. Te llevarás muchas decepciones, nos ha pasado a todos, pero también te llevarás grandes sorpresas... la vida, más de una vez, te tiene deparadas cosas que no podrías imaginar, y muchas veces esos momentos terribles desencadenan en algo muy bueno que no habrías siquiera imaginado. 

Muchas veces puedes llevarte decepciones no porque quien esté frente a ti no sea bueno, sino porque no lo tienes en el lugar o posición correcta en tu vida. Cada persona que entra en nuestras vidas tiene una "función" que tarde o temprano descubriremos. Todos, el que más y el que menos, dejan una pequeña (o gran) huella, una enseñanza, una anécdota.... Son estas las cosas que debemos atesorar, y no lo negativo... que a fin de cuentas son sustraendos.. Lo que sí debemos conservar de estos "sustraendos" son los aprendizajes que nos dejan. Cometer un error una vez, está permitido; dos veces es de tontos y ser repetitivos es no aprender y caminar en círculos. 

Mi conclusión de hoy es: Aprende a conocerte, quererte, disfrutar de ti mism@; Descarta de tu vida todo aquello que ponga en negativo la balanza de tu vida. No sufras por lo que no puedes cambiar. Aprende a colocar a cada uno en el lugar que le corresponde. y, por último, recuerda que tu y sólo tu eres dueño de tu vida y tu felicidad.

Buenas tardes y gracias por leerme.