A principios de verano, estaba en un emotivo evento y se me acercó una señora que aún no conocía. Me miró a los ojos y sonriendo me abrazó con tal ímpetu, energía y cariño, que me conmovió. Dijo tanto sin haber abierto la boca, que sólo podía ser correspondido con un gesto similar.
No sé dónde leí hace mucho, que un abrazo puede salvar un vida... y desde aquel momento no tuve duda de que era así. No es que un abrazo obre un milagro divino, sino que con él podemos darle a alguien la fuerza y ganas de vivir en momentos de flaqueza.
No hace falta buscar mucho en la red para encontrar cantidad de experimentos callejeros, como los famosos "Abrazos gratis". Videos, algunos, realmente conmovedores que nos transportan por unos minutos por cantidad de emociones, todas ellas de considerable intensidad.
Te invito a ver uno de ellos. Cuando lo hagas, fíjate en los rostros de satisfacción, en la sinceridad del gesto de muchos de ellos.
Los 4 beneficios fundamentales que éstos nos aportan son: fortaleza, seguridad, confianza y protección. En un gesto tan sencillo como éste, damos y recibimos cantidad de energía. Podemos sentir todo lo que la otra persona nos transmite. De hecho, está demostrado que con él se liberan endorfinas y es tal su poder que hasta se considera una terapia generadora de bienestar.
La abrazoteriapia es empleada como una terapia coadyudante en tratamientos para trastornos, como por ejemplo, los trastornos depresivos.
Los abrazos ayudan reducir la presión arterial, cefalea, ansiedad, la sensación de soledad, el estrés, la depresión, el miedo... Fortalecen la autoestima, estimula los sentidos, aportan quietud, paz, y además, la liberación de oxitocina ayuda a estrechar lazos afectivos. Como si todo esto fuera poco, son grandes ansiolíticos y aumentan la liberación de dopamina.
Sabiendo todo esto, ¿vas a dejar pasar un día más sin abrazar y ser abrazado?
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