martes, 28 de octubre de 2014

Reordena y descarta

Cada ser humano es un mundo, eso está claro, pero creo que hay premisas fundamentales que nos sirven de común denominador a todos: Querernos, cuidarnos, darnos nuestro lugar, buscar la felicidad. En mi humilde experiencia, he encontrado ciertos fallos comunes a muchos de nosotros y hoy quiero hablarte de uno de ellos: Buscamos la felicidad en el lugar y persona equivocada...

Sí, así es. Para empezar hay un concepto que debemos tener muy claro: la felicidad está en ti... en nadie más y en ningún otro sitio. Puedes darle la vuelta al mundo, conocer a un millón de personas,  tocarte la lotería, enamorarte 20 veces y aún así no ser feliz ni un momento. Está en TI, porque eres TU quien decide serlo en lugar y momento. ante cualquier situación, circunstancia y detonante. Otra de las grandes cosas que aprendí de la gigante de mi madre es a disfrutar cada instante del gran valor de las pequeñas cosas: el sabor de un café,  sentir la brisa en el rostro, una buena compañía, una sonrisa, una caricia, una llamada... un silencio. No tiene precio aprender a disfrutar de verdad de esos pequeños grandes instantes, que son los sumandos que totalizan en tu felicidad. 

Cada uno de nosotros tenemos nuestra escala de valores, todas ellas respetables, nuestro orden de prioridades. La cuestión está en que nos satisfaga y nos sintamos bien cada día con aquello que hacemos, las decisiones que tomamos y cómo vivimos. Desde pequeña mi padre siempre me decía "Cada día, cuando vayas a la cama, consulta con tu almohada; haz un balance de tu día: qué has hecho hoy, qué has aprendido... Intenta que ésta cada día, o la mayoría de veces, sea positiva"

Hay quien rodeado de gente está solo, y quien estando "sólo", realmente vive acompañado.  Así como para cuidar de los demás, primero debes cuidar de ti. Creo que primero deberíamos aprender a valorar nuestra soledad (y disfrutar de ella), nuestro tiempo, nuestro yo en su conjunto para así después saber valorar y cuidar el de los demás, y sobre todo de aquellos que nos importan. Creo que cuando alguien aprende a disfrutar de sí mismo y en su propia compañía, no sólo se siente mejor consigo mismo, sino que disfruta más de la compañía de demás... y creo que una de las razones es porque estar acompañado, para este tipo de personas, es una elección y no una necesidad. 

Descarta de tu vida todo aquel/aquello que te hace daño, que no te aporta nada  positivo o que en resumen no es un sumando a tu vida. Cuando estás en la cresta de la ola, eres querido y deseado por todos... cuando no es así, cuando estás en la sima (que no cima!, recalco la diferencia) descubres quién es quién y qué lugar ocupa cada uno en tu vida... en todos los sentidos. Te llevarás muchas decepciones, nos ha pasado a todos, pero también te llevarás grandes sorpresas... la vida, más de una vez, te tiene deparadas cosas que no podrías imaginar, y muchas veces esos momentos terribles desencadenan en algo muy bueno que no habrías siquiera imaginado. 

Muchas veces puedes llevarte decepciones no porque quien esté frente a ti no sea bueno, sino porque no lo tienes en el lugar o posición correcta en tu vida. Cada persona que entra en nuestras vidas tiene una "función" que tarde o temprano descubriremos. Todos, el que más y el que menos, dejan una pequeña (o gran) huella, una enseñanza, una anécdota.... Son estas las cosas que debemos atesorar, y no lo negativo... que a fin de cuentas son sustraendos.. Lo que sí debemos conservar de estos "sustraendos" son los aprendizajes que nos dejan. Cometer un error una vez, está permitido; dos veces es de tontos y ser repetitivos es no aprender y caminar en círculos. 

Mi conclusión de hoy es: Aprende a conocerte, quererte, disfrutar de ti mism@; Descarta de tu vida todo aquello que ponga en negativo la balanza de tu vida. No sufras por lo que no puedes cambiar. Aprende a colocar a cada uno en el lugar que le corresponde. y, por último, recuerda que tu y sólo tu eres dueño de tu vida y tu felicidad.

Buenas tardes y gracias por leerme.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Para cuidar a los demás, primero cuida de ti.


En esta ocasión quiero hablar de lo importante que es cuidar de ti. Cuando estamos mal por el motivo que sea: depresión, una enfermedad, etc, nuestra primera reacción -obviamente- es querer (o aparentar) estar bien. Tendemos a querer cuidar de nuestra imagen ante los seres que nos importan, para no verles sufrir por nosotros (o incluso para no mostrar vulnerabilidad). En mi humilde experiencia, he visto un error muy recurrente: queriendo preocuparnos por los demás, nos olvidamos muchas veces de nosotros mismos. Lo que es un grave error ya que, al menos en estos casos y en mi humilde opinión, el orden de los factores altera el producto. 

Para cuidar de los demás (o simplemente de tu imagen), primero debes cuidar de ti. Esto suena tonto y redundante, pero no lo es. Si te preocupas por emanar una cierta imagen que no viene trabajada desde dentro, no estarías solucionando nada sino que estarías simplemente reflejando un espejismo, lo que a la larga agravaría la complejidad de la situación. Si armas un castillo de naipes, tarde o temprano acabará cayendo y los daños serán peores.... para tí, para los que te rodean e incluso para esa imagen que quieres preservar. Si consigues verte bien, sentirte bien contigo mism@, los demás te verán bien, en pie y luchando. Si realmente te preocupan las personas que quieres, empieza por quererte, cuidarte y mejorarte. Ellos estarán mejor que si te ven haciendo lo mejor que esté en ti para salir adelante, sea la situación que sea,  y no hundid@, abandonad@, descuidad@. 

Una de las tantísimas cosas valiosas que aprendí de mi madre, y que admiré siempre, fue su coquetería. Daba igual lo mal que se sintiera, lo que fuese a hacer o dónde estuviese, ella siempre estaba arreglada. Nunca le faltaba un peine, un labial y un perfume en el bolso. Siempre iba conjuntada, aunque fuese para limpiar la casa, y siempre me decía: "Laurita, en casa no hay que estar en pijama. Levántate, vístete y actívate". Puedes estar más o menos arreglada, pero no descuidada y con tus "trapos viejos". Sin darme cuenta, crecí con esa filosofía y de mayor me di cuenta que cuanto más triste, decaída o molesta estaba, más me arreglaba ( no me pongo un vestido de noche, aclaro, pero sí me esmo más en el maquillaje, en conjuntarme o en ponerme mi perfume favorito). Esto también, en mi caso,  es mi forma de darle batalla a ese malestar físico o emocional. Cada uno tiene si manera, ésta es una de las mías... Ya sabes, "al mal tiempo, buena cara".

En la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) conocí una chica joven como yo, que es madre de dos hijos pequeños. Está empezando su tratamiento y, como es normal, todo le afecta más. Ese duro golpe de ver al espejo (o hasta en el cristal de la ventana) y no reconocerte... pero, como hablaba con ella, hay que ser fuerte y no dejarte vencer. Es duro, sobre todo al principio, pero aunque te sientas mal como para no poder salir a la calle, te pones guapa para estar en casa. Puedes estar guapa hasta en chándal, si quieres. Combínate, maquíllate; haz todo aquello que te haga sentir mejor. Que cada vez te moleste menos ver ese reflejo. En nuestro caso, la falta de cabello, cejas, pestañas y ese color de la piel amarillento nos hace sentir aún más enfermas. De ahí que nos recalquen tanto poner atención a estos detalles. Parece una tontería, pero no lo es. Si lo haces, no sólo te estarás ayudando a ti misma, sino a quienes te rodean. No sólo te ven sufrir, sino que te ven desmejorada y esto también les afecta.

Pero ésto no es sólo cuando tienes cáncer o estás mal por cualquier otra enfermedad. Cuando tienes fiebre, si quieres que baje tomas un paracetamol, te pones paños de agua fría en la cabeza para aliviar el dolor o hasta te das duchas de agua fría/fresca, no?... pues lo mismo pasa con el alma. Cuando no estás bien tienes que buscar aquello que pueda ser tu "medicina" o ése pañito de agua fría en la frente. Nadie mejor que tu puede conocerla. Pero incluso poniendo lo mejor de tu parte, ese parecetamol no ayuda del todo y los pañitos no calman tu malestar... es entonces cuando vas al hospital... y lo mismo ocurre en ámbito emocional. Eres un ser humano, y todos tenemos nuestras limitaciones. Aceptar que te ves sobrepasado por una situación, no es sinónimo de ser débil o incapaz, sino todo lo contrario. Como dije días atrás, aceptar es el primer paso y tu encendida de motores. Hay quien no estará de acuerdo conmigo, quien sigue pensando que recurrir a ayuda profesional es sinónimo de estar loco... pero en mi opinión no es así. Es más bien sinónimo de fortaleza, entereza y ganas de recuperarte, estar bien... y, créeme, no todos tienen la "valentía" de hacerlo y trabajar duro para conseguirlo.

Mi conclusión de hoy es: la mejor demostración de amor que puedes dar a quienes sufren por verte mal (sea por el motivo que sea), es luchando. Dios dice: "ayúdate, que yo te ayudaré". Salir adelante no siempre es fácil, pero nunca imposible. Acepta, enciende motores y pon la primera marcha... Si caemos mil veces, nos levantamos mil y una.

Ánimo, fuerza y fe!

Buenas tardes y gracias por leerme. 


miércoles, 15 de octubre de 2014

La aceptación.

Hace ya casi 3-4 días que buscaba un rato para escribir. Es increíble, pero aún estando de baja sigo siendo un terremoto. No paro hasta que el cuerpo me dice “bate´ria baja” en rojo, negritas y subrayado. Hoy quiero hablar del paso que muchas veces, a mi parecer, es el más difícil de dar.

En la vida siempre se nos presentarán adversidades de mayor o menor envergadura. Puede ser la pérdida de un ser querido, de un empleo, una relación enviciada o una enfermedad. Sea cual sea, el paso fundamental para avanzar es la aceptación. Puedes intentar esquivarlo como se esquivan las balas en The Matrix, rehuirle, ignorarlo... pero hasta que no lo aceptes,no podrás afrontarlo. Si no lo afrontas, no lo resuelves y no avanzas. Te estancas en una espiral o círculo vicioso. Digamos que aceptar es comparable a la encendida de motores. Si no Enciendes el motor, no podrás mover el coche.

Todo tiene su proceso y cada uno necesita su tiempo, pero no se puede luchar contra un enemigo que no admites tener. En el caso que me ataña, hablar de cáncer siempre da miedo...y mucho, pero como bien sabes, está en cada uno de nosotros afrontarlo de una manera u otra. Yo debo reconocer que contaba con ventaja porque, desgraciadamente, tenía algo de experiencia con el proceso a seguir y parte de sus consecuencias al corto y mediano plazo tanto para mi como para la gente que me rodea.

 La incertidumbre, en mi opinión, es uno de los principales desencadenantes del miedo. Tememos a lo desconocido, al sufrimiento, a las secuelas... y, además, tendemos a atesorar las historias terribles que hemos oído y visto en noticias y películas dramáticas. Pero también las hay con final feliz, y aunque no las hubieres oído, tu podrías ser esa primera buena historia... siempre y cuando quieras serlo. Mira el caso de Teresa, la auxiliar de enfermería infectada de Ébola. Dejando completamente de lado opiniones políticas o críticas sobre el tema, la chica está luchando como una campeona. Si bien es cierto que está recibiendo todo lo mejor que se le puede dar y la están cuidando al máximo, ella desde el principio dijo "yo voy a salir de esta, tengo que salir de esta" y está luchando por ello, aferrándose a la vida con uñas y dientes. 

La tecnología ha avanzado muchísimo, al igual que la medicina lo hace día tras día. El tratamiento -para el cáncer- es duro, claro que si. Y llegan momentos en que te flaquean las fuerzas y lo ves todo gris y cuesta arriba... pero tienes que ser fuerte y positivo. Desmitificar y desdramatizar la enfermedad, y luchar por la vida.

Hace unas semanas, en la AECC, conocí a una señora rebosante de energía. Me contó que fue al médico porque llevaba tiempo, según ella pensaba, con un "desgarre muscular " que no le daban curado, pero resultó ser cáncer de pulmón con metástasis. Entonces le dieron un 50% de probabilidades, y la mujer lleva dos años y contando! La frase que más me gustó de ella fue "¿tu sabes lo que hago yo con un 50%?... vamos, eso es una barbaridad!!" 

Antes he dicho desdramatizar, si, y es muy importante. No sólo ante esta u otras enfermedades aún peores, sino ante todo lo que nos acontezca. No es el fin del mundo. Mientras hay vida, hay esperanza... SIEMPRE. Y lo último que tienes que hacer ante cualquier adversidad es rendirte. Como dice mi padre "la realidad no la puedes cambiar, pero puedes - y tienes- que adaptarte a ella."

Podría seguir contándote historias, pero no quiero hacerme eterna. Quiero sólo dejarte una última reflexión: Puedes tener todas las oportunidades del mundo, pero si no tienes una actitud positiva y no luchas por lo que quieres, no llegarás a ninguna parte... o al menos, no a nada positivo. 

Buenas noches y gracias por leerme. 



sábado, 11 de octubre de 2014

¡Bienvenid@ a mi blog!

 Nos pasamos la vida viendo hacia el mañana, esperando un futuro mejor y, muchos, luchando por él… otros, esperando que éste llegue. No sabemos las vueltas que da la vida, ni qué pueda pasar dentro de cinco minutos… quizás no sea nada trascendental, pero – créeme -  las cosas más trascendentales muchas veces pasan dentro de esos cinco minutos que nunca esperabas.

La vida puede darte un vuelco en un minuto, y cambiarlo todo para siempre. Pero está en nosotros hacer que ese para siempre sea para mejor. Las malas noticias, las heridas, el dolor, son – la mayoría de las veces – las que nos hacen crecer, ser más fuertes si así lo deseamos.

Hace 4 meses mi vida dio un vuelco que no podría siquiera imaginar ni en mis peores pesadillas y podría haberlo tomado muy mal, sentirme castigada por la vida… pero eso habría sido un grave error, pues está siendo un momento “especial” en el más amplio sentido de la palabra y toda una oportunidad de cambio, de reinventarme y sacar mi mejor cara, lo mejor de mí y de quienes me rodean.

La vida es lo que cada uno de nosotros quiere que sea, por lo que tanto los buenos como los malos momentos son siempre oportunidades de éxito, mejora, recapacitación, reordenación… pero está en ti enfocarlo de esa forma y hacer todo lo que puedas para que así sea.

El pasado mes de Julio cumplí 30 años y pasé el día de mi cumpleaños recibiendo mi primera sesión de quimioterapia. Tengo cáncer mama y me fue diagnosticado un mes después de que mi madre partiera por la misma enfermedad. Podría decir que es terrible, porque lo es, pero a su vez te puedo asegurar que, como he dicho antes, es una posibilidad que me está dando la vida para reinventarme y sacar las fuerzas de donde pensé que ya no quedaban. El ser humano es increíble, y aún bastante ignorante de la gran fuerza de su mente.

Me he decido por fin a abrir mi blog no sólo para contarte mi experiencia, sino para demostrarte que si tu quieres, puedes… ¡siempre!