miércoles, 22 de junio de 2016

Musicoterapia

Cuántas veces no nos hemos encontrado algo melancólicos oyendo canciones como "The scientist", "Don't speak", "Nothing compairs to you", "Everybody hurts" o similares. Algunos dirían que torturándonos, yo diría -si es un su justa medida- ayudándonos a fluir nuestras emociones. Viviéndolas, dejándolas salir y avanzando con ellas.


Así como el movimiento es vida, la música también lo es. Creo que es muy difícil no emocionarse con ella, no sentir nada. A quién no se le eriza la piel con Las Cuatro Estaciones de Vivaldi, La Traviata o Caruso, Quién no se transporta mentalmente con Vivo Per Lei, November Rain o Nothing Else Matters; Cómo no mover el esqueleto oyendo a Celia Cruz, Gilberto Santa Rosa o Juan Luis Guerra; A quién no se le remueve el corazoncito con clásicos como I will always love you, When a man loves a woman o Lo dejaría todo.

En su momento, Aristóteles habló de la Teoría de Ethos, según la cual con la música se puede cambiar el estado anímico de las personas. Teoría que hoy en día es parte de la base científica de la conocida Musicoterapia. Ethos es una palabra griega que significa "costumbre y conducta". Por aquel entonces, en la antigua Grecia comenzaba a creerse que la música producía pasiones y estados de ánimo.

Según la WFMT (Word Federation of Music Therapy) la musicoterapia "es la utilización de la música y/o de sus elementos (sonido, ritmo, melodía y armonía) por un musicoterapeuta calificado, con un paciente o grupo, en un proceso destinado a facilitar y promover comunicación, aprendizaje, movilización, expresión, organización u otros objetivos terapéuticos relevantes, a fin de asistir a las necesidades físicas, psíquicas, sociales y cognitivas" 

Se considera especialmente recomendable para niños y adultos con problemas para expresarse, como por ejemplo, aquellos con hiperactividad y déficit de atención, con discapacidad física, psíquica o sensorial, que hayan sufrido experiencias traumáticas, etc Así como también para personas mayores.

Entre sus beneficios encontramos que:

  • Estimula la memoria y atención
  • Mejora la movilidad y coordinación
  • Disminuye la ansiedad y el estrés
  • Incentiva la creatividad
  • Ayuda a mantener / mejorar las habilidades verbales
  • Promueve la exteriorización de las emociones
  • Fomenta la comunicación e interacción social
  • Mejora el estado de ánimo y autoestima

Esta terapia tiene dos formas de actuación: activa y receptiva. La activa, cantar, tocar algún instrumento, escuchar música, etc; la receptiva se refiere a la relajación a través de la música. Busca potenciar lo que la persona puede llegar a ser, hacer o expresar.

Una vez dicho esto, considero obligatorio comentar que, en mi opinión, no necesitamos tener alguna discapacidad, trauma o problema grave para aprender a sacarle el máximo provecho al placer de disfrutar de la música y sus beneficios. Nadie nos conoce mejor que nosotros mismos, por lo que nadie mejor que tú para sacarte el máximo partido y ayudarte cuando lo necesites, de la manera más acertada.

Puedes usar la música más allá que para distraerte, pasar el tiempo, divertirte o llorar. Puedes usarla para ayudarte a modificar estados de ánimo según tu conveniencia y necesidades. Así como te pones cierta música según el entrenamiento que vayas a realizar, puedes hacer algo similar en el resto de aspectos.

Crea la banda sonora de tu vida y aplícala a tu conveniencia. Esa guitarra española para los momentos románticos; algo de piano, cuencos tibetanos o música instrumental para relajarte; Esas canciones que te hacían vibrar para cuando quieras recargarte las pilas o estés con cierto desánimo, o incluso canciones que te ayuden a la concentración.





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