sábado, 23 de abril de 2016

¿Quién se ha llevado mi queso?

Hoy,  Sant Jordi (En Cataluña) y Día Mundial Del Libro, no puedo dejar pasar por alto un post que llevaba tiempo queriendo publicar. En 1998 Spencer Johnson (psicólogo y escritor estadounidense) publicó un libro titulado ¿Quién se ha llevado mi queso?, que me gustaría relatarte muy resumidamente. Puede que se te haga un poco largo pero, por favor, léelo hasta el final. 


La obra relata la historia de 2 ratoncitos: Oli (Oliendo) y Corri (Corriendo) y 2 liliputienses (personas diminutas, del tamaño de los ratoncitos), cuyos nombres eran kif y Kof. Se desarrolla en un laberinto en el que los 4 personajes pasaban el día buscando sus quesos favoritos. Muchas veces sin encontrar nada, pero al día siguiente continuaban buscando. 
Los ratoncitos, Oli y Corri, recorrían un pasillo y si no encontraban nada, daban la media vuelta y buscaban en el siguiente. En cambio Kif y kof empleaban su capacidad de pensar y aprender de experiencias pasadas. 
Al cabo de un tiempo ambas parejas consiguieron el tan ansiado queso y volvían al mismo punto cada día, pero Kif y Kof empezaron a relajarse y llegaban cada día más tarde.... Tenían el queso asegurado. Hasta que un día llegaron los ratoncitos para encontrarse con la mala noticia de que el queso estaba prácticamente agotado, por lo que se alimentaron y se fueron en busca de más. Para cuando llegaron Kif y Kof ya no quedaba nada. Entraron en cólera, se irritaron muchísimo y kif reclamó en voz alta quién se había llevado su queso. 
Los ratoncitos siguieron día tras día en su búsqueda, hasta que después de mucho trabajo dieron con otro punto del laberinto en el que había cantidades inmensas de quesos exquisitos. Por su parte, Kif y Kof analizaban y Kof proponía ir en busca de queso, a lo que Kif replicaba que había que esperar, pues el queso volvería tarde o temprano. Kof, entonces, tomó la determinación de irse y emprender su propia búsqueda.
A continuación el autor cuenta todas las peripecias y hermosos detalles del viaje de Kof en busca de su nuevo queso y el enorme crecimiento personal que ello supuso. Así mismo, relata la frustración y el estancamiento de Kif, quien se quedó a la espera de que su queso, tarde o temprano, volviese; cómo se dejaba paralizar por el miedo y la incertidumbre que producen lo desconocido. 
Al final, Kof - con arduo trabajo - encuentra un nuevo lugar con quesos exquisitos y en gran abundancia. Lugar en el que, por cierto, se reencontró con Oli y Corri, con signos de estar muy bien alimentados. ¿Por qué los ratoncitos estaban allí y tan bien alimentados? Porque su simple, y aparentemente ineficiente, método les mantenía siempre alerta. No esperaban a acabar las existencias, ni se paraban a reflexionar en la inmortalidad del cangrejo (como decimos en Venezuela), sino que actuaban. Estaban siempre alerta a las señas de cambio. No se dejaban paralizar y avanzaban.  
"Cambia, muévete cuando se mueve el queso. Disfruta del cambio, saborea la aventura y disfruta del nuevo queso"






A lo largo de la historia te va enseñando la importancia de prepararte para el cambio, de estar alerta para saber detectar los pequeños cambios que preceden a los más grandes, de no dejarte paralizar por las adversidades que se presentan en la vida y de que lo único seguro que tenemos, además del momento presente, es el cambio. Somos y vivimos en constante cambio. Las circunstancias son las que son y no podemos cambiarlas, pero sí podemos hacerlo nosotros y evolucionar con ellas... y ello llevarnos al nuevo queso, cuando el nuestro escasea o se ha acabado. 


Cuenta como más de una vez Kof quiso volver a buscar a su amigo, y de hecho lo hizo, pero no valió de nada. Fue entonces - al final -  cuando se dio cuenta que Kif, y sólo Kif, era artífice de su propio destino. Que por mucho que él quisiera ayudarle, no podría si el propio Kif no se ayudaba a si mismo. Pero al menos le quedaba la satisfacción de que si algún día su amigo decidía salir de su letargo, él le había allanado el camino, dejándole una y mil notas de sus aprendizajes, guiándole en ese maravilloso viaje de búsqueda y crecimiento. 

Para concluir: 

1- "Si no cambias, te extingues". Como decimos en España... "Renovarse o morir"... en todo lo que hagas, en todos los aspectos de tu vida. 

2- "Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre", y yo diría que más que dejarlo atrás, es aprender a gestionarlo. Es una herramienta de supervivencia...   y de superación. (de ello hablo en el post del 21 de enero de 2015 " El Miedo")

3- "Imaginarse disfrutando del queso nuevo antes incluso de encontrarlo, conduce a él"... ¿quién no ha saboreado la emoción de acabar una carrera cuando se entrena para ella? De hecho es un fuerte método de motivación. Visualizarte alcanzando esa meta por la que luchas te dará aún más fuerza para llegar a ella.  

4- "Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el queso nuevo" Cuando dejas de regodearte en lo que has perdido, dejas de perder tiempo y energía absurdamente en lo que ya no tienes. En cambio, empleas esos mismos recursos que antes desperdiciabas, en encontrar ese nuevo "queso" que buscas, quieres o necesitas

5- "Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria".... Sí, así es. Cuando saboreas el éxito del cambio, disfrutas del camino y de la meta, cada vez te cuesta menos emprender otros nuevos. 







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