jueves, 28 de abril de 2016

El viaje

Cada ser humano es un mundo. Somos la sumatoria de un sin fin de factores que nos hacen quienes somos. Nuestra esencia, los acontecimientos que se van sucediendo en nuestras vidas, las personas que nos rodean... el enfoque que le damos a las cosas y cómo trabajemos nuestra fuerza interior... Sí, cómo la trabajemos, porque es como un músculo. Si no la entrenas, se atrofia. 

Hay estudios que demuestran que los primeros años de vida son fundamentales para el desarrollo emocional. Lo que esa pequeña e indefensa personita perciba del mundo que le rodea, queda internalizado. Pero por otro lado, una vez llegamos a la vida adulta y tomamos consciencia de ello, podemos trabajarlo... Modelarlo... Esculpirlo. Somos diamantes en bruto y a lo largo de toda la vida podemos ir modelándonos a nuestro gusto, y acorde se nos vaya presentando la vida.

En lo personal, pasé gran parte de mi vida poniendo a los demás antes que a mi. Los deseos, necesidades, aspiraciones, emociones, etc, de quienes amo / amaba, siempre delante de los míos.  Me hacía bien, me hacía feliz ver a mis seres queridos felices, orgullosos, bien. Pero aquello tenía un contrapartida, un precio. 

Desde muy pequeños nos enseñan a cumplir normas, estándares de vida, reglas y caminos a seguir. Dónde está el éxito, qué es lo que nos hace exitosos, la importancia de llegar lejos, tener grandes logros, ayudar siempre al prójimo, comportarse bien, hacer lo que los demás esperan de ti. Aprendemos que somos felices cuando hacemos y conseguimos todo aquello que se espera que hagamos o consigamos, lo que en sí mismo es la búsqueda constante de aprobación. 

Pero a todos, o a casi todos, nos llega un momento en la vida en la que nos replanteamos hasta parte de nuestros cimientos vitales, valores y creencias. Las conocidas crisis existenciales, de las que hablaré en otra ocasión. Normalmente se da algún suceso que las desencadena. Éste puede ser de mayor o menor envergadura y puede llevarte a un replanteamiento más o menos profundo de tu existencia. 

En mi caso, hace dos años se dieron una sucesión de eventos desafortunados que llevaron consigo un replanteamiento total de mi existencia. No hay arrepentimientos, porque cada error fue una lección y cada experiencia sumó a quien soy hoy en día. Pero ciertamente, llegó ese momento en el que me cuestioné ¿qué son para mi esos logros? ¿dónde quiero llegar yo? ¿qué es para el éxito? ¿qué quiero de la vida, qué doy y qué espero de ella?

Renacer trajo consigo grandes lecciones, grandes cambios y consigo, el más profundo de todos. En la lucha aprendí que no hay mayor muestra de amor a todos aquellos que amas, que amarte primero a ti mismo. Que tu amor más grande, primero, eres

¿Has estado alguna vez enamorad@? Cuando conoces ésa persona y sientes ese algo que no se puede explicar. Le ves y se dibuja en ti esa sonrisa dulce,  los ojitos te brillan como luceros... Sí, ésa sensación de ir saltando sobre las nubes, como Heidi por las montañas. Bien, todo esto tiene una explicación química de la que hablaremos en otra ocasión, pero ahora hablemos de AMOR. 

Cada quien tiene su propia definición, para mi quizás no alcanzaría un post... como ya sabes, soy de explayarme un poco. Pero yendo a la esencia, amar es comprender, admirar, apoyar, entre otras muchas cosas. Cuando conoces a esa persona especial, surge ese deseo de cuidarle, mimarle, protegerle, conocerle más y más. Bien, pues hago este símil porque toda la vida has tenido a la persona más importante contigo, y puede que ni te hayas dado cuenta: eres TÚ. 

Te enamoras de ti cuando te das cuenta de tu propia existencia y valor, cuando te molestas en querer conocerte realmente. Cuando indagas en tu interior y encuentras ese mundo inmenso que hay en ti y que no te habías permitido explorar.

Cuando te permites el inmenso placer y enorme trabajo de empezar a conocerte realmente, tomas las riendas de tu ser. Comprendes que eres el conjunto de un todo y tienes la capacidad de decidir en cada momento en qué punto del continuo de tus polaridades estar. Inicias el largo camino de romper con el etiquetado, y emprendes uno de los viajes más importantes de tu vida: el de recorrerte descubriendo cada recoveco de tu mundo interior.

En él aprenderás qué es lo que realmente quieres, a dónde quieres llegar, cuáles son tus verdaderas metas, cuál es tu significado del éxito... qué es lo que te hace realmente feliz. La felicidad no sólo un estado de animo, es una filosofía de vida. Está en ti, en el camino... no sólo en el resultado de lo que haces o la meta alcanzada.  

En ese maravilloso viaje, te enamorarás... Te enamorarás profundamente, y cuando lo hagas, aprenderás a perdonarte, ayudarte, comprenderte, a cuidarte cuidadosamente... Sentirás AMOR, el amor más puro que jamás hayas imaginado. Entonces habrás llegado a otro "nivel" de amor por ti mism@, por la vida, por todo lo que te rodea... verás cómo tu forma de amar a los demás también, por ende, habrá cambiado y será, si cabe, aún más noble y transparente de la que jamás hayas sentido. 




lunes, 25 de abril de 2016

Los 5 dones

La desgracia de nacer sanos, enteros y bien es que no siempre sabemos valorar lo afortunados que somos... porque lo somos, y lo somos tanto que no nos damos cuenta. Concebimos como derecho lo que es un don.  La vida nos ha concedido 5 sentidos, 5 dones que se nos han dado para ser utilizados. 

La vista. Los ojos están hechos para ver, mirar y contemplar. Hay tanto para ver, tanto por descubrir. Un mundo entero que recorrer. Cierra los ojos, y vuélvelos a abrir... pero esta vez se consciente de para qué los tienes y empieza a ver, para poder mirar y luego contemplar, que son 3 cosas muy distintas. Mira a tu alrededor, detalla en cada cosa, animal, persona que tienes cerca en este momento. Todo tiene una historia, todo lo que te rodea tiene algo para ti. Obsérvalo, repara en cada detalle. Cuando abras los ojos cada mañana mira todo lo que tienes y agradece, porque eres afortunado. Cuando salgas a la calle, disfruta de cuantas cosas bellas tienes cada día en los caminos que recorres una y mil veces.  ¿Sabes cuánta historia tienen en sus raíces y hojas los árboles que ves cada día? ¿te has fijado en la nueva decoración de la cafetería de la esquina, el pelo brillante del perro de tu vecina, la sonrisa de esa chica que va con muletas o la melancolía del señor mayor del kiosco? Cruza la mirada con quien te encuentres de frente. Los ojos son el reflejo del alma, y si ves, miras y observas encontrarás mil y una historias sin haber cruzado si quiera una palabra. Verás tristezas, alegrías, melancolía... tantas emociones como personas encuentres en el camino a donde quiera que vayas hoy. Mírate... contémplate. 

El oído. El sistema auditivo te ha sido concedido para oír y escuchar. Parecen sinónimos pero no son lo mismo. Oír es sólo percibir el sonido, escuchar implica prestar atención a aquello que oyes. Oye... y aprende a escuchar. Escucha el sonido del mar, del viento, los pájaros.. los pasos de quien camina. Cuando alguien te hable, no sólo le oigas... escúchale. No tienes idea de cuanta información estás perdiendo por el camino. Escucha tu coche, los edificios, el mover de las hojas, la tierra, el aletear de las mariposas. Escucha tu respiración, tu corazón, tus pasos... tu cuerpo. 

El gusto. Las papilas nacieron contigo para que degustes los sabores que conoces y los que no. El placer de disfrutar de un helado, un taco, una arepa, una paella, pizza, sushi, o tarántulas fritas... lo que quieras. ¡Prueba! la vida en sí es un sin fin de sabores que merecen ser degustados. A veces puede ser amarga, incluso ácida... pero también dulce y con una pizca de sal y picante. Prueba, mezcla, inventa... No engullas, saborea. 

El olfato. Aunque no tenemos la capacidad olfativa de otros mamíferos, podemos distinguir entre dos mil y cuatro mil olores distintos... Siente el olor de tu bebé, del libro que lees o la tarjeta que te han enviado, el olor de las flores, del mar, de la lluvia, de la zanahoria que vas a poner en la ensalada... el olor de las tostadas y de esos zapatos nuevos. Huele tu piel...

El tacto. La piel fue hecha para sentir. Toca y déjate tocar. Sal y déjate acariciar por el aire como el roce de la seda, déjate abrazar por el calor de los rayos del sol. Y si llueve, déjate mojar... Siente su humedad... Cómo el agua cae y se desliza por todo tu cuerpo... Toca, acaricia, abraza, aprisiona... Siente las formas, rugosidades, durezas, la temperatura. Siente tu propia piel...

Si cada uno de estos sentidos es maravilloso en sí mismo, imagina disfrutarlos y exprimirlos hasta gastarlos. Desgraciadamente, con relativa frecuencia, no sabemos apreciar lo que tenemos hasta sentir o prever su falta... No esperes a poder perder uno de ellos total o parcialmente. Vívelos, disfrútalos... desgástalos. 

Emplea tus 5 sentidos en todo lo que hagas. Cuando abras los ojos por la mañana, mira, observa y contempla todo lo que tienes... es maravilloso. Hacerte ése café por la mañana puede ser toda una experiencia de inmenso placer, ¡Disfrútalo! Tócalo, siente su tacto; óyelo, escucha el sonido del empaque al abrirlo, el sonido de la cafetera; Míralo, contempla su color, su textura... Bébelo sorbo a sorbo, sintiendo y disfrutando de su sabor.

No te deglutas la vida, saboréala como lo haces con esa última onza de chocolate... despacito, intenso, sabroso... 




sábado, 23 de abril de 2016

¿Quién se ha llevado mi queso?

Hoy,  Sant Jordi (En Cataluña) y Día Mundial Del Libro, no puedo dejar pasar por alto un post que llevaba tiempo queriendo publicar. En 1998 Spencer Johnson (psicólogo y escritor estadounidense) publicó un libro titulado ¿Quién se ha llevado mi queso?, que me gustaría relatarte muy resumidamente. Puede que se te haga un poco largo pero, por favor, léelo hasta el final. 


La obra relata la historia de 2 ratoncitos: Oli (Oliendo) y Corri (Corriendo) y 2 liliputienses (personas diminutas, del tamaño de los ratoncitos), cuyos nombres eran kif y Kof. Se desarrolla en un laberinto en el que los 4 personajes pasaban el día buscando sus quesos favoritos. Muchas veces sin encontrar nada, pero al día siguiente continuaban buscando. 
Los ratoncitos, Oli y Corri, recorrían un pasillo y si no encontraban nada, daban la media vuelta y buscaban en el siguiente. En cambio Kif y kof empleaban su capacidad de pensar y aprender de experiencias pasadas. 
Al cabo de un tiempo ambas parejas consiguieron el tan ansiado queso y volvían al mismo punto cada día, pero Kif y Kof empezaron a relajarse y llegaban cada día más tarde.... Tenían el queso asegurado. Hasta que un día llegaron los ratoncitos para encontrarse con la mala noticia de que el queso estaba prácticamente agotado, por lo que se alimentaron y se fueron en busca de más. Para cuando llegaron Kif y Kof ya no quedaba nada. Entraron en cólera, se irritaron muchísimo y kif reclamó en voz alta quién se había llevado su queso. 
Los ratoncitos siguieron día tras día en su búsqueda, hasta que después de mucho trabajo dieron con otro punto del laberinto en el que había cantidades inmensas de quesos exquisitos. Por su parte, Kif y Kof analizaban y Kof proponía ir en busca de queso, a lo que Kif replicaba que había que esperar, pues el queso volvería tarde o temprano. Kof, entonces, tomó la determinación de irse y emprender su propia búsqueda.
A continuación el autor cuenta todas las peripecias y hermosos detalles del viaje de Kof en busca de su nuevo queso y el enorme crecimiento personal que ello supuso. Así mismo, relata la frustración y el estancamiento de Kif, quien se quedó a la espera de que su queso, tarde o temprano, volviese; cómo se dejaba paralizar por el miedo y la incertidumbre que producen lo desconocido. 
Al final, Kof - con arduo trabajo - encuentra un nuevo lugar con quesos exquisitos y en gran abundancia. Lugar en el que, por cierto, se reencontró con Oli y Corri, con signos de estar muy bien alimentados. ¿Por qué los ratoncitos estaban allí y tan bien alimentados? Porque su simple, y aparentemente ineficiente, método les mantenía siempre alerta. No esperaban a acabar las existencias, ni se paraban a reflexionar en la inmortalidad del cangrejo (como decimos en Venezuela), sino que actuaban. Estaban siempre alerta a las señas de cambio. No se dejaban paralizar y avanzaban.  
"Cambia, muévete cuando se mueve el queso. Disfruta del cambio, saborea la aventura y disfruta del nuevo queso"






A lo largo de la historia te va enseñando la importancia de prepararte para el cambio, de estar alerta para saber detectar los pequeños cambios que preceden a los más grandes, de no dejarte paralizar por las adversidades que se presentan en la vida y de que lo único seguro que tenemos, además del momento presente, es el cambio. Somos y vivimos en constante cambio. Las circunstancias son las que son y no podemos cambiarlas, pero sí podemos hacerlo nosotros y evolucionar con ellas... y ello llevarnos al nuevo queso, cuando el nuestro escasea o se ha acabado. 


Cuenta como más de una vez Kof quiso volver a buscar a su amigo, y de hecho lo hizo, pero no valió de nada. Fue entonces - al final -  cuando se dio cuenta que Kif, y sólo Kif, era artífice de su propio destino. Que por mucho que él quisiera ayudarle, no podría si el propio Kif no se ayudaba a si mismo. Pero al menos le quedaba la satisfacción de que si algún día su amigo decidía salir de su letargo, él le había allanado el camino, dejándole una y mil notas de sus aprendizajes, guiándole en ese maravilloso viaje de búsqueda y crecimiento. 

Para concluir: 

1- "Si no cambias, te extingues". Como decimos en España... "Renovarse o morir"... en todo lo que hagas, en todos los aspectos de tu vida. 

2- "Cuando dejas atrás el miedo, te sientes libre", y yo diría que más que dejarlo atrás, es aprender a gestionarlo. Es una herramienta de supervivencia...   y de superación. (de ello hablo en el post del 21 de enero de 2015 " El Miedo")

3- "Imaginarse disfrutando del queso nuevo antes incluso de encontrarlo, conduce a él"... ¿quién no ha saboreado la emoción de acabar una carrera cuando se entrena para ella? De hecho es un fuerte método de motivación. Visualizarte alcanzando esa meta por la que luchas te dará aún más fuerza para llegar a ella.  

4- "Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se encuentra el queso nuevo" Cuando dejas de regodearte en lo que has perdido, dejas de perder tiempo y energía absurdamente en lo que ya no tienes. En cambio, empleas esos mismos recursos que antes desperdiciabas, en encontrar ese nuevo "queso" que buscas, quieres o necesitas

5- "Cuando ves que puedes encontrar nuevo queso y disfrutar de él, cambias de trayectoria".... Sí, así es. Cuando saboreas el éxito del cambio, disfrutas del camino y de la meta, cada vez te cuesta menos emprender otros nuevos. 







lunes, 18 de abril de 2016

El día que volví a nacer

Viví 30 años creyendo que vivía. Desde niña había aprendido en casa a disfrutar de los pequeños detalles, de esos momentos "simples" que lo son todo... de una sonrisa, un silencio o un café. Quien me conoce sabe que soy positiva, luchadora, alegre, y que si caí 100 veces, me levanté 101. Que no hubo lágrimas sin sonrisa. 

Entonces llegó la caída más fuerte, profunda y dolorosa. Una de mis mejores amigas -haciendo un símil fantástico - dijo que la vida me había tirado al pozo más profundo; Y no sólo había caído, sino que estaba allí de rodillas, en el fondo, hundida en el fango más pantanoso... Y fue justamente ese pozo lleno de fango, lo que he llamado "la gestación". 

Cuando estás inmerso en el fango, como cuando nadas a contra corriente, poco a poco aprendes a mantener la calma. Los movimientos desesperados producto del nerviosismo te hunden más, tanto como cuanto te cansaría nadar de manera descontrolada con la corriente en tu contra... hasta el punto de agotarte, incluso ahogarte. 

Aprendes a soltar lo que llevas encima, liberarte del peso extra que te hunde y agota más. Que es mejor dar pequeños pasos, que dar un paso grande que permita avanzar más un pie, pero hunda aún más el otro. A trabajar con prudencia, permitirte la necesidad de alguna pausa para reponer energías... a "acostarte" de espaldas a él, mirando al sol, y "nadar" cuidadosamente a tierra firme. 

Una vez salida del fango, empezaba el ascenso para salir del pozo. Aquello parecía lo que en escalada llaman "en solo" (vertiente de este deporte en la que el escalador va sin cuerdas ni anclajes; Se vale de su fuerza física y psicológica, y de técnica)... pero no era del todo así. La vida te golpea, pero también te premia. 

En el duro trabajo de escalar aquel muro que parecía no tener fin, encontré en las cuerdas del amor más puro, la sujeción a la vida. Nadie podía tirar de ellas para sacarme, pero me sujetaban... y sólo saber que ellos estaban al otro lado, era mi combustible. 

Hizo frío, estaba oscuro, tuve miedo, y por momentos parecía que no podía más... pero, como en toda gestación, llegaron las contracciones y con ellas el parto. Uno duro, laborioso... pero increíble. No he sido madre, pero puedo decir que -en cierta forma - he dado a luz a la nueva yo. Y a la vez de parturienta, al renacer, lloraba para llenar los pulmones. Llenarlos de aire nuevo, de nuevo. 

Volvía al mismo lugar, con la misma gente, en la misma dimensión... pero todo lucía diferente. No sé si llamarlo sentirse en paz o haber encontrado -de cierta manera - el punto de equilibrio y armonía... pero ahora se ve todo con más claridad, y cada día con más nitidez.  

Viví 30 años creyendo que vivía, pero la muerte me enseñó a vivir. 



jueves, 14 de abril de 2016

La leyenda del hilo rojo

Esta preciosa leyenda, también conocida como "El cordón rojo del destino", proviene del Asia Oriental. Unos dicen que de la cultura China y otros que de la Japonesa, pero sea de cual sea ambas versan lo mismo. "Un hilo rojo e invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper"

En China, la historia cuenta que "el abuelo de la Luna" sale cada noche a recorrer la Tierra para conocer a los recién nacidos, y entonces les ata el hilo rojo que decidirá su destino. 

En Japón, por su parte, cuentan que hace mucho tiempo un emperador se enteró que en su reino había una bruja poderosa con la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino, y la mandó a buscar para ordenarle que encontrase el otro extremo del suyo. Esta bruja finalizó su búsqueda en un mercado, en el puesto de una humilde campesina con su bebé en brazos. Al llevarlo allí y presentarle el otro lado de su hilo rojo, éste enfureció empujando a la campesina, que cayó ocasionándole una herida en la frente a la pequeña. Luego, el emperador, sintiéndose burlado por la bruja, la mandó a decapitar. 
Años más tarde, cuando hubo de casarse, su corte le recomendó desposar a la hija de un general muy poderoso. Éste aceptó y en su boda, al levantar el velo de la novia y descubrir la cicatriz en su frente, preguntó a qué se debía... y ella le contó la historia ocurrida aquel día en el mercado. 

Cualquiera de las dos historias nos llevan a lo mismo. Desde el momento en que nacemos, estamos destinados a encontrarnos. Si bien pienso que cada persona que llega a nuestra vida es por algún motivo, cierto es que hay personas que la marcan de manera única e inolvidable aunque hayan pasado como una ráfaga de viento. Así como hay quienes llegan a tu vida de la manera más insospechada y, sin importar el tiempo y la distancia, permanecen en ella per secula seculorum. 

Algunas religiones dhármicas como el budismo, hinduismo y jainismo, creen en el karma. Esa "ley cósmica" - o de la naturaleza - de relación causa-efecto, que inicia con la energía emanada de todos nuestros actos, pensamientos y palabras, volviendo a nosotros en consecuencia con ellos.

Según la filosofía kármica, las almas gemelas están destinadas a encontrarse de alguna manera, en algún momento y lugar precisos. A veces simples encuentros acotados a determinados lapsos de tiempo y con motivos específicos, y en otros casos, llegan para quedarse. Considera este tipo de conexión como "el complemento de cada individuo". No se refiere sólo a relaciones románticas, sino al amor en su estado más puro. No significa que encontrarás la felicidad absoluta a su lado, sino que -en cierta forma - esa persona es tu complemento y una vez "acoplados" se puede emprender juntos un viaje de profunda evolución que permita avanzar a ambos sin que ninguno entorpezca al otro. 

Podemos indagar y seguro encontraremos mil maneras de venir a decir lo mismo. Estemos destinados o no a encontrarnos, cada persona que conozcas dejará una huella en ti... así como tú la dejas en cada persona que conoces. Somos la consecuencia de nuestros actos y al final, tarde o temprano, recogemos lo que sembramos.  

Llamémoslo karmadestino, o que los tiempos de Dios son perfectos, pero los grandes cambios empiezan por pequeños actosCada día es una oportunidad de ser mejor, de crecer. Somos y vivimos en constante cambio... y en el cambio está la evolución, si así lo deseamos y trabajamos para ello. Ser franco contigo mismo y actuar en consecuencia, te eleva; Aprender de cada experiencia, te enriquece.

Cada persona es un mundo, una historia magnífica de la que podemos aprender mucho. Cada ser humano, por desgraciado que te parezca, puede aportar a tu vida más de lo que imaginas... En el momento en que empezamos a abrir los oídos y la mente, comprendemos cuanto hay ahí fuera por descubrir, aprender, atesorar. Y conforme vas interiorizando, te vas transformando en una esponja... y absorbes... y absorbes... y absorbes. Te impregnas de experiencias, emociones, lecciones de vida. 

Cuanto más aproveches cada una de estas oportunidades, cuanto más te enriquezcas, te eleves, crezcas y te desarrolles desde lo más profundo de tu yo, por y para ti mismo... más aportarás, también, a esos  "hilos rojos" o "almas gemelas" que la vida, Dios o el destino pongan en tu camino. 



viernes, 8 de abril de 2016

Cuando veas la luz


Cuando veas la luz, no sé si verás tu vida pasar como en una película, si tendrás miedo o si estarás preparad@... pero definitivamente, te arrepentirás. Te arrepentirás de aquellos besos que no diste, los abrazos que te guardaste, el vuelo que no emprendiste, los te quiero que callaste, los impulsos vitales que refrenaste, los trenes que dejaste pasar, el vestido que dejaste sin estrenar a la espera de una ocasión especial... Te arrepentirás.

Como bien dijo Marie von Ebner-Eschenbach "Cuando llega el momento en que se podría, ha pasado el momento en que se pudo". Cada oportunidad es única e irrepetible, pero casi nunca es demasiado tarde para intentar encontrar ese segundo chance. Aunque no lo creas, está ahí, sólo espera por ti. Creemos que viviremos para siempre, pero nuestro tiempo corre como la arena en el reloj. Es nuestro bien más preciado, el mejor regalo que nos da la vida y que podemos dar a quien y a lo que queramos. Si quieres ser eterno, haz de cada momento una vida, así tu vida será un momento. 

No hace falta lanzarse al abismo a ciegas, ni aceptar todo lo que venga porque es una "oportunidad", ni vivir como un caballo desbocado... es aprender a no desperdiciar las realmente valederas, a cogerlas cuando vienen y no dejarlas marchar. Pero, si por el motivo que fuere, así ha sido, entonces aprender a vislumbrar el camino que te lleve a retomarla y luchar hasta conseguirlo. Nada es para siempre, pero siempre puedes volver para encontrar lo que dejaste en el camino, disculparte cuando te equivocaste, continuar lo que dejaste en stand by. "Volver al origen no es retroceder", es otra forma de avanzar, redireccionar el camino... ése que tú quieras emprender. 

Cuando mires atrás, te arrepentirás... Pero también te llenará de orgullo cada error cometido, cada inversión equívoca, cada intento fallido, porque todos ellos te habrán hecho crecer, te habrán enseñado, habrán sido un aporte al conjunto de tu YO. 

Sal, lucha, lánzate... Equivócate, cambia, reinvéntate... ¡VIVE!. Permítete equivocarte. No son errores, son lecciones... oportunidades de enmendarte, crecer, innovar. Caer no es malo, es la razón para volver a levantarse. 

Emprende ese viaje que llevas tiempo deseando, envía esa carta que escribiste y guardas en el cajón, ahorra y trabaja duro por ese negocio de tus sueños. Libérate del peso de tener que hacerlo siempre todo bien. Somos humanos, nos equivocamos, aprendemos y avanzamos. Responsabilízate de tus actos. Haz lo que tengas que hacer, y cuando lo hagas, da lo mejor de ti. Entrégate y vívelo, porque lo único certero que tienes es el ahora. Disfruta ese pastel hipercalórico que está tan bueno, baila hasta que te duelan los pies... y un poquito más, ¿por qué no?; canta con el alma aunque te vean como si estuvieses loc@, abraza porque te sale del alma, y punto; besa con sentimiento, escápate al fin del mundo... Y cuando te equivoques, no te reproches... acepta, aprende, enmienda y avanza. La vida son dos días y a nuestro reloj de arena no se le puede dar la vuelta. 

¡Que tengas un hermoso fin de semana!