miércoles, 11 de mayo de 2016

¿Culpabilizo o me responsabilizo?

Si hablamos del origen de los agentes causantes de todo lo que nos acontece, podríamos decir que existen dos tipos de personas. Pero como no me gusta generalizar de esta manera, diremos que existen dos formas de vivirlo.  

Hace tan sólo unos días, conversaba con una amiga sobre ello. Hablamos del trabajo constante que implica el crecimiento personal y de cómo le había cambiado la vida hace unos años. Cada uno de nosotros es un mundo. Cuando descubrió su propia inmensidad y de cómo ella misma podía tomar las riendas de su propia vida, ésta dio un vuelco total. Ella misma, orgullosa, aún se sorprendía de su cambio.  

No soy psicóloga, pero me gusta mucho leer, conversar e informarme al respecto. Lo hago desde hace años. Había leído sobre este tema hace tiempo, y hace poco salió a colación en una interesante conversación con una terapeuta, lo que me motivó a investigar un poco más. 


Hay un término psicológico, el locus de control (locus, del latín: lugar), que se refiere a la percepción que tenemos de los agentes causales de los acontecimientos que nos suceden. Cómo percibimos el origen de lo que ocurre en nuestra vida. La sensación de control o no control sobre todo lo que nos acontece.  

Éste puede ser interno o externo. Las personas con locus de control externo, suelen responsabilizar de sus estados emocionales a agentes externos a ellos (personas, situaciones, el destino...). En cambio, las personas con un locus de control interno asumen la responsabilidad de lo que sienten. 

Según Wayne W. Dyer, psicólogo y escritor estadounidense, un 65% de la población, en nuestra cultura, tiene una orientación más externa que interna. Es decir, que más de la mitad de nosotros tenemos tendencia a culpar a cualquier agente externo de nuestros estados anímicos. Así pues, estoy triste porque Fulanito me ha ofendido o estoy feliz porque mi jefe me tiene en consideración. 

Somos seres libres y está en nosotros el decidir cómo vivir. Atribuir a agentes externos la culpa de todo lo que no que nos sucede, en mi opinión, es una forma muy fácil de evadir la responsabilidad de tomar las riendas de nuestra propia vida. Es más fácil pensar que tenemos mala suerte o que nos han hecho daño, que aceptar que todo ello está en nuestras manos. 

Las circunstancias son las que son y no podemos cambiarlas. Siempre habrá cosas que escapen de nuestro control. Pero si tenemos el control de nuestra vida, podemos decidir por dónde ir, si permitimos que algo o alguien nos haga daño, y hasta qué punto. Te parecerá una locura, pero es así. 

Si alguien te miente, menosprecia o maltrata es porque lo permites. Por doloroso que sea, puedes siempre tomar la decisión de alejarte y eliminar a esa persona de tu vida. Nadie dice que sea fácil, pero si quieres... ¡puedes! Si estás en un trabajo en el que te sientes estancado, puedes salir del bucle. Buscar opciones, arriesgarte. Seguramente requiera tiempo y esfuerzo, pero muy probablemente valdrá la pena. 

Tengo una amiga que se casó muy joven, súper enamorada. Al poco tiempo empezó a ser maltratada física y psicológicamente, hasta que tomó las riendas y dejó atrás semejante infierno. Obviamente fue una época durísima, no sólo el qué dirán de sus vecinos del pueblo de toda la vida, sino por hallarse empezando literalmente de cero y con una nena. Pero lo consiguió... No sólo su libertad e independencia, sino amarse y vivir como ella decidía vivir. De hecho, años más tarde se volvió a enamorar y se casó de nuevo con un hombre que la ama, respeta y apoya como se merece. Con él construyó una hermosa y unida familia, junto a su nena y el hijo que tuvieron en común. 

Esa misma mujer - joven, cabe destacar -, en los últimos años ha sobrevivido a 3 infartos y un cáncer. Podríamos decir que ha tenido muy mala suerte... pero a la suerte, ella se la come con patatas y le planta cara a la vida. No ha sufrido 3 infartos y un cáncer... los ha superado.

La culpabilización, desde mi perspectiva, es una pérdida total de tiempo y energía. No importa cuanta culpa tengan los demás, o la situación, tú sigues siendo y estando exactamente igual. No cambia nada. Lo único que haces al culpabilizar a cualquier agente externo, es alejar la atención de ti mismo buscando razones externas que expliquen tus frustraciones o infelicidad. 

Mi amiga podría haber pasado su vida siendo víctima, atribuyendo las culpas a su maltratador, a la mala suerte que tenía, a lo dura que era su vida, a lo difícil que era todo... En cambio decidió que las riendas de su vida podían estar en sus manos cuando ella quisiera. Se arriesgó, trabajó duro en ello y ganó... y sigue ganando cada día. 

Si no estás a gusto con tu vida, o con parte de ella, nadie más que tú puede cambiarla. Mi madre siempre decía que la suerte la fabricas tú. Tú eres el diseñador de la obra de tu vida, el escritor de tu historia. Tú decides quién entra y sale, qué o quién importa más o menos, qué o quién influye o no... 

"El hombre está condenado a ser libre; porque una vez arrojado al mundo, es responsable de todo lo que hace. Depende de ti darle sentido a la vida" 

Tu decides, ¿culpabilizas o te responsabilizas?...









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