lunes, 30 de mayo de 2016

La crisis como oportunidad

Desde el principio de los tiempos, las crisis han sido grandes oportunidades. Si miramos atrás, encontraremos grandes crisis mundiales, o conocidas a nivel mundial, como la recientemente vivida desde 2008 y más conocida como " La Gran Recesión", "La Gran Depresión" o "Crisis del 29", "El Corralito Argentino" (2001), "La Hiperinflación Alemana" (1921-1923), "El Efecto Tequila"  (México 1994), "El Lunes Negro del 87" (EEUU), "La Crisis Petrolera del 73" o "La Crisis de Kuwait" (1992).

Todas ellas tienen algo en común: fueron terribles, devastadoras, pero a la vez se convirtieron en grandes oportunidades para quienes supieron sacarles provecho. De hecho, si buscamos el significado de "crisis" encontraremos varias maneras de explicarlo, pero creo que una de las que, a mi parecer, mejor lo resume es la siguiente "Coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución".

Como en todo lo que nos acontece, podemos vivir como víctimas o como vencedores. Así como en España, y a nivel europeo, se fueron tomando las medidas que se fueron considerando oportunas para paliar los efectos de la intensa crisis (y dejando completamente de lado opinión política o respecto a las medidas tomadas), en nuestra vida diaria pasa lo mismo. 

"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo" (Albert Einstein). Si hay algo en tu vida que no va bien, en lo que no avanzas... probablemente debas cambiar los métodos. Rendirse no es una opción, pero aceptar que quizás ése no es el camino correcto puede ser una sabia manera de afrontarlo.  

Quedarte sin trabajo, por ejemplo, puede ser una desgracia o una gran oportunidad. Seguro que más de una vez te han dicho "cuando se cierra una puerta, se abre una ventana"... A veces al cerrarse una puerta, puede ser que  se esté abriendo un portón, en lugar de una mísera ventanita. Todo está en cómo enfoquemos la situación que se nos presenta y cómo la afrontemos. 

Son más que conocidas las famosas crisis existenciales de los 30, 40, 50 ó 70! Momentos en los que nos replanteamos la vida, la razón de nuestra existencia e incluso hasta nuestras creencias y valores. Hay quien lo vive durante días, otros semanas y hay quien pasa por ello hasta durante años. Cada uno a su manera, en su intensidad y con sus consecuencias.

Éstas, normalmente, se ven desencadenadas por un suceso de mayor o menor envergadura que genera esa sensación de vacío, desánimo, e incluso hay quien le sume en profunda tristeza y desasosiego. Bien, así como en las grandes crisis mundiales hubo que tomar medidas para salir de ellas, las crisis personales también lo requieren. 

Invitan, o más bien obligan, a la reflexión sobre la propia vida, nuestras motivaciones, lo que nos hace realmente felices, la búsqueda de qué es para nosotros la autorrealización. Darle, o encontrar de nuevo, un sentido a nuestra existencia. 

Los sentimientos de frustración, vacío, desasosiego no son tan negativos como pensamos. De hecho, el sufrimiento que nos provoca esos sentimientos que catalogamos de "negativos", es lo que nos conecta con la necesidad de cambio. Es decir, los sentimientos "negativos" son también necesarios para nuestra supervivencia, para nuestra evolución y maduración personal. Eso que llamamos crisis es la fuerza que nos lleva a salir de la zona de confort e ir en busca de respuestas, cambio y mejoras. Responsabilizarnos de nuestros actos, decisiones... de nuestra propia vida. 

Si tienes una herida, debes limpiarla, desinfectarla y curarla. Si por el contrario, la tapas para "no verla" probablemente empeore y lo que empezó como una simple lastimadura puede acabar en una gran infección. Lo mismo pasa con nuestras emociones.

Permítete sentir, acepta tus emociones y trabájalas. No huyas de ellas. Postergar, a veces puede ser una necesidad, pero rehuirles eternamente no va a solucionar nada, más bien puede ocasionarte serios daños a largo plazo. Reprimir puede llevar consigo consecuencias más serias de las que imaginas en un principio. 



jueves, 26 de mayo de 2016

Te hiciste eterna...

Dicen que morimos el día que dejan de amarnos, de pensarnos, de extrañarnos... Son tantos - desgraciadamente - los muertos en vida. 

Hay muchas teorías, tantas creencias como personas hay en el mundo. ¿Qué hay después de la vida que conocemos? ¿Qué viene después? Cada credo tiene su relato y cada uno de nosotros, a fin de cuentas, acabamos creyendo lo que queramos creer. Pero si hay un cielo, hoy de las nubes se oye música y los ángeles cantan.

Hoy se cumplen dos años de tu partida, y estoy segura que donde quiera que estés, estás sonriendo. No hay dolor, ni tristeza, ni angustia, ni ansiedad. Estás en paz, armonía y tranquilidad. Sé que desde donde quiera que estés, nos miras, nos cuidas y estás con nosotros cada momento. 

Aquí, en cierta forma, se te echa mucho de menos. Son muchas las veces que queremos abrazarte, besarte, oírte. Tu voz era tan dulce... No importaba lo que ocurriese, ni lo terrible que fuese, tu voz lo calmaba todo. No hubo persona que te conociese que no quedase obnubilada con tu dulzura y armonía. La paz que transmitías. 

Era imposible no perderse en la inmensidad de esos hermosos ojos verdes. Hoy me doy cuenta que eran verde esperanza, como tu color favorito y el lema de tu vida. Eran tan bellos como el reflejo de tu alma; Lo decían todo. Hablaban de tu cautivadora inocencia, tu bondad infinita, la gratitud inmensa que sentías con la vida. De tu transparencia, nobleza, lealtad... de tu fuerza luchadora. 

Echo de menos nuestras tardes de chicas, esos cafés de charlas interminables, los paseos por la playa, nuestras confesiones inconfesables, nuestras risas cómplices, esas llamadas en cualquier momento para contarnos cualquier cosa... hasta la más insignificante. 

Echo de menos muchas cosas, muchos momentos... pero no a ti. No se puede echar de menos a quien no se ha alejado, a quien no se ha ido del todo... y tú sigues aquí. En cada cosa que hacemos, cada sonrisa, cada lágrima, cada triunfo...

Me cuesta, a veces mucho, evitar sentirme culpable. Yo estoy aquí, bajo este cielo azul, mientras tú... Me resulta injusto. Es difícil no sentirse mal por haber sobrevivido a la batalla que te venció. Pero cuando eso pasa, recuerdo todas aquellas cosas que me dijiste. Esos mensajes llenos de sabiduría, amor y vida. Pienso en lo feliz que te habrá hecho ver cómo había ido aprendiendo de tus pasos y lo orgullosa que, seguramente, estás de nosotros. 

Pienso en las promesas que hicimos y todo aquello que me pediste... Y creo que, aunque siempre todo es mejorable, no lo hice nada mal. Fui aprendiendo de los errores que iba cometiendo, y de todas esas cosas que me enseñaste. 

Me pediste que cuidase de Papá y mi hermano, y eso hice... y ellos igual o más a mi. Son mucho más fuertes de lo que imaginabas, pero estoy segura que lo sabes. Papi, cada día más que el anterior, nos regala reflexiones tan profundas que quisiera grabarlas para repetirlas una y otra vez. Seguro que lo ves y te cae la baba... cómo habla de ti, cómo te recuerda y cuánto irradia con sólo pronunciar tu nombre. 

Tus amigas recuerdan tu mágica sonrisa y esa risa divertida y contagiosa que recordamos todos. Eso creo que lo heredé de ti... la risa divertida, sonora y contagiosa. Mis amigas recuerdan tu dulzura y armonía. Todas me hablan de la paz que les transmitías y lo mucho que les gustaba y relajaba hablar contigo.

Dicen que mueres el día que dejan de quererte, de pensarte, de extrañarte... pero tú naciste inmortal. Calaste tan hondo el corazón de todos los que tuvimos la fortuna de conocerte, que es imposible olvidarte y más aún, no amarte. Estás en nuestros corazones, nuestros recuerdos, nuestra piel... tatuada en nuestras retinas. 

El día que Dios te tomó de la mano para llevarte con él, ese día - Mami - te hiciste eterna... 





lunes, 23 de mayo de 2016

Los temidos y maravillosos 30

Hace poco fue el cumpleaños de una persona muy especial, cumplió los temidos 30. Semanas, aunque más bien yo diría algunos meses, antes de su cumpleaños, entró en una especie de pequeña crisis existencial que la llevaba - en cierta forma -  por la calle de la amargura.

Pensaba en los logros personales y profesionales, en el rumbo de la vida, en el sin fin de cosas buenas que le han pasado, lo afortunada que es en ciertas cosas... pero en que se nos acerca el deadline del reloj biológico, que nos hacemos mayores, que se acerca la aparición de las odiosas líneas de expresión, las canas...


Hoy, amiga mía, quiero contarte porqué los temidos 30, son realmente los maravillosos 30: 

  • Eres irresistible. Tienes la belleza, frescura e inocencia de los 20, pero con la experiencia del camino recorrido, ¿sabes cuánto atractivo suma eso? No puedes ni imaginarlo...
  • Sabes lo que quieres y lo que no quieres de la vida, por dónde te conduces y a dónde quieres llegar.
  • Cuando ellos van, tu vienes. Has tenido tiempo de conocer todo tipo de personas en circunstancias muy diversas, y has aprendido de todo ello.
  • Has viajado, y ésta es una de las mejores formas de aprender, crecer, desarrollarte, culturizarte, abrir tu mente.
  • Eres independiente. Tienes tus propios ingresos, sabes lo que es ganarse la vida y no dependes de nadie para nada. Tú decides en qué gastas tu dinero, cómo, dónde y con quién. 
  • Tomas tus propias decisiones. Oyes los consejos de los demás y los interiorizas, pero no te dejas influenciar. 
  • No comes cuentos chinos. Puede que sonrías y te hagas la tonta que no se entera de nada, pero sabes cuando alguien intenta tomarte el pelo.
  • Has sufrido decepciones, frustraciones de todo tipo y te han roto el corazón mil veces, pero has aprendido que todo ello se supera, y no sólo eso, sino que también te hace más fuerte. Llorar duele, pero hidrata los ojos para que puedas ver mejor. 
  • Sabes lo que te conviene. Conoces tus puntos débiles, y trabajas en ellos, así como también conoces tus puntos fuertes y cómo explotarlos. 
  • Tu aplomo está en su apogeo. Sabes lo que vales, te sientes segura de ti misma, y la opinión de los demás te vale madres.
  • Te conoces y aceptas como eres, con tus virtudes y defectos, pero no eres conformista y trabajas para mejorarte y superarte cada día .
  • Te amas y, aunque a todos nos gusta que nos mimen y consientan, no necesitas que nadie lo haga porque tú te encargas de ello.
  • No te entregas tan fácilmente. Has aprendido que tu tiempo, tus atenciones, tu cariño, no se regalan... se ganan. 
  • Conoces tus límites y los respetas.
  • Has encontrado tu propio estilo y te has convertido en tu propia experta en make up, peluquería y estilismo.
  • No necesitas correr para llegar antes a ninguna parte, has aprendido que los mejores guisos se cuecen a fuego lento.
  • Has cambiado las juergas multitudinarias por divertidas veladas en buena compañía y con un buen vino.
Podría seguir dándote motivos por los que a los 30 estás en la flor de la vida, en tu mejor momento, pero este post se haría eterno... Y, sinceramente, es algo que irás viendo por ti misma con el paso de los días porque, amiga mía, Life begins at 30!




miércoles, 18 de mayo de 2016

¿Bailamos?

Suena la música y... cierras los ojos, inspiras, mientras tanto -sin apenas darte cuenta- se dibuja una sonrisa única. Sientes esa electricidad... Una bomba de energía que en instantes recorre tu cuerpo... los pies empiezan moverse, las piernas, las caderas se contonean, la cintura hace una fiesta, el pecho danza, y con él los hombros, y los brazos van al compás.

No puedes evitarlo, el cuerpo va solo. Sientes el ritmo que invasiva y delicadamente entra por cada poro de tu piel, recorriendo cada rincón como una corriente de energía vital que viaja en ti incesantemente. Te sientes vivo, libre... 

No existen problemas, no importa qué pasa afuera, estás inmerso en un mundo de emociones positivas. No sabes cuál será el siguiente paso, pero no te importa. No piensas. Tu mente sólo oye la música, vibra con ella. Te dejas llevar, ella te guía, y tú fluyes como el agua que corre por el cauce de un río. Intensa, dulce, armoniosa...

Sobran las palabras cuando el cuerpo habla. En tus ojos brilla la emoción y tu sonrisa, esa sonrisa única que se esboza al bailar, invita a la complicidad. Estás inmerso en su magia. Te embriagas de su melodía, destilas su sabor.

Te transporta a ese mundo mágico en el que, por un momento, eres quien quieras ser y estás donde quieras estar. Esa fantasía sólo tuya, y de nadie más, que te hace volar.   

Te dejas llevar, fluyes con sus acordes, rezumando todo lo que llevas dentro. Es una de las formas más divertidas de liberarte. En cada paso, sueltas... te deshaces de las preocupaciones, el estrés, las tensiones y cada gramo de ese peso que no te corresponde cargar. 

Te conecta con tu interior más profundo. En cada movimiento desprendes lo mejor de ti. Exudas vitalidad, atracción, sensualidad. Liberas la pasión más instintiva, el deseo más delicadamente animal.

Es la expresión vertical de un deseo horizontal, si es con la persona justa. Es una cita de cinco minutos en la que no se habla, se siente. Donde los cuerpos convergen como dos piezas de un mismo puzzle. Donde no se toca, se acaricia. La excusa perfecta para un abrazo apasionado, para acercarte cuanto quieras, sentir su calor, perderte en su mirada por un instante. 

Es una forma de vivir la música, un arte. Es la expresión musical del cuerpo, la electricidad que te recorre, el mundo al que te transporta. Un volcán de emociones. Una aventura única en cada canción. Liberación, delicadeza, pasión...

¿Bailamos?...




lunes, 16 de mayo de 2016

Historias que inspiran: Marcos Marini

Son muchas las historias que nos pueden servir a muchos de inspiración. Desde personajes archiconocidos como Mark Zuckerberg, pasando por aquellos como el Dr. Pedro Cavadas (conocido cirujano plástico español, especialista en trasplantes de extremidades) y personas de a pie. Esas con las que quizás te cruzas a diario, y no tienes ni idea de cuánto podrían aportar a tu vida. 

Naturalmente no podemos conocer a todos, pero haciendo honor al nombre y razón que dio origen a este blog, he decido dar a conocer historias maravillosas que seguramente no conocías, y pueden - más allá de robarte una sonrisa - servirte de fuente de inspiración para esos momentos en los que no se ve del todo con claridad. Empiezo con una historia que seguramente te va a cautivar... 

En 2011 compartía piso, éramos 4 personas. Quedó una plaza libre y pusimos un anuncio. Vino cantidad de gente, para todos los gustos y colores. De todos los candidatos, elegimos a un chico argentino. Él fue el ganador... o eso fue lo que le dijimos. "Marcos, te hemos elegido a ti". Pero en aquel momento realmente habíamos ganado todos por el simple hecho de habernos conocido. 

Era la envidia de sus amigos, vivía con 3 mujeres de armas tomar (modestia aparte), pero nosotras también fuimos la envida de unas cuantas. Fue un gran compañero de lo que en aquel momento era nuestro hogar. Un chico pulcro, organizado, dulce, franco, cariñoso, colaborador, cercano, muy detallista, responsable, y muy... muy deportista. Salía cada día a correr, a andar en bici, y nos invitaba a todos a ir con él. Acabó convirtiéndose en el entrenador de todos los amigos que fue haciendo en el tiempo que estuvo aquí. 


Al principio de la convivencia hubieron cosas que me llamaron la atención en su comportamiento, sus razonamientos, comentarios y su forma de ser. Tampoco entendía bien a qué se dedicaba... Pero en cuanto supe su historia, entendí muchas cosas. Una de ellas, que había llegado a mi vida por algo. 

Marcos nació con Fibrosis Quística (FQ). Una enfermedad genética grave, crónica y degenerativa, que afecta al sistema digestivo, respiratorio y reproductor. Requiere tratamiento diario de horas, además de la ingesta de un sin fin de medicamentos que le ayudan a procesar los alimentos y paliar los efectos de la enfermedad. 

En España, se estima una incidencia de 1/5000 nacidos vivos, mientras que 1/35 son portadores sanos. Es una enfermedad de gen recesivo, lo que quiere decir que se sufre cuando se hereda el gen defectuoso de ambos padres. Si se hereda sólo un gen defectuoso, se es portador sin padecerla pero con la posibilidad de transmitirla a la descendencia. 



No existe tratamiento curativo, pero sí posibles tratamientos que permitan la mejora de la sintomatología y alarguen su esperanza de vida. En casos muy severos, puede llegar a suponer la necesidad de un trasplante pulmonar y/o hepático.  

Marcos pasó parte de la infancia en el hospital, entre enfermeras, jeringuillas, cables y pastillas. Vivió aquella época anhelando la libertad de ser "un chiquillo normal". Como los que veía a través de la ventana de su habitación, que daba a un parque. Los médicos le decían que, con suerte, llegaría a los 25 años de edad... 

Su relación con la enfermedad, obviamente, fue muy dura. Pasó por diferentes etapas: La negación, negarse a aceptar tu realidad: Estás enfermo y no tiene cura; La rebelión, ¿y por qué yo?; La reflexión... y finalmente la aceptación. La aceptación te lleva a la acción, y en su caso, la acción le llevó al deporte. 

A él, el deporte le ha salvado la vida. Para él, literalmente, el deporte es su vida. Corre, y a través de las carreras en las que lo entrega todo, envía su mensaje. "El deporte me salva cada día". Compara los maratones (42km) a los que asiste, con la historia de su vida: un constante esfuerzo, una lucha diaria por llegar a la meta.

En cada carrera puede perder entre 3 y 4 kilos. Suda de 7 a 8 veces más que una persona normal, y todo lo que come, lo elimina (si no toma aquel sin fin de pastillas antes de cada comida), porque no produce las enzimas necesarias para absorber el alimento. 

Entrena a diario. Para él la preparación física es fundamental, aunque implique riesgos. Ya no sólo por todas las carreras que corre y eventos en los que participa, sino porque ese entrenamiento diario es lo que le permite VIVIR y darse el lujo de vivir de igual a igual con cualquiera de nosotros... o eso cree. En mi opinión, no es así... es extraordinario. 

Dice que sus dos pilares fundamentales son su voluntad y la fundación Secreto Fiqui, donde es la imagen motivacional y fuente de esperanza para todos aquellos que sufren la misma enfermedad. 

Secreto Fiqui se creó en Junio de 2010, con la intención difundir la experiencia de Marcos en su relación con la enfermedad y el deporte. Se convirtió en el nexo entre miles de historias de distintos rincones del Mundo. Durante 2010 y 2011, cuando le conocí, estaba intercambiando experiencias en España con diferentes ONG y Fundaciones en diferentes Congresos Europeos. Luego, a partir de 2012, difundieron el proyecto en Argentina (su país de origen), Brasil, Ecuador y buena parte de Latinoamérica. 

Marcos es periodista y deportista. Usa sus dos pasiones para difundir con la palabra el ejemplo de su vida, y enviarnos su mensaje; Su lema personal, y de la fundación que representa: "El deporte es tu mejor medicina"

" A mí la Fibrosis Quística no me enseñó a morir, me enseñó a vivir"























miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Culpabilizo o me responsabilizo?

Si hablamos del origen de los agentes causantes de todo lo que nos acontece, podríamos decir que existen dos tipos de personas. Pero como no me gusta generalizar de esta manera, diremos que existen dos formas de vivirlo.  

Hace tan sólo unos días, conversaba con una amiga sobre ello. Hablamos del trabajo constante que implica el crecimiento personal y de cómo le había cambiado la vida hace unos años. Cada uno de nosotros es un mundo. Cuando descubrió su propia inmensidad y de cómo ella misma podía tomar las riendas de su propia vida, ésta dio un vuelco total. Ella misma, orgullosa, aún se sorprendía de su cambio.  

No soy psicóloga, pero me gusta mucho leer, conversar e informarme al respecto. Lo hago desde hace años. Había leído sobre este tema hace tiempo, y hace poco salió a colación en una interesante conversación con una terapeuta, lo que me motivó a investigar un poco más. 


Hay un término psicológico, el locus de control (locus, del latín: lugar), que se refiere a la percepción que tenemos de los agentes causales de los acontecimientos que nos suceden. Cómo percibimos el origen de lo que ocurre en nuestra vida. La sensación de control o no control sobre todo lo que nos acontece.  

Éste puede ser interno o externo. Las personas con locus de control externo, suelen responsabilizar de sus estados emocionales a agentes externos a ellos (personas, situaciones, el destino...). En cambio, las personas con un locus de control interno asumen la responsabilidad de lo que sienten. 

Según Wayne W. Dyer, psicólogo y escritor estadounidense, un 65% de la población, en nuestra cultura, tiene una orientación más externa que interna. Es decir, que más de la mitad de nosotros tenemos tendencia a culpar a cualquier agente externo de nuestros estados anímicos. Así pues, estoy triste porque Fulanito me ha ofendido o estoy feliz porque mi jefe me tiene en consideración. 

Somos seres libres y está en nosotros el decidir cómo vivir. Atribuir a agentes externos la culpa de todo lo que no que nos sucede, en mi opinión, es una forma muy fácil de evadir la responsabilidad de tomar las riendas de nuestra propia vida. Es más fácil pensar que tenemos mala suerte o que nos han hecho daño, que aceptar que todo ello está en nuestras manos. 

Las circunstancias son las que son y no podemos cambiarlas. Siempre habrá cosas que escapen de nuestro control. Pero si tenemos el control de nuestra vida, podemos decidir por dónde ir, si permitimos que algo o alguien nos haga daño, y hasta qué punto. Te parecerá una locura, pero es así. 

Si alguien te miente, menosprecia o maltrata es porque lo permites. Por doloroso que sea, puedes siempre tomar la decisión de alejarte y eliminar a esa persona de tu vida. Nadie dice que sea fácil, pero si quieres... ¡puedes! Si estás en un trabajo en el que te sientes estancado, puedes salir del bucle. Buscar opciones, arriesgarte. Seguramente requiera tiempo y esfuerzo, pero muy probablemente valdrá la pena. 

Tengo una amiga que se casó muy joven, súper enamorada. Al poco tiempo empezó a ser maltratada física y psicológicamente, hasta que tomó las riendas y dejó atrás semejante infierno. Obviamente fue una época durísima, no sólo el qué dirán de sus vecinos del pueblo de toda la vida, sino por hallarse empezando literalmente de cero y con una nena. Pero lo consiguió... No sólo su libertad e independencia, sino amarse y vivir como ella decidía vivir. De hecho, años más tarde se volvió a enamorar y se casó de nuevo con un hombre que la ama, respeta y apoya como se merece. Con él construyó una hermosa y unida familia, junto a su nena y el hijo que tuvieron en común. 

Esa misma mujer - joven, cabe destacar -, en los últimos años ha sobrevivido a 3 infartos y un cáncer. Podríamos decir que ha tenido muy mala suerte... pero a la suerte, ella se la come con patatas y le planta cara a la vida. No ha sufrido 3 infartos y un cáncer... los ha superado.

La culpabilización, desde mi perspectiva, es una pérdida total de tiempo y energía. No importa cuanta culpa tengan los demás, o la situación, tú sigues siendo y estando exactamente igual. No cambia nada. Lo único que haces al culpabilizar a cualquier agente externo, es alejar la atención de ti mismo buscando razones externas que expliquen tus frustraciones o infelicidad. 

Mi amiga podría haber pasado su vida siendo víctima, atribuyendo las culpas a su maltratador, a la mala suerte que tenía, a lo dura que era su vida, a lo difícil que era todo... En cambio decidió que las riendas de su vida podían estar en sus manos cuando ella quisiera. Se arriesgó, trabajó duro en ello y ganó... y sigue ganando cada día. 

Si no estás a gusto con tu vida, o con parte de ella, nadie más que tú puede cambiarla. Mi madre siempre decía que la suerte la fabricas tú. Tú eres el diseñador de la obra de tu vida, el escritor de tu historia. Tú decides quién entra y sale, qué o quién importa más o menos, qué o quién influye o no... 

"El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, es responsable de todo lo que hace. Depende de ti darle sentido a la vida" 

Tu decides, ¿culpabilizas o te responsabilizas?...









lunes, 9 de mayo de 2016

Teoría de los 6 grados de separación

¿No te has sorprendido alguna vez descubriendo que dos personas que conoces de situaciones y lugares muy distintos, incluso continentes diferentes, se conocen entre si? No sé si hayas oído hablar de La Teoría de los Seis Grados de Separación.  Yo supe de su existencia hace unos 7 u 8 años, si no recuerdo mal.

Soy venezolano-española y desde hace más de una década resido en España. Los últimos decenios, remontándonos al menos a la Segunda Guerra Mundial, dieron para mucho. Los constantes, y cada vez más veloces, cambios del mundo en el que vivimos han hecho que cada vez se nos haga más "pequeño"... El hecho es que no recuerdo bien cómo llegué a conocer la teoría en cuestión, pero me resultó -cuanto menos- interesante. 

Ésta afirma que cualquier persona del planeta está conectada con cualquier otra persona, a través de una cadena de 6 conocidos o eslabones. Es decir, que -según ella- cada uno de nosotros estamos a 6 niveles, o intermediarios, de conocer a cualquier persona del planeta. 

Frigyes Karinthy en 1929, escribió un breve relato, "Chains" (cadenas), en el que por primera vez se hacía la propuesta de la hipótesis que nos ocupa. Más adelante, en los años 50, investigadores de MIT e IBM intentaron demostrarla matemáticamente, por probabilidades, sin conseguir soluciones satisfactorias en 20 años

En 1967, el psicólogo Stanley Milgram, llevó a cabo un estudió que bautizó como  "El fenómeno del mundo pequeño" (The small-world experiment). Su experimento consistió  en seleccionar varias personas al azar, del oeste medio de Estados Unidos, para enviar postales a un desconocido de Massachusetts (a miles de kilómetros). Estas personas sólo sabían el nombre del destinatario, localización aproximada y ocupación. Tenían que entregar personalmente una postal a una persona, de entre sus conocidos, que creyesen que podría estar relacionado de alguna manera con el destinatario final. Estas personas, a su vez, debían hacer lo mismo, y así sucesivamente hasta entregar el paquete al desconocido en cuestión. 

Bien, siendo ésta su tarea lo normal sería pensar que haría falta un número considerable de eslabones para cumplir el objetivo, pero según los resultados del estudio sólo hicieron falta una media de entre 5 y 7 individuos. Resultados que fueron publicados en la conocida revista Psychology Today , pero criticados por ciertos sesgos en el análisis de los datos. Pues éstos se basaban - según tengo entendido- sólo en el número de paquetes entregados a su destinatario final, que fue aproximadamente un tercio de las postales enviadas. 

En 2011 Facebook llevó a cabo un estudio llamado "Anatomy of Facebook" con el total de usuarios del que disponía entonces (721.000.000 de miembros), que representaba un 10% de la población mundial. Su estudio consistió en el análisis de los amigos en común para obtener el promedio de eslabones necesarios para conectar a una persona con otra cualquiera. Como resultado, en el 99,6% de los casos, estuvieron conectados por 5 grados de separación, dando como resultado final aproximado una media de 4,75 eslabones. 

Como ves, no hay nada imposible en este mundo... ¡he dejado prueba de ello! Querer es poder, incluso para conocer a la persona más insólita. Pero dejando de lado estudios que demuestren que "el mundo es un pañuelo", esto es aplicable a todos los aspectos de tu vida. Puedes llegar donde quieras, los límites los pones

En 2013 Michiel Das (un belga radicado en Barcelona, dedicado al mundo del marketing) llevaba meses sin trabajo, y tuvo la brillante idea de probar la teoría para combatir la crisis y encontrar empleo de nuevo. Decidió entregar una tarjeta de visita a 3 de sus contactos. Éstos, a su vez, debían entregarla a otra persona y así hasta llegar a alguien buscase algún especialista en su área de trabajo. ¿El resultado? Sus tarjetas se entregaron a 16 personas distintas, en Barcelona y resto de España, recibió 11 ofertas de trabajo, y participó -en su momento- en 4 procesos de selección distintos que le llevaron a conseguir empleo en SEAT. Puedes ver su historia en "El viaje de mi tarjeta", la web que creó en agradecimiento a sus "eslabones" y en la que fue narrando la historia. 

¿Te atreves a probar?







miércoles, 4 de mayo de 2016

La cadena de favores

A menudo nos quejamos de lo podrido que está el mundo, lo mal que están las cosas, lo egoísta que se está volviendo el mundo... pero, ¿por qué en lugar de quejarnos no hacemos algo por cambiarlo? Empecemos por nosotros mismos, por cosas sencillas. Saludar, respetar, colaborar, no hacer a los demás lo que no te gustaría que hicieran contigo o los tuyos. 

¿Has oído hablar alguna vez de la película "Cadena de Favores"? Seguro que sí. Un precioso film en el que cuando un profesor de escuela pide a sus alumnos que desarrollen el proyecto de pensar en una idea para cambiar el mundo, y hacerlo, uno de los niños tiene una idea prodigiosa basada -sin saberlo- en el altruismo. Emprende un proyecto que con pequeños gestos podría cambiar un poco, al menos, el mundo que le rodea. 

Su proyecto es ambicioso, pero a la vez indiscutiblemente realista y funcional. Los grandes cambios empiezan por pequeñas acciones. En todo lo que hagas, todo empieza por pequeñas decisiones. En su caso, la cadena empieza por él mismo, con un gesto noble y que podemos llevar a cabo todos. Decide ayudar a 3 personas de manera desinteresada. A cambio, cada uno de ellos debe "devolver" el favor ayudando a otras 3 personas, y así sucesivamente.

En 2013 Edgar Pons e Iván Caballero tuvieron la idea de crear The Social Coin, una web que buscaba promover acciones desinteresadas, que además permitiera ver a los protagonistas el efecto de su ayuda. Todo empezó con la creación de una moneda simbólica (biodegradable, por cierto), que con el tiempo - y para facilitar el proceso - dejó de ser utilizada, que pasaría de mano a medida que se fuesen realizando los favores. Al cabo de un año habían conseguido más de 150.000 acciones desinteresadas en más de 100 países distintos. 

Ellos empezaron con un proyecto también bastante ambicioso, "cambiar el mundo", pero lo que es realmente destacable es que confirmamos una vez más que ése cambio a gran escala tiene sus inicios en las pequeñas acciones de todos los días. En la familia de una muy buena amiga, hace unos meses impusieron una nueva "tradición", y es que todos los días 13 de cada mes elaboran un plato (pizza, bocadillos, etc) y salen a repartirlo a los sin techo que encuentren en la ciudad. Uno de ellos, el día que me contó su nueva tradición, incluso había estado planchando ropa vieja que llevaba encima para entregarla a quien le hiciera falta. Sin duda, un acto sencillo y hermoso. 

Como ves, no hace falta que dones la mitad de tu sueldo a ONG's (pero si quieres y puedes hacerlo... ¡genial! En cuyo caso, me permitiría sugerirte que lo hicieses con cabeza y antes te informases bien), sólo hace falta que actúes de manera realmente altruista en pequeñas cosas del día a día. Gestos simples como ayudar a alguien a subir su maleta por las escaleras, dejar pasar pasar en la cola del supermercado esa persona que ves tan apremiada, darle tu bocadillo (o la mitad) a un sin techo, donar esa ropa que ya no usas, en lugar de tirarla. Son detalles, pero detalles que le cambian el día a la(s) persona(s) que ayudas.

Cuando actúas de manera altruista, quiere decir que no buscas obtener beneficio propio... pero ¿sabes por qué? Porque, en mi opinión, el mayor beneficio lo obtienes con el simple hecho de hacer lo que estás haciendo. Ayudar a otros te reporta bienestar, te hace sentir bien contigo mismo, en armonía... En simbiosis con el mundo.

Son muchas las cosas que puedes hacer. No hace falta que hagas la maleta y te vayas al otro lado del mundo. Claro que puedes hacerlo, es hermoso a la par de loable. Pero antes, empieza por ti mism@. En casa, con los tuyos, en tu trabajo, tu ciudad, tu país... Verás el inmenso bien que puedes procurar con actos sencillos. 

Te dejo un vídeo que invita a la reflexión, ¿qué recibes cuando das?



lunes, 2 de mayo de 2016

El poder del silencio

Dicen que un silencio dice más que mil palabras, que el que calla, otorga, que en boca cerrada no entran moscas... y, en cierta forma, así es. En un silencio puedes encontrar la respuesta a esa pregunta difícil de formular, hallar el calor de una cercanía que con palabras no se puede alcanzar... o quemarte con el frío de un témpano de hielo. 

Puede ser tremendamente revelador o misterioso. Puede abrir las puertas al sol o sumirte en la oscuridad de una incertidumbre dolorosa y desconcertante. Puede esconder la más cruel o piadosa de las mentiras, o descubrir el más hermoso u oscuro secreto a voces mudas. 

Puede ahorrar, y ahorrarte, más de un problema; Dejar espacio a la imaginación, el ingenio y hasta el ensueño. Puedes convertirlo en un momento mágico, interesante, salvador o destructivo. Todo depende de cómo se mire, del prisma que le des, de la percepción del receptor y la energía del emisor... de las circunstancias...

Existen cientos de refranes populares y proverbios que hablan de su magnitud, belleza y peligro. Uno de esos proverbios, árabe por cierto, cita "Cuando lo que vayas a decir no sea más hermoso que el silencio, no lo digas".  A veces es mejor pensar 2 veces antes de romper el silencio con algo que luego te convierta en esclavo de tus palabras. Se dice que las palabras se las lleva el viento... pero algunas quedan tatuadas en el alma. 

Creo que es un arte. De hecho, considero una lección difícil de aprender el encontrar el equilibrio entre el silencio y la palabra... Incluso puede que nos lleve toda la vida. No sé si será porque sufra de "verborrea", pero creo que cuesta tiempo y esfuerzo conseguir ponerlo realmente en práctica. Así como creo que cuando aprendemos a escucharnos y escuchar nuestros silencios y los de los demás, damos un paso enorme que no todos están en disposición de dar.

Cuando aprendemos a escucharlos, aprendemos a ser un poco menos ególatras. El silencio puede ser muchas cosas: un arma de defensa, un escudo protector, una declaración de amor, un acto de respeto... Cuando dejamos de ver sólo con nuestra perspectiva,  inmersos sólo en nuestras circunstancias y sentimientos, entonces empezamos a intentar mirar en los ojos del que está en frente. Intentamos ponernos en su piel, oír lo que no dice con palabras, respetar su espacio, sus tiempos, sus intenciones...

"Los ríos más profundos son siempre los más silenciosos" Porque no escuchemos lo que queremos oír, no quiere decir que no nos estén diciendo algo. Para poder "oir" lo que las bocas callan, tenemos que tener el resto de sentidos bien abiertos y dispuestos a percibir las señales que nos son enviadas.

"Un gesto dice más que mil palabras" El cuerpo habla, habla más de lo que pensamos e incluso más de lo que nos gustaría. Fíjate primero en ti mism@, en lo que dice tu cuerpo, porque a veces él exterioriza esas cosas de las que quizás aún ni siquiera eres consciente. Y como te pasa a ti, le pasa el resto. Fíjate en las señas que emanamos. Son muchas, y lo hacemos constantemente. El movimiento de los ojos, de las manos, los brazos, los pies, la postura... todo habla. 

Los hechos hablan por sí solos, aunque a veces los actos se contradigan con las palabras. Observa, escucha, siente... empápate de las señales que recibes para poder intentar entender esos silencios que hablan tanto. Y aunque no te guste, te moleste e incluso te duela...Respétalos. 

Puede que algo no sea como esperabas, o como deseabas... pero no por ello quiere decir que no haya sido bueno, incluso más de lo que veas en un principio. Quédate siempre con lo mejor, actúa de buena fe y dale tiempo al tiempo... porque él también habla.