Mostrando entradas con la etiqueta Cáncer. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cáncer. Mostrar todas las entradas

lunes, 11 de julio de 2016

Un día como hoy...

Un día como hoy, hace dos años, me levanté temprano y desayuné con papá, nos esperaba una larga mañana. Me apoyaba en él o en la pared para caminar porque no podía ponerme erguida. No había cumplido ni 20h de haber salido de quirófano, de una sencilla pero molesta intervención. 

Llegamos y la espera fue un poco larga, pero a mi me parecía eterna. Quería entrar cuanto antes y empezar de una vez. Al verme, mi oncólogo me propuso un par de veces posponer el primer gotero... Pobre hombre, no tenía idea de lo que acababa de hacer. Lo bueno es que, por lo visto, está acostumbrado a ver todo tipo de reacciones, y la mía hasta le hizo reír.

Una pioja, mandona, pequeña pero con la energía suficiente como para comerse el mundo, prácticamente regañándolo por siquiera plantear semejante cosa. Había madrugado, había desayunado bien, me había puesto guapa y era el día de mi cumpleaños... No regresaría a casa sin haber empezado. 

Y así fue. Entré a paso de tortuga pero con una sonrisa que no me cabía en el rostro. Era una sala con todos nuestros sillones dispuestos uno al lado del otro en forma ovalada, concéntricos a la mesa de las enfermeras (todas muy cariñosas, por cierto). Al acabar, volvimos a casa y entonces pudimos celebrar. Nos esperaba una deliciosa tarta de fresas home made. Gracias, estaba deliciosa.
Un día como hoy, hace un año, celebraba con quienes me habían tomado de la mano para no soltarla más, haber ganado la batalla y estar empezando una nueva etapa con una nueva y, en working progress, mejorada versión de mi misma. Si bien había sido el año más duro de toda mi vida, también había sido el año que -con diferencia- más me ha aportado. 

Cada vez que salía a la calle, me parecía ir caminando sobre las nubes. No podía borrarme la sonrisa del rostro y aunque aún estaba agotada, tenía tantas ganas de hacer tantas cosas que parecía que iba a explotarme el pecho. Un universo de emociones tan o más intensas que la primera vez de todo. La primera escapada, el primer baño de nuevo en el mar, el primer corte de cabello... Un mundo de pequeñas cosas que ahora sabían a maravillosas aventuras. 

Ese working progress implicaba también mucho trabajo. Había mucho que hacer, mucho que arreglar y aún un largo trecho de camino por andar. Pero por extenuante que fuese, valía la pena cada esfuerzo porque con la suma de muchos de ellos iba dando pequeños pasos. 

Hoy celebro mi 2º cumpleaños llena de vida, como en estos últimos dos años, eternamente agradecida. Agradecida:

  • Con Dios y la vida por permitirme despertar cada mañana
  • Con mi Mamá, por haberme dado la vida 2 veces, por ser mi heroína, mi ejemplo a seguir, mi Angelito de la Guarda
  • Con los dos hombres de mi vida, mi Papá y mi hermano, que fueron mis agarres a la vida y son mi todo
  • Con esas amigas que fueron (son) como hermanitas que me regaló la vida. Gracias por tantos cuidados, tanta atención, preocupación, compañía, apoyo y cariño
  • Con quien me escuchó y ayudó en silencio en el momento preciso, porque te debo la vida
  • Con todos los que estuvieron para mi familia y para mi de todas las maneras posibles, y muchos sin importar la distancia
  • Con España, porque aunque todo sea siempre mejorable, y la nuestra se haya visto golpeada por la crisis, tenemos una Sanidad Pública impresionante y envidiada por otros países del también llamado  1º Mundo
  • Con el equipo del Hospital de La Ribera (médicos, enfermeras, técnicos, auxiliares...), porque son increíbles. Su trabajo, cercanía y empatía son dignos de aplauso
  • Con la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer), porque su labor es encomiable y lo que hacen no tiene precio. 
Son muchos los motivos por los que estar felices y agradecidos de estar aquí. Han sido 3 cumpleaños muy distintos, pero en todos ellos había algo en común:

Un día como hoy... celebro LA VIDA. 


miércoles, 21 de enero de 2015

El Miedo

Bueno, aquí estoy de nuevo. Después de hace exactamente 20 días. He intentado escribir varias veces, pero no he llegado a terminar de publicar. Ha sido un inicio de año ajetreado, pues me tocaba ya pasar por quirófano. Está siendo una recuperación dura- no vamos a engañarnos- pero se avanza día a día, que es lo importante. 

Hoy, como hace semanas, quiero hablarte del miedo. Si buscamos su significado según la Real Academia, miedo (del latín, metus) puede ser la "perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario" o el "recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea". Bien, si lo vemos desde el punto de vista biológico, es un mecanismo de defensa que nos sirve para reaccionar ante situaciones adversas con rapidez y eficacia (como, por ejemplo, el posible ataque de un animal) Desde el punto de vista psicológico, es un estado emocional necesario para la adaptación al medio, y según Wikipedia, " Para algunos el miedo en el ser humano no guarda ninguna relación fisiológica (como reacción de alerta), sino que es un producto de la conciencia, que expande nuestro nivel de conocimiento" (cuestión que no comparto del todo).


Sea cual sea el enfoque que le des, el miedo te previene, te mantiene alerta y - si así quieres - se supera y te ayuda a superar la situación que te llevó a él. Forma parte de esos sentimientos que nos ayudan a evolucionar, aunque no sean positivos ni de nuestro agrado, obviamente, pero precisamente por ello nos sirven de empuje para avanzar. La cuestión está en aprender a dominar nuestra mente, que no es fácil, y enfocar positivamente esas emociones. 

Estas Navidades me vi con una amiga de la infancia, y con ella estuve comentando este tema. Cuando me diagnosticaron cáncer, como es normal, sentí miedo. Miedo de todo, miedo a la quimio: sus efectos, el dolor físico y emocional. Cuando llegó, se fue paliando cada efecto lo mejor posible, se fue aprendiendo a cada paso. Luego vino el miedo a la cirugía. Si bien los quirófanos inspiran respeto, nunca había tenido miedos tan fuertes... pero después me fui dando cuenta, con el paso de los meses, que enfocaba en el quirófano el miedo que me producía lo que venía después. Obviamente, no es un trago fácil, es muy duro... pero, de nuevo, se va avanzando poco a poco. La cuestión está en enfocar el miedo en lo positivo o, visto de otra forma, ayudarte a llevarlo lo mejor posible y superarlo de la mejor manera. Vivirlo como protagonista, no como víctima.

El miedo a la quimio (como podría ser otra cosa: la compra de una casa, declararte a alguien o una entrevista de trabajo) me puso en "alerta". Puedes quedarte pasmado o aterrorizado a esperar que llegue el temido momento, o aprovechar la adrenalina que produce y exprimirte el cerebro... yo decidí lo segundo. ¿Se me va a caer el cabello? Ok, voy a necesitar pañuelos a mano. ¿No me voy a sentir bien cuando salga de los goteros? Voy a necesitar ropa y calzado cómodos a disposición, además de tener lo necesario a mano para que quien me vaya ayudar encuentre las cosas con relativa facilidad... Parecen tonterías, pero no lo son. Y teniendo tantas cosas en las que pensar y preparar para esa situación, sin querer darte cuenta ya estás ahí y la estas superando positivamente. Estás creciendo con ella, no ahogándote en ella.

Como este ejemplo, puedes enfocarlo en cualquier otro aspecto de la vida: un despido, una pérdida, un cambio de vida... cualquier situación. Puedes afrontar el miedo y sacarle provecho, actuando de la manera que consideres más oportuna y/o beneficiosa. No quiere decir que no vayas a sufrir, quiere decir que te estarás ayudando a llevarlo lo mejor posible. Tampoco te digo que sea fácil, porque no lo es en absoluto, pero sí marca la diferencia entre vivir victimizándote o salir adelante superando cada piedra que se te presente en el camino. Puedes ser el despedido que está en el paro lloriqueando o el buscavidas que encuentra una nueva oportunidad; el/la "que se queda a vestir santos" o el/la "solter@ de oro"; El inmigrante nostálgico, cerrado y temeroso, o el que se adapta a la sociedad que le acoge, aprende a quererla y respetarla, encuentra trabajo, un hogar y esa vida mejor que venía buscando... Está en ti. Sólo en ti. 

Buenas noches y gracias por leerme. No olvides compartir el link, pues puede serle de ayuda a alguien cercano. 










miércoles, 19 de noviembre de 2014

En el cáncer y en la vida: Convivir con la incertidumbre

La semana pasada te contaba muy resumidamente la experiencia como familiar y como enfermo de cáncer. Como he comentado más de una vez, una de las cosas con las que tienes que convivir durante todo el proceso esta enfermedad es la incertidumbre. Es uno de los factores fundamentales del miedo, la ansiedad, el nerviosismo y el stress que genera en pacientes, familiares y allegados. La información se facilita con cuentagotas y somos muchos los que requerimos más información de la que recibimos.

Hay todo tipo de pacientes. Yo tengo compañer@s de batalla que prefieren recibir la información mínima y necesaria, y seguir el tratamiento según los dictámenes del médico por cierta inercia y con fe ciega, cosa que admiro. Otr@s, curiosos, inquietos y preguntones como yo vamos averiguando por todos los medios posibles, preguntando diferentes opiniones e interrogando a nuestros médicos en cada consulta. Pero claro, la información facilitada es escasa, no por no querernos informar sino por cautela. Algo loable, inteligente y positivo para nosotros como pacientes y como familiares.

Somos únicos.

Cada cuerpo reacciona de manera diferente ante un mismo tratamiento. A esto hay que sumarle (dejando de lado el tipo de cáncer, estadio, etc) la situación personal de cada uno. Todo influye: tu alimentación, cómo afrontas la adversidad, tu situación personal, el apoyo que te rodea y de quién lo recibes, las carencias emocionales, económicas, físicas, etc. Todos ellos factores importantes que afectan el proceso de tu lucha por la vida

Dada la unicidad de cada uno de nosotros, no siempre podemos saber cómo va a reaccionar nuestro organismo, y por ende tampoco esta bendita enfermedad. Por ello, los médicos, como profesionales, no pueden aventarse a decir cosas de las que no tengan total seguridad. Arriesgarse a informarte del próximo paso, por ej, hasta no ver cómo evolucionamos... y aún así, las cosas pueden ir, y van, cambiando a lo largo del camino.

También es importante tener en cuenta que los psicooncólogos hacen mucho incapié en no dar información hasta que no sea decisión prácticamente irrevocable, puesto que nos crea inseguridades, temores y genera desconfianza. Es sabido que, si bien el tratamiento es pautado según protocolos establecidos, éste se va modificando y adaptando a cada persona según sus necesidades.

Aprender a vivir el día a día

Una de las cosas que nos repiten una y otra vez psicooncólogos, oncólogos y médicos generales es "vamos paso a paso". Es bucólico, romántico, vivir una vida improvisada día a día... e inteligente y necesario aprender a hacerlo en ciertos momentos de la vida... Éste es uno de ellos. Si bien tenemos una idea aproximada de cómo se desarrollará el tratamiento, tenemos que contar con que surjan contratiempos, cambios y que no disponemos de toda la información -aunque creamos que sí- pues nos iremos enterando de todo cuando vaya llegando el momento apropiado. Sabemos cómo y cuándo empezamos, pero no podemos tener una fecha predeterminada de culminación ni sabemos el estado exacto en el que estaremos en cada etapa, por lo que es fundamental aprender a vivir un día detrás de otro.

Como ya te he dicho en otra ocasión, puedes hacer planes a largo plazo, claro que sí... pero no te presiones, y antepón los plazos cortos... muy cortos. Ten objetivos generales, pero céntrate en aquellos puntuales que puedes ir realizando día a día, semana a semana. 

Aprender a controlar tu mente y no que ella te controle a ti

Para los ansiosos que queremos hacer mil cosas y saberlo todo, vivir "día a día" puede resultar todo un reto... pero si quieres, puedes. ¡Se consigue! Es, como en muchos otros aspectos, aprender a dominar la mente y no que ella te domine a ti. Este fin de semana una buena amiga me preguntó "¿Cómo haces? Tu me dices que no puedes permitirte pensar en esto o aquello... Muy bien, pero quiero saber ¿cómo lo haces?" Controlando tus pensamientos. Así cada vez que viene a tu mente un pensamiento negativo, es más inteligente reenfocarlo a uno positivo y dejar de lado aquel que te hace daño, que regodearte en ese que sólo te hace daño y no puede cambiar tu situación. Centrar tu atención en un nuevo pensamiento. Te pongo un ejemplo:

Dado el proceso que estoy pasando, me he quedado sin trabajo y, como es normal, a veces me persiguen pensamientos negativos como "¿Quién va a contratar una persona con mi aspecto actual y con prácticamente un año desligada del mundo laboral?", "Me costará mucho encontrar empleo", "¿Y si...?"... y así podría seguir un párrafo entero, pero vamos al grano: cuando estos pensamientos aparecen podría hacer dos cosas:
1- Darle mil vueltas al asunto y hundirme en la tristeza y la desesperación o,
2- Reenfocar mi pensamiento en algo positivo que bien puede ser buscar opciones alternativas de generarme ingresos o bien puede ser centrarme en otro tipo de pensamiento que no me genere stress. Algo que me guste, me relaje, me apasione... y si no lo consigo, entonces enfocar mi atención en algo que tenga que hacer y ocupar mi mente. 

Más de un@ estará pensando ahora mismo "que fácil decirlo... hacerlo es muy distinto. Yo no puedo". Pues, querid@ lector@, estás muy equivocad@... SÍ SE PUEDE. Tienes que proponértelo, informarte al respescto y reeducar tu mente para ser tú quien la controle y no al revés. No es fácil, nadie ha dicho que lo sea, pero el esfuerzo vale la pena.

Esto puede extrapolarse a la vida diaria de cualquier persona. Puedes aprender afrontar la adversidad y los malos pensamientos, redireccionándolos y reenfocando nuestra energía a cosas positivas. Esto nos hace más eficaces y eficientes ante las vicisitudes, más felices y más sanos física y emocionalmente, puesto que -aunque no lo creas - te ayuda enormemente a disminuir el stress (factor desencadenante de numerosas enfermedades).

Reflexión de hoy: 

Un conocido proverbio chino dice "Si un problema tiene solución, ¿para qué te preocupas?, y si no lo tiene ¿para qué te preocupas?"... Lo tenga o no, en lugar de centrarte en lo negativo, céntrate en lo positivo. Reenfoca tu energía. 

Para los que estamos pasando por este duro proceso: Es largo, sí, y duro, muchísimo, pero se sale adelante. Tenemos que luchar y dar lo mejor de nosotros. Que este trance nos sirva para ser mejor persona, vivir más felices y saber aprovechar cada momento y cada detalle de la vida. No todos tienen la fortuna y desgracia de haber pasado por una situación que les lleve de saber valorarlo, ¡aprovéchalo!

Dicho esto, me despido no sin antes darte las gracias por leerme. Recuerda que ahora también puedes seguirme en 

Twitter: @tukieresypuedes 







miércoles, 12 de noviembre de 2014

El cáncer como familiar y como paciente.

Hace unas semanas te hablé de la importancia de la aceptación, el primer paso y encendida de motores; Te hablé de cuidar primero de ti para así después poder cuidar de los demás; De reordenar y descartar todo aquello que desbalancée negativamente tu vida. Hoy quiero hablarte de cáncer y de las dos caras de una misma moneda: el familiar y el paciente. Para bien y para mal he sido (soy) las dos cosas.

Fui familiar por mi madre y con ella aprendí mucho. Hice todo lo que te recomiendan y lo que no. Desde buscar toda la información que consiguiese en Internet hasta pedir ayuda profesional. Si mi experiencia puede servir para que alguien que esté pasando por esto o algo similar lo lleve lo mejor posible, habrá valido la pena.

Como familiar y como enfermo se pasa por muchas etapas en poco tiempo, y a veces éstas se repiten. Es una montaña rusa de emociones durante el proceso. En mi caso te puedo contar que mi experiencia como familiar, en resumen, fue la siguiente: Al principio, después del shock de la noticia, entras en una fase de cierta angustia en la que tanto la falta de información como el exceso de la misma pueden ser tus tus enemigos. Dada la falta de información que se vive durante el proceso, sobre todo al principio, recurrimos a "San Google", revistas, prensa, libros, conocidos y conocidos de conocidos. No te digo que no busques información, pero sí -y con experiencia-  que no te satures de ella. Es importante que tus fuentes sean fidedignas y no te quedes con dudas. Si lo que averiguas, no satisface tu necesidad, pregunta... pero pregunta al oncólogo. Durante todo el proceso irás sabiendo poco a poco, paso a paso. 

Luego de varias subidas y bajadas, llega la aceptación y con ello se hace más fácil avanzar... si así lo deseas. Puedes echarte a morir o puedes luchar y apoyar a ese ser querido en todo lo que necesite. Vas a necesitar armarte de paciencia, fuerza y mucha voluntad. Un paciente de cáncer no es siempre la persona que tu conocías. Su personalidad se ve en cierta forma afectada, no sólo emocionalmente por lo que le ocurre y por  cómo cambia su vida, sino físicamente. Se siente disminuid@ tanto en su aspecto físico como en su energía, y la acumulación de químicos en el cuerpo afectan - y mucho - a su estado nervioso (además de los efectos secundarios conocidos, como náuseas, caída del cabello, etc). Es entonces cuando esa persona te necesita más que nunca. 

Son muchos los factores que le afectan,  pero también a ti. Con anterioridad hablé de que para cuidar de los demás primero debes cuidar de ti, pero entonces lo enfoqué como enfermo. Ahora tú, como familiar debes tener presente lo mismo. La vida del enfermo cambia, pero la tuya, como familiar, también cambia... y mucho. Si le acompañas al hospital vives muy de cerca todo el proceso , te ves más compenetrado y ves casos similares y peores a su alrededor. Él /ella necesitará de tus cuidados, y ello conlleva tiempo, esfuerzo y desgaste tanto físico como emocional. A eso hay que sumarle la preocupación constante en la que vives hasta que no recibes la noticia de que realmente está todo bien. Como familiar (y hoy te lo digo siendo la enferma) necesitas mantener, en la medida de lo posible, un poco de espacio para ti. Esto será doblemente beneficioso: tu estarás mejor y, por ende, podrás cuidar mejor. Intenta descansar, alimentarte bien, hacer algo de ejercicio -si puedes-  o desconectar de alguna manera... así sea salir a dar una vuelta 20-30 minutos cuando te sea posible. 

Ahora bien, como enferma el enfoque es otro. Cada persona es un mundo y todos reaccionamos de manera diferente, pero por las personas que conozco, y mi propia historia, te puedo decir que, sobre todo al principio, sufrimos más por los que nos rodean que por nosotros mismos. Después, con el paso de los días, es cuando realmente empezamos a enfocamos en todo lo que nos viene por delante. Y si hay algo que puedo decir con certeza, es que necesitamos más que nunca de las personas que amamos (aunque no siempre lo digamos o demostremos; incluso aunque nos mostremos distantes). Son nuestros motores de lucha, nuestro alimento y nuestro bastón. Estamos más sensibles, irritables... hasta insoportables, a veces. Nos azota otra montaña rusa de emociones constante. En un mismo día puedes sentirte muy mal y luego notoriamente mejor. Estar, aparentemente, muy bien y dos horas más tarde sumido en el miedo, depresión o desesperación... y quizás, después de un súper abrazo de oso, diez minutos más tarde estar planeando qué harás cuando acabes la quimio. 

Como paciente hay varias cosas importantes a tener en cuenta, según mi parecer:
1.-  "Querer es poder" y "mientras hay vida, hay esperanza". Por terrible que suene tener cáncer, tienes que buscar la inmensa fuerza, que seguramente desconocías, que hay en ti. Lucha a capa y espada por la vida, te queda mucha guerra por dar. 
2.- La ilusión será tu salvavidas, no la pierdas. Habrán momentos en los que lo veas todo gris, incluso negro, negro azabache!, pero tienes que mantener la ilusión.... y cuando la pierdas, ¡reinvéntala! Estoy segura que tienes muchos sueños por cumplir. Hay muchas cosas que antes ni te habrían pasado por la cabeza y hoy las puedes ver con otros ojos. La vida son dos días, y tienes que vivirlos no dejar que simplemente transcurran. 
3.- Fuerza de voluntad. Muchos carecemos de ella, pero es primordial - como en todo - para salir adelante. Se constante en tus cuidados: hidrátate y aliméntate bien, usa protector solar y crema hidratante a diario, sigue las indicaciones de tus médicos. Mantente activ@. No todos pueden trabajar, depende del tratamiento que recibas... pero no te apoltrones en el sofá. Haz cosas que te enriquezcan mente, cuerpo y alma. Cuando te sientas bien, sal a dar un paseo (intenta que sea a diario, o casi), lee algún libro, oye música, ve alguna película o serie (en mi opinión intenta evitar las cosas deprimentes y busca cualquier cosa que te aúpe el ánimo) 
4.-  Alimentación: soy reiterativa, sí, pero es importantísimo. Pregúntale a tu médico qué dieta debes seguir, pues si bien todos debemos seguir una que sea sana y balanceada, según el tipo de cáncer que tengas te convendrá una alimentación u otra. Infórmate bien sobre qué alimentos te convienen y cuales no. Un alimento que me atrevo a adelantarte que deberás reducir a su mínima expresión es el azúcar. Éste es el combustible con el que se alimentan nuestras células... y el cáncer!
5.- No te encierres. Apóyate en la gente que quieres y te quiere. No te enfoques en quienes tengan reacciones que te resulten decepcionantes. Déjate querer y cuidar, y te llevarás gratas sorpresas. Aprenderás, sin darte cuenta, quién es quién y qué lugar ocupa cada uno en tu vida. Es en estos momentos en los que conocerás más de todo quien te rodea. 
6.- Vive cada día. Es un proceso largo en el que la incertidumbre prima por muchas razones. Aprende a vivir con ella y a enfocarte en todo lo positivo en cada momento. Es lo que te dará siempre fuerzas y te mantendrá arriba. No hagas grandes planes para dentro de 5 años... o sí, pero céntrate en hoy. Vive hoy y después mañana.
7.- Nunca dejes de sonreír, aún cuando estés triste o mal. Dibuja siempre una sonrisa en tu rostro, primero para ti mism@... y después para los demás. 

Dicho esto, me voy a despedir esperando ver a familiares, enfermos y a ti enseñándome los dientes. Hay muchas formas de ponerse el pañuelo, pero SIEMPRE debe ser con una sonrisa.  La vida es bella y no la debes dejar pasar como el agua entre tus dedos. 

Hay muchas formas de ponerse el pañuelo, pero SIEMPRE debe ser con una sonrisa



Buenas tardes y gracias por leerme. 

miércoles, 15 de octubre de 2014

La aceptación.

Hace ya casi 3-4 días que buscaba un rato para escribir. Es increíble, pero aún estando de baja sigo siendo un terremoto. No paro hasta que el cuerpo me dice “bate´ria baja” en rojo, negritas y subrayado. Hoy quiero hablar del paso que muchas veces, a mi parecer, es el más difícil de dar.

En la vida siempre se nos presentarán adversidades de mayor o menor envergadura. Puede ser la pérdida de un ser querido, de un empleo, una relación enviciada o una enfermedad. Sea cual sea, el paso fundamental para avanzar es la aceptación. Puedes intentar esquivarlo como se esquivan las balas en The Matrix, rehuirle, ignorarlo... pero hasta que no lo aceptes,no podrás afrontarlo. Si no lo afrontas, no lo resuelves y no avanzas. Te estancas en una espiral o círculo vicioso. Digamos que aceptar es comparable a la encendida de motores. Si no Enciendes el motor, no podrás mover el coche.

Todo tiene su proceso y cada uno necesita su tiempo, pero no se puede luchar contra un enemigo que no admites tener. En el caso que me ataña, hablar de cáncer siempre da miedo...y mucho, pero como bien sabes, está en cada uno de nosotros afrontarlo de una manera u otra. Yo debo reconocer que contaba con ventaja porque, desgraciadamente, tenía algo de experiencia con el proceso a seguir y parte de sus consecuencias al corto y mediano plazo tanto para mi como para la gente que me rodea.

 La incertidumbre, en mi opinión, es uno de los principales desencadenantes del miedo. Tememos a lo desconocido, al sufrimiento, a las secuelas... y, además, tendemos a atesorar las historias terribles que hemos oído y visto en noticias y películas dramáticas. Pero también las hay con final feliz, y aunque no las hubieres oído, tu podrías ser esa primera buena historia... siempre y cuando quieras serlo. Mira el caso de Teresa, la auxiliar de enfermería infectada de Ébola. Dejando completamente de lado opiniones políticas o críticas sobre el tema, la chica está luchando como una campeona. Si bien es cierto que está recibiendo todo lo mejor que se le puede dar y la están cuidando al máximo, ella desde el principio dijo "yo voy a salir de esta, tengo que salir de esta" y está luchando por ello, aferrándose a la vida con uñas y dientes. 

La tecnología ha avanzado muchísimo, al igual que la medicina lo hace día tras día. El tratamiento -para el cáncer- es duro, claro que si. Y llegan momentos en que te flaquean las fuerzas y lo ves todo gris y cuesta arriba... pero tienes que ser fuerte y positivo. Desmitificar y desdramatizar la enfermedad, y luchar por la vida.

Hace unas semanas, en la AECC, conocí a una señora rebosante de energía. Me contó que fue al médico porque llevaba tiempo, según ella pensaba, con un "desgarre muscular " que no le daban curado, pero resultó ser cáncer de pulmón con metástasis. Entonces le dieron un 50% de probabilidades, y la mujer lleva dos años y contando! La frase que más me gustó de ella fue "¿tu sabes lo que hago yo con un 50%?... vamos, eso es una barbaridad!!" 

Antes he dicho desdramatizar, si, y es muy importante. No sólo ante esta u otras enfermedades aún peores, sino ante todo lo que nos acontezca. No es el fin del mundo. Mientras hay vida, hay esperanza... SIEMPRE. Y lo último que tienes que hacer ante cualquier adversidad es rendirte. Como dice mi padre "la realidad no la puedes cambiar, pero puedes - y tienes- que adaptarte a ella."

Podría seguir contándote historias, pero no quiero hacerme eterna. Quiero sólo dejarte una última reflexión: Puedes tener todas las oportunidades del mundo, pero si no tienes una actitud positiva y no luchas por lo que quieres, no llegarás a ninguna parte... o al menos, no a nada positivo. 

Buenas noches y gracias por leerme.